La vida en el Universo

Por Raúl Roberto Podestá 

Gliese 581, uno de los exoplanetas más similares a la Tierra de todos los que se han detectado hasta hoy

Cuando hablamos de Astrobiología estamos diciendo algo de la vida en los cuerpos celestes estos son los planetas y satélites, partiendo de la Panspermia: Teoría antigua de la formación de vida, formulada por S. Arrhenius, según la cual los brotes vivos estarían en todas partes.
Solo con mirar hacia arriba en una noche estrellada nos invade un sobrecogimiento de admiración y soledad, comenzando casi inmediatamente los interrogantes, Somos los únicos? , y sino Como hablar con ellos?, Serán Inteligentes? Serán meros organismos o unidades biológicas sin inteligencia? .
La respuesta proviene al principio de suponer que debe haber en tan vasto Universo miles y quizás más de formas diferentes de vida, desde las más elementales formas o unidades biológicas hasta las más complejas, como nosotros o más.
Para hablar de formas inteligentes como nosotros o más debemos partir de supuestos probabilísticos e intentar cuantificar este supuesto: estamos hablando de la Ecuación de Frank Drake (Astrofísico Norteamericano), esta es:

Por Raúl Roberto Podestá 

Gliese 581, uno de los exoplanetas más similares a la Tierra de todos los que se han detectado hasta hoy

Cuando hablamos de Astrobiología estamos diciendo algo de la vida en los cuerpos celestes estos son los planetas y satélites, partiendo de la Panspermia: Teoría antigua de la formación de vida, formulada por S. Arrhenius, según la cual los brotes vivos estarían en todas partes.
Solo con mirar hacia arriba en una noche estrellada nos invade un sobrecogimiento de admiración y soledad, comenzando casi inmediatamente los interrogantes, Somos los únicos? , y sino Como hablar con ellos?, Serán Inteligentes? Serán meros organismos o unidades biológicas sin inteligencia? .
La respuesta proviene al principio de suponer que debe haber en tan vasto Universo miles y quizás más de formas diferentes de vida, desde las más elementales formas o unidades biológicas hasta las más complejas, como nosotros o más.
Para hablar de formas inteligentes como nosotros o más debemos partir de supuestos probabilísticos e intentar cuantificar este supuesto: estamos hablando de la Ecuación de Frank Drake (Astrofísico Norteamericano), esta es:

 

Las bacterias son los organismos más resistentes al medio espacial

N=N*fpnef1fifcfL donde: 
N = número de civilizaciones técnicas avanzadas en la Galaxia.
N* = número de Estrellas en la Galaxia
fp = fracción de Estrellas que tienen Sistemas Planetarios
ne = número de Planetas en un Sistema dado que son ecológicamente adecuados para la vida.
f1 = fracción de Planetas habitados en los que una forma de vida inteligente evoluciona.
fc = fracción de Planetas habitados por seres inteligentes en los que se desarrolla una civilización técnica comunicativa.
fL = fracción de una vida planetaria con una civilización técnica.
Como es fácil de observar todas las f tienen un valor entre 0 y 1, reduciendo la N final.
Estos siete factores son los cimientos que dan origen a los Proyectos de Búsqueda de Vida Inteligente como es el SETI , sin olvidarnos de  mencionar al Proyecto Ozma que era el Programa de Investigación de los Estados Unidos para la verificación Radioastronómica de Vida Inteligente sobre cuerpos celestes extraños.
Todo esto y además de posibles rastros de bacterias fosilizadas en meteoritos, me dan la pauta de que “La vida en el Universo se adapta al clima o los rigores del medio ambiente en donde por la fuerza misma de la Físico – Química Biológica lo realiza en forma espontánea” (Raúl Podestá).
"Galaxias por millones, Estrellas (Soles) por millones, Sistemas Planetarios por millones y Planetas por millones hacen de que la vida se dé por millones." Raúl Podestá.

