Los paneles solares del ‘Moon Sniper’ fallaron tras el alunizaje, pero la agencia JAXA cree que aún hay posibilidades de que la nave vuelva a generar energía.
Recreación de la llegada del módulo SLIM al polo sur lunar EFE
Japón logró el pasado viernes posar su nave de precisión en la Luna por primera vez, convirtiéndose en el quinto país en lograr semejante hazaña. Sin embargo, la conquista se volvió pronto agridulce, ya que los paneles solares de sonda Smart Lander for Investigating Moon (SLIM) no fueron capaces de generar energía. Así, el aterrizador no sería capaz de operar y se convertiría en chatarra lunar. Tres horas después, la agencia espacial nipona, JAXA, decidió apagar la sonda para permitir la recuperación de la nave. Porque aún hay esperanza.
«Si la luz solar llega a la Luna desde el oeste en el futuro, creemos que existe la posibilidad de generar energía, y nos estamos preparando para su restablecimiento», ha dicho JAXA en un comunicado dado a conocer este lunes. «La batería fue desconectada acorde con nuestros procedimientos con 12% de carga restante para evitar una situación que afecte el reinicio» de la sonda, ha explicado el organismo.
Datos e imágenes antes de apagar
La agencia realiza actualmente un análisis detallado de la información obtenida durante el alunizaje. «Pudimos completar la transmisión de la información técnica e imágenes obtenidas durante el descenso y en la superficie lunar antes de apagar», ha señalado JAXA. «Estamos aliviados y nos estamos emocionando al confirmar que se obtuvo mucha información», ha agregado.
La nave japonesa, apodada ‘Moon Sniper’ (Francotirador lunar) por su capacidad de alunizar con un precisión sin precedentes, partió el pasado mes de septiembre desde el centro espacial de Tanegashima, frente a la costa sur de Japón, y entró en la órbita lunar en diciembre. La telemetría mostró que el módulo aterrizó en su área objetivo cerca del cráter Shioli, al sur del ecuador lunar, en un radio de cien metros respecto a su objetivo, un margen mucho más estrecho de las zonas de aterrizaje habituales de varios kilómetros.
La elección del muy poco explorado polo sur lunar como lugar de aterrizaje se debe en gran parte a la probable presencia de agua helada, un recurso muy valioso para una futura colonización de nuestro satélite natural.
El percance del aterrizador japonés demuestra lo difícil que resulta llegar a la Luna. Más de 50 años después de que el ser humano dejara su huella allá arriba, muchos países y empresas privadas intentar enviar su tecnología. Pero muchos terminan con naves estrelladas, fallos de comunicación u otros problemas técnicos. El último fracaso ha sido el de Peregrine, una misión privada impulsada por la NASA que el pasado jueves ardía sobre el Pacífico de forma controlada debido a una fuga de combustible.
El propio Japón cuenta con dos misiones fallidas, una pública y otra privada. En 2022, envió sin éxito la sonda lunar Omotenashi. En abril, la empresa ispace perdió la comunicación con su nave después de un «aterrizaje duro».
Fuente: ABC