Nieve de sustancias corrosivas en Marte

Nieve de peróxido de hidrógeno


Resumen (07 de agosto de 2006): Las tormentas de polvo en el amplio planeta que de vez en cuando cubren Marte con un manto rojo, podrían estar produciendo una nieve de sustancias químicas corrosivas, incluido el peróxido de hidrógeno, que sería tóxico para la vida, según dos nuevos estudios publicados en la edición más reciente del diario Astrobiology.


Nieve de peróxido de hidrógeno


Resumen (07 de agosto de 2006): Las tormentas de polvo en el amplio planeta que de vez en cuando cubren Marte con un manto rojo, podrían estar produciendo una nieve de sustancias químicas corrosivas, incluido el peróxido de hidrógeno, que sería tóxico para la vida, según dos nuevos estudios publicados en la edición más reciente del diario Astrobiology.


Basado en un informe de Berkeley

Concepción artística de una tormenta de polvo marciana, mostrando cómo las cargas eléctricas se forman igual que en las tormentas terrestres. Aunque en la Tierra los relámpagos son frecuentes, no hay indicios de relámpagos en las tormentas de Marte.  Crédito: NASA
Concepción artística de una tormenta de polvo marciana, mostrando cómo las cargas eléctricas se forman igual que en las tormentas terrestres. Aunque en la Tierra los relámpagos son frecuentes, no hay indicios de relámpagos en las tormentas de Marte.
Crédito: NASA


Las tormentas de polvo en el amplio planeta que de vez en cuando cubren Marte con un manto rojo, podrían estar produciendo una nieve de sustancias químicas corrosivas, incluido el peróxido de hidrógeno, que sería tóxico para la vida, según dos nuevos estudios publicados en la edición más reciente del diario Astrobiology.

Basándose en los estudios de campo sobre la Tierra, los experimentos de laboratorio y el modelado teórico, los investigadores argumentan que la oxidación de sustancias químicas podría ser producida por la electricidad estática generada en las polvaredas acumuladas, que a menudo ocultan la superficie durante meses, dijo el físico Gregory T. Delory de la Universidad de California, Berkeley, autor principal de uno de los informes. Si estas sustancias químicas se han producido con regularidad durante los últimos 3 mil millones de años, cuando Marte era supuestamente seco y polvoriento, el peróxido acumulado en la superficie podría haber construido niveles que destruirían 'la vida como la conocemos', dijo.

'De ser cierto, esto afecta muchísimo a la interpretación de las mediciones del suelo hechas por la Viking Lander en los años 1970', dijo Delory, colaborador principal del Laboratorio de Ciencias Espaciales de Universidad de California en Berkeley. El objetivo principal de la misión Viking, compuesta por dos naves espaciales lanzadas por la NASA en 1975, fue analizar el suelo rojo de Marte en busca de signos de vida. En 1976, dos vehículos de aterrizaje, a bordo de la nave espacial, se establecieron en la superficie marciana y realizaron cuatro análisis separados, incluidos algunos que implicaban la adición de sustancias nutritivas y agua al suelo con el propósito de producir gas, lo cual podría ser un signo revelador de la existencia de microorganismos.

Los análisis no fueron concluyentes porque los gases sólo se produjeron brevemente, y los otros instrumentos no encontraron ningún rastro de los materiales orgánicos que se esperarían si la vida estuviera presente. Estos resultados son más indicativos de una reacción química que de la presencia de vida, dijo Delory.

'El comité aún tiene duda de la existencia de vida en Marte, pero es evidente que Marte tiene unas condiciones químicas muy reactivas en el suelo', dijo. 'Es posible que pudieran haber efectos corrosivos que, a largo plazo, deteriorarían los equipos y los materiales debido a los oxidantes del suelo marciano y al polvo'.

En general, dijo, 'la intensa exposición ultravioleta, las bajas temperaturas, la carencia de agua y los oxidantes en el suelo dificultarían a cualquier microbio el sobrevivir en Marte'.

El artículo de Delory y sus colegas que aparece en la edición de junio de Astrobiology demuestra que los campos eléctricos generados por las tormentas y los tornados más pequeños, llamados “diablos de polvo”, podrían desintegrar el dióxido de carbono y las moléculas de agua, permitiéndoles combinarse de nuevo formando peróxido de hidrógeno o superóxidos más complejos. Todos estos oxidantes reaccionan fácilmente y destruyen otras moléculas, incluyendo las moléculas orgánicas asociadas a la vida.

Un segundo informe, coproducido por Delory, demuestra que estos oxidantes podrían formar y alcanzar tales concentraciones cerca del suelo durante una tormenta, condensándose en forma de nieve, contaminando las capas superiores del suelo. Según el autor principal, Sushil K. Atreya, del Departamento de Ciencias Atmosféricas, Oceánicas y Espaciales en la Universidad de Michigan, los superoxidantes no sólo podrían destruir el material orgánico de Marte, sino también acelerar la pérdida de metano en la atmósfera.