Raúl Roberto Podestá (Presidente LIADA)

Búsqueda de genomas extraterrestres

 

El meteorito marciano que contiene posibles bacterias fosilizadas

Una nueva tecnología de detección y análisis genómicos podría constituir un paso adelante en un controvertido campo de estudio. Algunas hipótesis plantean la posibilidad de que las primeras formas de vida de la Tierra no se originasen aquí sino en otro astro.

Entre los astros candidatos, figurarían los cometas, a los que ya se atribuye una posible contribución a las condiciones de habitabilidad de la Tierra aportando agua y quizá algunos otros ingredientes básicos para la vida. Según esas hipótesis del origen extraterrestre de la vida de nuestro mundo, los cometas pudieron ser, en la infancia del sistema solar, ambientes aptos para una evolución química que condujese a la formación de microorganismos simples.

Otro candidato al origen de la vida terrestre es Marte, planeta vecino de la Tierra y el más parecido a ella de todos los del sistema solar.

Existe la posibilidad, en opinión de un sector de la comunidad científica, de que toda la vida en la Tierra descienda de organismos que se originaron en el planeta rojo y llegaron aquí a bordo de meteoritos. Si ese es el caso, un instrumento que está siendo desarrollado por investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), en Estados Unidos, y la Universidad de Harvard, en el mismo país, podría proporcionar las pruebas definitivas.

A fin de detectar señales de vida pasada o incluso actual en Marte, una prometedora estrategia para el caso de que la vida terrestre esté relacionada con la marciana sería buscar ADN o ARN, y específicamente, secuencias particulares de estas moléculas que son casi universales en todas las formas de vida terrestre. Ésta es la estrategia perseguida por Christopher Carr, Clarissa Lui y Maria Zuber del MIT, y Gary Ruvkun de la Universidad de Harvard, quienes idearon el instrumento y formaron el equipo inicial.

Lui ha presentado recientemente un resumen de las características técnicas básicas del instrumento en el que el grupo trabaja, un dispositivo que servirá para lo que se define como Búsqueda de Genomas ExtraTerrestres (SETG, por sus siglas en inglés). Así, a las sugerentes siglas científicas de SETI (Búsqueda de Inteligencias ExtraTerrestres) y de CETI (Comunicación con Inteligencias ExtraTerrestres), se les suman ahora las de SETG.

La idea subyacente en el concepto SETG se basa en varios hechos que ya han sido comprobados en los últimos años.

En primer lugar, en la infancia del sistema planetario, los climas de Marte y la Tierra eran mucho más similares de lo que son ahora, hasta el punto de que las formas de vida que poseyera uno de ambos planetas, muy probablemente habrían podido sobrevivir en el otro.

 

El meteorito marciano que contiene posibles bacterias fosilizadas

Una nueva tecnología de detección y análisis genómicos podría constituir un paso adelante en un controvertido campo de estudio. Algunas hipótesis plantean la posibilidad de que las primeras formas de vida de la Tierra no se originasen aquí sino en otro astro.

Entre los astros candidatos, figurarían los cometas, a los que ya se atribuye una posible contribución a las condiciones de habitabilidad de la Tierra aportando agua y quizá algunos otros ingredientes básicos para la vida. Según esas hipótesis del origen extraterrestre de la vida de nuestro mundo, los cometas pudieron ser, en la infancia del sistema solar, ambientes aptos para una evolución química que condujese a la formación de microorganismos simples.

Otro candidato al origen de la vida terrestre es Marte, planeta vecino de la Tierra y el más parecido a ella de todos los del sistema solar.

Existe la posibilidad, en opinión de un sector de la comunidad científica, de que toda la vida en la Tierra descienda de organismos que se originaron en el planeta rojo y llegaron aquí a bordo de meteoritos. Si ese es el caso, un instrumento que está siendo desarrollado por investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), en Estados Unidos, y la Universidad de Harvard, en el mismo país, podría proporcionar las pruebas definitivas.

A fin de detectar señales de vida pasada o incluso actual en Marte, una prometedora estrategia para el caso de que la vida terrestre esté relacionada con la marciana sería buscar ADN o ARN, y específicamente, secuencias particulares de estas moléculas que son casi universales en todas las formas de vida terrestre. Ésta es la estrategia perseguida por Christopher Carr, Clarissa Lui y Maria Zuber del MIT, y Gary Ruvkun de la Universidad de Harvard, quienes idearon el instrumento y formaron el equipo inicial.

