Por Gustavo Blettler
Imágen de la RAF
El 21 de marzo (equinoccio de primavera en el hemisferio norte) de 1934 a las 18:00 horas, un avión de la Royal Air Force (RAF) británica, fotografió desde el aire las pirámides de Giza. La sorprendente fotografía mostraba claramente como la cara sur de la pirámide de Keops, (no así la de Kefrén, situada al lado) se dividía en dos triángulos menores, uno iluminado por el sol y el otro a oscuras. El efecto solo dura 5 minutos y desaparece en la oscuridad, por lo cual el egiptólogo André Pochan lo bautizó “Efecto Relámpago”.
Por Gustavo Blettler
Imágen de la RAF
El 21 de marzo (equinoccio de primavera en el hemisferio norte) de 1934 a las 18:00 horas, un avión de la Royal Air Force (RAF) británica, fotografió desde el aire las pirámides de Giza. La sorprendente fotografía mostraba claramente como la cara sur de la pirámide de Keops, (no así la de Kefrén, situada al lado) se dividía en dos triángulos menores, uno iluminado por el sol y el otro a oscuras. El efecto solo dura 5 minutos y desaparece en la oscuridad, por lo cual el egiptólogo André Pochan lo bautizó “Efecto Relámpago”.
Actualmente, se conoce con certeza que las caras triangulares de la Gran Pirámide, no son totalmente rectas; como es el caso de su vecina en la fotografía, la pirámide de Kefrén y las más de 80 pirámides conocidas.
Las 4 caras triangulares de la Gran Pirámide, presentan una ligera concavidad hacia dentro (conformando dos planos o semicaras de 27 minutos de arco respecto a la línea recta que debería seguir) invisible a simple vista. Esto confiere a la pirámide 8 caras, aunque visualmente solo podamos apreciar 4.
Esta particular conformación de la Gran Pirámide podría hacer que, en determinados momentos del año, en especial al amanecer y al atardecer de los días del equinoccio de primavera y de otoño, (21 de marzo y 21 septiembre). se produzca el “Efecto Relámpago” cuando el sol proyecta sus rayos de luz solo sobre la mitad de una cara.
LAS DUDAS.
Pero observando atentamente la fotografía que “confirmaría” el fenómeno astronómico, surgen algunas dudas. Veamos:
En los equinoccios de hemisferio norte, el sol sale al amanecer exactamente por el Este, circula en la esfera celeste aproximandose al sur en el mediodía y se pone exactamente por el Oeste. Por tanto, y como la alineación de la pirámide es de una cara a cada punto cardinal, al atardecer, solo se debería iluminar la cara oeste y sur y en el ocaso solo la cara oeste. Y las sombras triangulares de las pirámides, deberían proyectarse en dirección norte –este y exactamente al este al ocultarse el sol.
Si observamos con detalle la fotografía, vemos que las sombras están claramente desfasadas del este y son bastante más cortas de lo esperado para un ocaso. Por tanto, la fotografía de la RAF, no pudo ser obtenida a la puesta del sol, como se afirma, sino bastante antes, durante el transcurso de la tarde.
Además, es visible que los rayos solares inciden no solo en la cara oeste, también lo hacen lateralmente en la cara Norte de las pirámides. Pero en los equinoccios la luz no puede iluminar la cara norte, solo la cara sur y oeste.
Por tanto, la fotografía tampoco pudo ser obtenida durante un equinoccio. Mucho más lógico es suponer que la fotografía se obtuvo después, y en una fecha tendiente al solsticio de verano, donde sí se iluminaría parcialmente la cara norte como se aprecia en la placa.
Entonces podemos concluir que el momento más lógico para la fotografía (y el único que explicaría las caras oeste y norte iluminadas y la proyección de sombras sobre el desierto), sería un día del atardecer (pero no al ocaso) cercano al solsticio de verano (pero no el equinoccio).
Otro aspecto a tener en cuenta es la casi total ausencia del revestimiento original de la Gran Pirámide. Y este detalle no es menor. Suponiendo que el “Efecto Relámpago” pudiese contemplarse durante la antigüedad, ¿como podría actualmente apreciarse tal sutileza, sin la superficie refractante de las losas de recubrimiento? El resultado sería similar a realizar una observación astronómica con un espejo de telescopio sin su baño metálico.
Esta ausencia de bloques de revestimiento originales podría suplirse con el empleo de la película infrarroja, sensible al calor y capaz de reproducir fenómenos invisibles al ojo humano, pero no con película fotográfica común.
Es muy posible que la fotografía de la RAF este trucada y sea uno más de los muchos mitos y fraudes que apuntan a despertar la admiración de los más crédulos y llenar los bolsillos de los más inescrupulosos. Pero entonces, si las 8 caras de la Gran Pirámide efectivamente existen, ¿Qué explicación tendrían?
Es posible que esta conformación tan particular fuese solo estructural y aumentara la resistencia al deslizamiento de los bloques superiores de la construcción.
También se ha argumentado – aunque con escaso fundamento -, que este efecto sería consecuencia del desgaste central de la pirámide por el traslado de losas de la cubierta en la época de los saqueos. Esta hipótesis, no explicaría naturalmente porque este efecto solo aparece en la Gran Pirámide cuando en realidad la mayoría fueros saqueadas y despojadas de sus cubiertas.
En todo el antiguo Egipto pueden encontrarse ejemplos prácticos que rebelan el conocimiento egipcio de los equinoccios y solsticios. Por ejemplo en el templo que Ramsés II contruyó en Abu Simbel, al amanecer de los equinoccios, los rayos del Sol atraviesan las salas del templo hasta iluminar el “Sancto Sanctórum”, el lugar de culto más importante del complejo religioso.