La Viking Lander-1 (1979) mostró unos cambios dramáticos durante la actividad de una tormenta de polvo. La apariencia del cielo mostró cambios con el contenido atmosférico de polvo. Aunque los colores muestran que están procesados, no son reales, muestran cambios relativos en la opacidad atmosférica de muchos soles (sol es el nombre con el que se denomina la duración del día marciano, que equivale a unas 24.66 horas terrestres).    Crédito: JPL/NASA
La Viking Lander-1 (1979) mostró unos cambios dramáticos durante la actividad de una tormenta de polvo. La apariencia del cielo mostró cambios con el contenido atmosférico de polvo. Aunque los colores muestran que están procesados, no son reales, muestran cambios relativos en la opacidad atmosférica de muchos soles (sol es el nombre con el que se denomina la duración del día marciano, que equivale a unas 24.66 horas terrestres).
Crédito: JPL/NASA


Los coautores de los informes pertenecen al Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA; a la Universidad de Michigan; a la Universidad de Duke; a la Universidad de Washington, Seattle; y a la Universidad de Bristol en Inglaterra.

Delory y sus colegas han estado estudiando los “diablos de polvo” en el suroeste americano para entender cómo se produce la electricidad en tales tormentas y cómo los campos eléctricos afectarían a las moléculas del aire – en particular, a las moléculas como las de la delgada atmósfera marciana.

'Tratamos de observar los rasgos que hacen a un planeta habitable o inhabitable, tanto para que la vida se desarrolle allí como para la que traigamos de fuera' dijo.

Según estos estudios, él y sus colegas usaron los modelos de física del plasma para entender cómo las partículas de polvo que rozan entre sí durante una tormenta se cargan positiva y negativamente, así como el modo en que la electricidad estática aumenta cuando andamos sobre una alfombra, o la electricidad que se produce en los nubarrones. Aunque no haya ninguna prueba de la descarga de relámpagos en Marte, el campo eléctrico generado al cargarse las partículas aisladas en una tormenta de polvo, pudieron acelerar los electrones a velocidades suficientes para golpear las moléculas separadas, descubrieron Delory y sus colegas.

”Desde nuestro campo de trabajo, sabemos que los fuertes campos eléctricos son generados por las tormentas de polvo de la Tierra. También, los experimentos de laboratorio y los estudios teóricos indican que las condiciones de la atmósfera marciana deberían producir, allí también, fuertes campos eléctricos durante las tormentas de polvo', dijo el coautor Dr. Guillermo Farrell del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.

Ya que el vapor de agua y el dióxido de carbono son las moléculas más frecuentes en la atmósfera marciana, los iones con más probabilidad de formarse son el hidrógeno, el hidroxilo (AH) y el monóxido de carbono (CO). Un producto de su combinación, según el segundo estudio, sería el peróxido de hidrógeno (H2O2). En concentraciones bastante altas, el peróxido se condensaría dando lugar a un sólido y caería del aire.

Si este hecho se ha dado en Marte la mayor parte de su historia, el peróxido acumulado en el suelo podría haber falseado los experimentos de la Viking en busca de vida. Mientras que los experimentos de emisión radiactiva y de intercambio de gases sobre los vehículos de aterrizaje detectaron el gas cuando el agua y las sustancias nutritivas fueron añadidas al suelo marciano, el experimento del espectrómetro de masas de los vehículos de aterrizaje no encontró ninguna materia orgánica.

Gregory Delory con una furgoneta instrumentada para medir campos eléctricos que solía usar para perseguir a los “diablos de polvo” alrededor de Arizona (2002).   Crédito: Gregory Delory/UC Berkeley
Gregory Delory con una furgoneta instrumentada para medir campos eléctricos que solía usar para perseguir a los “diablos de polvo” alrededor de Arizona (2002).
Crédito: Gregory Delory/UC Berkeley


En ese momento, los investigadores sugirieron que los compuestos muy reactivos del suelo, quizás el peróxido de hidrógeno o el ozono, pudieran haber causado las mediciones, imitando la respuesta de los organismos vivos. Otros sugirieron un posible origen para estos oxidantes: reacciones químicas en la atmósfera catalizadas por la luz ultravioleta del sol, que es más intensa debido a la delgada atmósfera de Marte. Sin embargo, los niveles predichos eran mucho más bajos de los necesarios para producir los resultados de la Viking.

La producción de oxidantes por las tormentas de polvo y los “diablos de polvo”, que parecen ser frecuentes en Marte, sería suficiente para originar las observaciones de la Viking, dijo Delory. Hace treinta años, algunos investigadores consideraron la posibilidad de que las tormentas de polvo podrían ser eléctricamente activas, como las tormentas de la Tierra, y que estas tormentas podrían ser la fuente de la nueva química reactiva. Pero esto había sido indemostrable hasta ahora.

”La presencia de peróxido podría explicar el dilema que habíamos tenido con Marte, pero aún hay mucho que no entendemos sobre la química de la atmósfera y sobre los suelos del planeta”, dijo.

La teoría podría ser probada más adelante con un sensor de campo eléctrico junto con un sistema químico atmosférico en un futuro vehículo de aterrizaje de Marte, de acuerdo con los miembros del equipo.

El equipo incluye a Delory, Atreya, Farrell y Nilton Renno y Ah-San Wong de la Universidad de Michigan; Steven Cummer de la Universidad de Duke, Durham, N.C.; Davis Sentman de la Universidad de Alaska; John Marshall del Instituto SETI en Mountain View, California; Scot Rafkin del Instituto de Investigación del Suroeste en San Antonio, Texas; y David Catling de la Universidad de Washington.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.