Lui ha presentado recientemente un resumen de las características técnicas básicas del instrumento en el que el grupo trabaja, un dispositivo que servirá para lo que se define como Búsqueda de Genomas ExtraTerrestres (SETG, por sus siglas en inglés). Así, a las sugerentes siglas científicas de SETI (Búsqueda de Inteligencias ExtraTerrestres) y de CETI (Comunicación con Inteligencias ExtraTerrestres), se les suman ahora las de SETG.

La idea subyacente en el concepto SETG se basa en varios hechos que ya han sido comprobados en los últimos años.

En primer lugar, en la infancia del sistema planetario, los climas de Marte y la Tierra eran mucho más similares de lo que son ahora, hasta el punto de que las formas de vida que poseyera uno de ambos planetas, muy probablemente habrían podido sobrevivir en el otro.

 

Recorrido del meteorito marciano hasta la Tierra

En segundo lugar, se estima que han viajado desde Marte a la Tierra, mil millones de toneladas de roca. Estos fragmentos se desprendieron del planeta rojo por el impacto de asteroides, y, después de recorrer el espacio interplanetario, acabaron estrellándose en la superficie de la Tierra.

En tercer lugar, los microbios han demostrado ser capaces de sobrevivir al efecto inicial de los impactos de esa clase, y hay algunas pruebas de que también podrían sobrevivir los miles de años transcurridos durante la travesía por el espacio interplanetario antes de llegar a otro mundo. De entre las diversas investigaciones que lo respaldan, cabe citar, por ejemplo, las realizadas por Wayne Nicholson, astrobiólogo de la Universidad de Florida que ha colaborado con la NASA y de quien en 2008 ya tuvimos oportunidad de informar desde NCYT sobre su labor.

Así que los diversos pasos necesarios para que la vida comience en un planeta y se propague al planeta vecino, son todos plausibles.

De esas dos rutas interplanetarias posibles para la vida, desde la Tierra hasta Marte, y de Marte a la Tierra, ésta última es la más probable, dado que la dinámica orbital muestra que es aproximadamente 100 veces más fácil para las rocas viajar de Marte a la Tierra que hacer la ruta inversa.

Por lo tanto, si se formó vida microbiana en Marte, ésta pudo viajar a la Tierra y coexistir con la autóctona o incluso ser la única aquí presente.  Podríamos, por tanto, ser descendientes de microbios marcianos.

Si provenimos biológicamente de Marte, realizar allí investigaciones geoquímicas (y eventualmente biogeoquímicas) podría revelarnos muchas cosas esenciales sobre las primeras formas de vida existentes en la Tierra, y su punto de partida evolutivo en ella.

Las huellas biológicas de las primeras formas de vida que existieron en la Tierra se borraron de ella hace mucho tiempo. Sin embargo, si esos organismos descendían de formas de vida marciana, las condiciones imperantes en el planeta rojo sí pueden haber preservado hasta nuestros días huellas de sus ancestros.

El dispositivo diseñado por los investigadores del MIT y la Universidad de Harvard podría tomar muestras del suelo marciano y aislar cualquier microbio vivo que pueda estar presente, o bien vestigios microbianos siempre y cuando se hayan conservado lo bastante bien como para contener todavía ADN o ARN viables.

 

Un bólido es un fragmento de un cuerpo celeste (planeta, asteroide, luna o cometa) que se quema al ingresar en la atmósfera terrestre

A continuación, el aparato separaría el eventual material genético para utilizar técnicas bioquímicas estándar de secuenciación genética.

Además, este método es también capaz de detectar cualquier contaminación biológica en Marte que haya sido llevada por alguna nave terrestre, lo que permitiría, en teoría, evitar falsos hallazgos de vida marciana autóctona. Por supuesto, el sitio del hallazgo se tomaría muy en cuenta. Hallar microbios asombrosamente parecidos a los terrestres en las inmediaciones del lugar de aterrizaje de una vieja sonda interplanetaria y bajo unos pocos centímetros de arena apuntaría claramente a que son terrestres y llegaron a Marte traídos por la nave. El mismo hallazgo en una muestra extraída a mayor profundidad en el subsuelo de una zona más prístina podría indicar que se trata de vida autóctona emparentada con la terrestre.

Por supuesto, ante cualquier eventual hallazgo de microbios vivos en Marte, la polémica sobre su origen estará servida.

No hace muchos años, los escépticos de la posibilidad de vida fuera de la Tierra habrían tildado a los científicos del equipo de Clarissa Lui de cazafantasmas, pero las últimas misiones de exploración de Marte han demostrado claramente que el planeta rojo tuvo agua abundante en el pasado y que también poseyó muchas de las otras condiciones que se creen necesarias para sustentar la vida.

De hecho, aunque actualmente la superficie de Marte es demasiado fría y seca para sustentar formas de vida conocidas, hay indicios de que puede haber agua líquida en el subsuelo, incluso a poca profundidad.

Por tanto, el mejor lugar para buscar vida en Marte, es el subsuelo.

Debido a esto, el nuevo dispositivo para investigaciones SETG puede tomar una muestra del subsuelo marciano con la ayuda de un vehículo robótico equipado con un taladro, y procesarla para aislar cualquier posible organismo, amplificar su ADN o ARN utilizando las mismas técnicas que los forenses utilizan para pruebas de ADN en la Tierra, y, a continuación, valerse de marcadores bioquímicos para buscar signos de secuencias genéticas particulares, que son casi universales entre todas las formas de vida conocidas.

Los investigadores estiman que podría tomar dos años más completar el diseño y la fase de pruebas de un prototipo del dispositivo SETG.

Día de la Astronomía Argentina

Cuando Domingo Faustino Sarmiento fue Presidente de la Nación inauguró en Córdoba, el primer Observatorio Astronómico de nuestro país. Esto sucedió el 24 de octubre de 1871 y a partir de ahí es la fecha en que se celebra el día de la astronomía argentina.Pocos años después, el 22 de noviembre de 1883, la ciudad de La Plata fundaba su propio observatorio astronómico que este año cumple 125 años de vida.

La astronomía se dicta a nivel universitario en las Universidades Nacionales de La Plata, Córdoba y San Juan donde también se hace investigación. El Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE) son algunos de los sitios argentinos donde la astronomía tiene cabida. El Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO) posee el telescopio más importante de nuestro país y depende de las tres universidades citadas y del CONICET .

Los astrónomos argentinos son partícipes de múltiples programas de investigación que los vinculan con  grupos de otros países y con el acceso y uso de telescopios, instrumentos, satélites y proyectos internacionales en esta área.

Cuando Domingo Faustino Sarmiento fue Presidente de la Nación inauguró en Córdoba, el primer Observatorio Astronómico de nuestro país. Esto sucedió el 24 de octubre de 1871 y a partir de ahí es la fecha en que se celebra el día de la astronomía argentina. Pocos años después, el 22 de noviembre de 1883, la ciudad de La Plata fundaba su propio observatorio astronómico que este año cumple 125 años de vida.

La astronomía se dicta a nivel universitario en las Universidades Nacionales de La Plata, Córdoba y San Juan donde también se hace investigación. El Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE) son algunos de los sitios argentinos donde la astronomía tiene cabida. El Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO) posee el telescopio más importante de nuestro país y depende de las tres universidades citadas y del CONICET .

Los astrónomos argentinos son partícipes de múltiples programas de investigación que los vinculan con  grupos de otros países y con el acceso y uso de telescopios, instrumentos, satélites y proyectos internacionales en esta área.

Las estrellas del Sur para el mundo
Cuando Domingo Faustino Sarmiento fue embajador en Estados Unidos, conoció a Benjamin Apthorp Gould, astrónomo norteamericano y que luego sería el primer director del Observatorio Nacional de Córdoba. Cada uno desde sus convicciones y anhelos sembró las semillas de la astronomía en nuestro país. Un país moderno deseaba Sarmiento; catalogar las estrellas del hemisferio Sur hasta entonces no registradas, impulsaba a Gould a aceptar venir a estas tierras lejanas.

Durante poco más de una década, astrónomos de todo el mundo recibieron los datos registrados en el Observatorio Nacional Argentino (como se lo llamaba por entonces) en publicaciones como:

«Uranometría argentina» (1879). Recibió la medalla de Oro de la Royal Astronomical Society en 1883, «Catálogo de las zonas estelares» (1884) con más de 70.000 estrellas,»Catálogo general argentino de 1886″, con más de 30.000 estrellas.

Gould también incorporó la fotografía astronómica. Poco después de su muerte, ocurrida en 1896, se editaría «Fotografías cordobesas».

Gould inició gestiones para que se desarrollara un programa de  observaciones meteorológicas, lo cual culminó en 1872, con la creación de la Oficina Meteorológica Argentina, predecesora del actual Servicio Meteorológico Nacional. Fue su director y la sede estuvo en el Observatorio Astronómico de Córdoba.

En 1885 Gould se despidió de la Argentina para regresar a su país:»Usted señor Sarmiento me ha atribuido el honor de haber hecho algo en pro de este país querido. Permítame contestar que es usted y el país que han hecho todo para mí… usted ha sabido, lo que era el colmo de mi ambición, conseguir la oportunidad de estudiar el cielo austral».

Por su parte, Sarmiento le respondió que «recién ahora, y como movidos por el impulso dado desde el Observatorio de Córdoba, se habla en Europa de adoptar y generalizar el mismo procedimiento, aplicado con brillo doce años entre nosotros. Por el mismo método quedan fijadas las posiciones relativas de estrellas dobles, no sólo entre sí mismas, sino con relación al meridiano celeste. Desde que se emite la idea de que el movimiento es la ley universal, aun en las estrellas, se comprende de cuánta magnitud pueden ser los resultados de la fotografía celeste».

Fuente: http://www.fcaglp.unlp.edu.ar/extension%20y%20difusion/boletin-de-noticias-1/boletin-de-noticias-254/dia-de-la-astronomia-argentina/image/image_view_fullscreen

El Misterio de la Lluvia Roja en Kerala: ¿Primera evidencia de Panspermia?

 Por Mariano Andrés Peter

“La naturaleza de la vida en la Tierra y la búsqueda de vida en otras partes, son dos aspectos de la misma pregunta, la búsqueda de lo que somos”.
Carl Sagan

Habitante de Kerala caminado bajo la misteriosa lluvia roja en 2001

Panspermia es un término de origen griego que significa literalmente “semillas por todas partes” Fue justamente en la antigua Grecia donde el filósofo Anaxágoras habló por primera vez de la posibilidad de que la vida en la Tierra tuviera su origen en las ignotas profundidades del cosmos.
Actualmente la teoría de panspermia tiene tres variantes: La panspermia planetaria, la panspermia estelar y la panspermia dirigida.
La primera sostiene la idea de que la vida llego a la Tierra en forma de bacterias ocultas en el interior de los meteoritos procedentes de planetas como Marte, que tuvo condiciones similares a las de nuestro planeta hace más de 4 mil millones de años.
La segunda variante afirma que la vida pudo llegar a bordo de cometas provenientes de otros sistemas planetarios.
Y finalmente, la panspermia dirigida propone que una civilización extraterrestre pudo enviar deliberadamente cápsulas con microorganismos a distintos planetas con la esperanza de sembrar la vida en la galaxia.
En las últimas décadas la teoría de panspermia ha cobrado fuerza debido a ciertos hallazgos que siguen siendo objeto de debate entre los científicos hasta el día de hoy.

 Por Mariano Andrés Peter

“La naturaleza de la vida en la Tierra y la búsqueda de vida en otras partes, son dos aspectos de la misma pregunta, la búsqueda de lo que somos”.
Carl Sagan

Habitante de Kerala caminado bajo la misteriosa lluvia roja en 2001

Panspermia es un término de origen griego que significa literalmente “semillas por todas partes” Fue justamente en la antigua Grecia donde el filósofo Anaxágoras habló por primera vez de la posibilidad de que la vida en la Tierra tuviera su origen en las ignotas profundidades del cosmos.
Actualmente la teoría de panspermia tiene tres variantes: La panspermia planetaria, la panspermia estelar y la panspermia dirigida.
La primera sostiene la idea de que la vida llego a la Tierra en forma de bacterias ocultas en el interior de los meteoritos procedentes de planetas como Marte, que tuvo condiciones similares a las de nuestro planeta hace más de 4 mil millones de años.
La segunda variante afirma que la vida pudo llegar a bordo de cometas provenientes de otros sistemas planetarios.
Y finalmente, la panspermia dirigida propone que una civilización extraterrestre pudo enviar deliberadamente cápsulas con microorganismos a distintos planetas con la esperanza de sembrar la vida en la galaxia.
En las últimas décadas la teoría de panspermia ha cobrado fuerza debido a ciertos hallazgos que siguen siendo objeto de debate entre los científicos hasta el día de hoy.

 

Charco de agua roja formado luego de la lluvia

El descubrimiento de las arqueas, bacterias que son virtualmente inmortales por que pueden soportar condiciones de temperatura, presión, acidez y radiación extremas lo que les permitiría realizar viajes de larga duración por el espacio, o la presencia de posibles fósiles de bacterias en el interior de meteoritos marcianos son algunos de los hallazgos científicos que han dado nuevo impulso a la panspermia.
Pero la evidencia más firme a favor de esta teoría es probablemente la misteriosa lluvia roja caída en la ciudad de Kerala, al sur de la India entre los meses de Julio y Septiembre de 2001.
Una lluvia de color rojo sangre y de consistencia espesa se precipito sobre esta parte de la India,  manchando las prendas de los habitantes y secando las hojas de algunas plantas.

 

Recolección de muestras para el estudio

Al principio se pensó que la lluvia contenía partículas de polvo procedentes del desierto de Arabia, pero pronto se descarto completamente esa hipótesis. El físico Godfrey Louis de la Universidad de Cochin de Ciencia y Tecnología recogió varias muestras para analizarlas a través del microscopio  y descubrió que el agua no contenía partículas de polvo o arena, para su asombro contenía algo mucho más impactante, células rojas.
Estas células eran muy similares a los microbios terrestres pero no contenían ADN.
Louis sugirió que estas células podrían ser de origen extraterrestre, lo que despertó más de una sonrisa de escepticismo en la comunidad científica. No obstante, la idea fue publicada en la revista Astrophysics and Space en 2006.
Para Louis las células halladas en el agua de lluvia no pueden ser de origen terrestre debido a que no poseen ADN. Los glóbulos rojos son una posibilidad pero deberían haberse destruido rápidamente al contacto con el agua de lluvia. Además estas células presentaban pared celular mucho más gruesa que la observada en los glóbulos rojos.

Un meteoro ingresando a la atmósfera 

Una explicación extraordinaria sugiere que un meteoro (es decir, un fragmento de material desprendido de otro cuerpo celeste como un asteroide o cometa) se haya desintegrado al contacto con la alta atmósfera dispersando microorganismos que luego se mezclaron con las nubes que finalmente se precipitaron como lluvia roja.
Informes recavados en Kerala y en otras comunidades del sur de India afirman que fue escuchado un sonido similar al de un objeto rompiendo la barrera del sonido, lo cual es consistente con el ingreso a la atmósfera de un cuerpo espacial.
Para los escépticos la explicación más plausible es la de la expulsión terrestre de algas u hongos en modo de esporas o células, acumulándose en la estratosfera hasta caer en forma de lluvia. Esta teoría puede ser creíble porque los tornados o pequeños ciclones son capaces de elevar hasta las nubes lechos de algas sin demasiada complejidad. Las leyendas de lluvias de ranas o peces no son más que esto, ciclones vaciando pequeñas charcas y todo su contenido. Ahora bien, existen pequeños inconvenientes o contradicciones contra esta teoría, primero, se calcula que cayeron unas cincuenta toneladas de estas partículas desde el cielo, lo cual es una cantidad bastante desorbitada para tratarse de un pequeño ciclón y no se tiene noticia de grandes ciclones en aquellas fechas y aquel lugar.

  

Las enigmáticas células rojas

Neil Armstrong y el progreso

Todos los años, allá por navidades, me pide 'El Cultural' una lista de los avances científicos del año. Me siento siempre incapaz de realizarla, porque desde hace años no hay avances científicos, ni siquiera el bosón de Higgs, que es una partícula propuesta en los años 60.

Ha muerto Neil Armstrong y Pablo Pardo, desde Washington, hace un análisis agudo sobre el parón del progreso, científico y tecnológico. Olvida el tremendo parón de la ciencia económica y el retroceso social, del cual no hay mejor testigo que esta noticia

Pablo Pardo intenta encontrar una serie de razones para el parón del progreso. La mejor razón la dio el magnífico físico Edwin Jaynes, experto en Mecánica Estadística, que es la teoría que estudia como se comporta un conjunto de individuos promediando los comportamientos de cada uno de ellos.

Estudiando la evolución de la física, detectó unos cuasi-ciclos de entre 50 y 70 años. Los ciclos son fáciles de entender. Al final de uno de ellos, las teorías al uso se demuestran evidentemente falsas. Han sido desarrolladas en función de una información antigua que las propias teorías han ido cambiando.

En 1600 todas las informaciones indicaban que era la Tierra la que giraba en torno al sol y no a la inversa. Pero el gran bwana de la astronomía, Tycho Brahe, y los guardianes de la ortodoxia, los jesuitas de Roma, rechazaban de plano esa realidad. Sus teorías eran correctas a la vista de los datos de los siglos medievales, pero evidentemente incorrectas en cuanto uno miraba el cielo con un telescopio. Tycho Brahe murió en 1601, y una puerta se abrió a una nueva visión del universo.

En 1670 Newton tenía preparada ya su teoría de la gravitación, y no la pudo publicar hasta 1684, sus colegas rechazaban la teoría.

La hipótesis del calórico pudo ser rechazada en 1780.  Las ecuaciones de Maxwell se propusieron en 1861, y la solución al problema del éter  tardó 45 años hasta la teoría de la relatividad de Einstein. Las ideas sobre la constitución cuántica de la materia fueron propuestas por Bolzmann en el 1871, y no se aceptaron realmente hasta 1930.

Todos los años, allá por navidades, me pide 'El Cultural' una lista de los avances científicos del año. Me siento siempre incapaz de realizarla, porque desde hace años no hay avances científicos, ni siquiera el bosón de Higgs, que es una partícula propuesta en los años 60.

Ha muerto Neil Armstrong y Pablo Pardo, desde Washington, hace un análisis agudo sobre el parón del progreso, científico y tecnológico. Olvida el tremendo parón de la ciencia económica y el retroceso social, del cual no hay mejor testigo que esta noticia

Pablo Pardo intenta encontrar una serie de razones para el parón del progreso. La mejor razón la dio el magnífico físico Edwin Jaynes, experto en Mecánica Estadística, que es la teoría que estudia como se comporta un conjunto de individuos promediando los comportamientos de cada uno de ellos.

Estudiando la evolución de la física, detectó unos cuasi-ciclos de entre 50 y 70 años. Los ciclos son fáciles de entender. Al final de uno de ellos, las teorías al uso se demuestran evidentemente falsas. Han sido desarrolladas en función de una información antigua que las propias teorías han ido cambiando.

En 1600 todas las informaciones indicaban que era la Tierra la que giraba en torno al sol y no a la inversa. Pero el gran bwana de la astronomía, Tycho Brahe, y los guardianes de la ortodoxia, los jesuitas de Roma, rechazaban de plano esa realidad. Sus teorías eran correctas a la vista de los datos de los siglos medievales, pero evidentemente incorrectas en cuanto uno miraba el cielo con un telescopio. Tycho Brahe murió en 1601, y una puerta se abrió a una nueva visión del universo.

En 1670 Newton tenía preparada ya su teoría de la gravitación, y no la pudo publicar hasta 1684, sus colegas rechazaban la teoría.

La hipótesis del calórico pudo ser rechazada en 1780.  Las ecuaciones de Maxwell se propusieron en 1861, y la solución al problema del éter  tardó 45 años hasta la teoría de la relatividad de Einstein. Las ideas sobre la constitución cuántica de la materia fueron propuestas por Bolzmann en el 1871, y no se aceptaron realmente hasta 1930.

Los cuasi-ciclos derivan de una estructura social muy clara: Los nuevos descubrimientos fuerzan un replanteo de las teorías que explican el mundo. Pero los grandes científicos de épocas pasadas anulan, desde posiciones de poder, y para mantener sus ideas, cualquier cambio de mentalidad. Cuando mueren, se abre una vía para las ideas 'revolucionarias' que disfrutan de avances rapidísimos durante unos 25 años (la vida útil de los innovadores). Tras ellos vienen sus discípulos, que no innovan, pero desarrollan detalles de lo que sus maestros inventaron. 50 años después de las revoluciones los que ocupan los puestos de poder (científico, tecnológico, económico) son reaccionarios. Son personas que carecen de visión pero dominan las cátedras, los comités editoriales, los bancos y los puestos políticos. Cómo se dedican a proteger unas teorías inmóviles que les dan el poder, anulan, incluso violentamente, cualquier innovación. Durante 50 años (25 + 25) el progreso es lento o imposible.

El último avance de verdad en la física se hizo entre 1920 y 1930, con un pico en 1926 cuando Schroedinger publicó sus ecuaciones.

Antes de 1920 las generaciones eran de unos 20/25 años. Hoy son de 30/35. Una generación de innovadores, otra de desarrolladores, y una tercera de bloqueadores a la manera de Brahe y el jesuita cardenal Belarmino, dan entre 90 y 105 años . 1926 + 90 años = 2016. 1926 + 105 años = 2031.

Entre estas dos últimas fechas, 2016 y 2031 es altamente probable que se produzcan avances en todos los campos, estimulados por innovaciones en la física que tendrán que ver con el rechazo de la linealidad, de los sistemas simples y el desarrollo de las teorías de sistemas altamente complejos, no lineales y con propiedades emergentes.

Los síntomas de la crisis son claros, como los señala con detalle Pablo Pardo. Los proyectos científicos y tecnológicos que se conceden solo aceptan ligerísimos desarrollos en lo que ya se conoce. Los evaluadores indican a los investigadores que rechacen buscar nuevas ideas y se concentren en pequeños rincones de las antiguas para desarrollarlas de maneras distintas, en una escolástica que recuerda a Salamanca y Bolonia. Se sigue, cansinamente, tratando de validar el 'modelo  estándar', que data de los años 1960. Aceptemos que es válido y pasemos a otra cosa, el modelo es realmente antiguo y no nos dice nada nuevo sobre la naturaleza. En otro campo, se trata de explicar las discrepancias entre lo que se calcula y lo que se mide en el espacio mediante ecuaciones de hace 100 años.  Y así, en casi todos los demás campos. No hay innovación, y la que se propone se mata de raíz.

Pero no solo en el progreso de las ciencias y la técnica.  La idea decimonónica de la democracia anglosajona ha fracasado hoy. Los representantes en los congresos de los países no representan a los electores, sino a sus propios partidos (España) o a los millonarios que les pagan la elección (EEUU).

Y ¿Qué podemos decir de los modelos económicos? Obsoletos, contrarios a la realidad, erróneos. Los modelos económicos, que ni han predicho la crisis ni saben sacarnos de ella, son como la teoría geocéntrica de Tycho Brahe. Cuando he tratado de estimular debates sobre los mismos me he encontrado ante barreras como el Muro de Berlín. Ni conferencias en las facultades de económicas, ni simposia en las fundaciones bancarias, ni cursos de verano. Un foso de cocodrilos impide cualquier evaluación de esos modelos, que como los de Brahe, ''¡son correctos y ya está bien!"

Fuente: El Mundo