El estudio de los cometas por sondas espaciales

Por Alberto Anunziato

El cometa Halley fotografiado por la AEA en 1986 desde el Observatorio de Oro Verde

La humanidad ha vivido por siglos a la espera de estos supuestos mensajeros de la desgracia que, en los cielos no contaminados por la luz eléctrica, imponían su presencia majestuosa.
El descubrimiento del cometa 9P/Tempel fue el disparo inicial (después veremos que este cometa será el primero en recibir un disparo real de los humanos) para una de las más fantasiosas y menos conocidas novelas de Julio Verne, “Las aventuras de Héctor Servadac”, en la que un cometa roza la Tierra, arranca el norte de Argelia y se lleva consigo un grupo de personajes en su camino al espacio.
Nuestros cielos ya no nos dejan ver a los cometas en su esplendor, ya es difícil que inspiren este tipo de fantasías. Nuestro único consuelo es que de a poco vamos descubriendo sus secretos a través de las sondas espaciales que se han acercado a ellos.

Por Alberto Anunziato

El cometa Halley fotografiado por la AEA en 1986 desde el Observatorio de Oro Verde

La humanidad ha vivido por siglos a la espera de estos supuestos mensajeros de la desgracia que, en los cielos no contaminados por la luz eléctrica, imponían su presencia majestuosa.
El descubrimiento del cometa 9P/Tempel fue el disparo inicial (después veremos que este cometa será el primero en recibir un disparo real de los humanos) para una de las más fantasiosas y menos conocidas novelas de Julio Verne, “Las aventuras de Héctor Servadac”, en la que un cometa roza la Tierra, arranca el norte de Argelia y se lleva consigo un grupo de personajes en su camino al espacio.
Nuestros cielos ya no nos dejan ver a los cometas en su esplendor, ya es difícil que inspiren este tipo de fantasías. Nuestro único consuelo es que de a poco vamos descubriendo sus secretos a través de las sondas espaciales que se han acercado a ellos.

La novela de Julio Verne

1.-La misión conjunta al Halley.
La ICE (International Cometary Explorer), una sonda espacial lanzada en colaboración entre la Agencia Espacial Europea y EEUU para estudiar originalmente la interacción entre el campo magnético de la Tierra y el sol, fue el primer artefacto humano en atravesar la cola de un cometa, el 11/9/1985.
Sin embargo, fueron las misiones enviadas al Halley en su paso de 1986 las que generaron una verdadera revolución en cuanto a nuestro conocimiento de estos astros. En el mes de marzo de 1986 5 sondas sobrevolaron el núcleo del cometa. La primera en acercarse fue la Sakigake japonesa, seguida por la Vega 1 soviética, la Susei japonesa, la Vega 2 y por último la Giotto de la Agencia Espacial Europea.
Estas fueron las sondas que se consideraron parte de la llama “Armada Halley”, en la que también deberíamos incluir a la ICE estadounidense (EEUU canceló su misión al Halley en 1981). El trabajo se repartió así: la ICE y las sondas japonesas realizarían mediciones a larga distancia, las sondas soviéticas localizarían el núcleo y sus datos permitirían el acercamiento preciso de la Giotto.

 

El núcleo del Halley por la sonda Giotto

El núcleo no era una “bola de nieve sucia”, como se pensaba que lo eran los nucleos cometarios desde 1950 (una masa bien sólida compuesta por hielo de diferentes gases, mayoritariamente hielo de agua, y materiales no volátiles en forma de granos de polvo), ya que en la composición prima el polvo y no el hielo. No es esférico tampoco sino tiene una extraña forma de maní de 15 km. de largo y 10 km. por ancho. Pudieron observarse por vez primera tres brillantes chorros arrojar el material nuclear desde el lado iluminado más caliente por el Sol., pero sólo alrededor del 10% de la superficie es activa. El núcleo tampoco era blanco sino más negro que el carbón y su superficie sumamente irregular, su textura es porosa y con una densidad de sólo un tercio la densidad del agua. Los chorros detectados le dan un extraño movimiento de rotación al núcleo.

2.- Deep Space encuentra al Borrelly
El modelo teórico del núcleo cometario elaborado luego de la misión conjunta la Halley fue confirmado cuando la sonda Deep Space I se acerco al 19P/Borrelly en 2001, obteniendo fotografías de su núcleo, aun más oscuro que el del Halley, que eran superiores que las de la Giotto. También se pudo medir la composición de los gases que se movían alrededor del núcleo, otorgándonos nueva información sobre cómo estos gases interactúan con el viento solar.

 

El 19P/Borrelly fotografiado por la sonda Deep Space I

3.-Los cometas a mano. Stardust y el Wild.
Otro hito en el estudio cometario vino en 2004. La sonda Stardust fue la primera misión estadounidense destinada originariamente a un cometa (el 81P/Wild 2) y la primera en recoger muestras cometarias. Sus objetivos eran la recolección de muestras de polvo interestelar (cuya existencia fue comprobada en 1993 por la sonda Ulysses) y de polvo cometario proveniente del núcleo, ambos tipos de muestras serían atrapadas usando una especie de espuma vítrea llamada “aerogel”.
La aproximación al cometa fue verdaderamente cercana, ya que el 2 de enero de 2004 ingresó en la coma hasta una distancia de apenas 236 kms. del núcleo, recogiendo muestras y tomando fotografías espectaculares que mostraron con gran nitidez un núcleo muy diferente al que mostraron las famosas fotos del núcleo del Halley. Un núcleo muy semejante a un asteroide, de gran blancura y repleto de cráteres (de hasta 150 metros de profundidad), pináculos (de hasta 100 metros de altura) y acantilados podía verse en las que fueron consideradas las mejores fotos tomadas de un cometa, un verdadero regalo para una misión que había sido programada principalmente para recoger muestras de polvo.
Las fotografías mostraban un núcleo que en vez de ser una bola de nieve sucia presentaba una superficie cohesiva que ha resistido a numerosos impactos.
También pudo observarse la abundancia de jets en la superficie (en el tiempo de sobrevuelo no se esperaba observar más de 2 y se observaron 2 docenas) y su comportamiento contrario a lo que se estimaba, ya que en vez de ser cortos chorros que se dispersaran rápidamente en el halo del cometa se trataba de largos chorros que se mantenían cohesionados a gran distancia.

 

El 81P/Wild 2 fotografiado por la Stardust

Las muestras recogidas por Stardust en una cápsula especial (“Sample Return Capsule”) tuvieron un aterrizaje exitoso en la Tierra en 2006, luego de desprenderse del cuerpo principal. La cápsula que contenía las muestras, protegidas del calor generado por la energía kinética propia de la entrada en la atmósfera, fue recuperada exitosamente en el lugar de aterrizaje, una zona desértica del estado de Utah.

 La  SRC en el desierto

Astrofilia, interesante nota sobre la «extraña pasión» por la Astronomía

 Por Jesús R. Sánchez

En estos tiempos en los que el SIDA y otras lacras sociales están a la orden del día, la sociedad parece haber olvidado a los astrofílicos, un reducido grupo de enfermos que sufren casi marginados su mal.
La astrofilia es en realidad un síndrome, cada vez más raro y poco conocido por la ciencia médica.
Su característica fundamental consiste en un desmedido interés de los pacientes afectos, por conocer y sobre todo observar los astros con sus propios ojos.

Aunque su sintomatología semeja una enfermedad mental, en realidad sus manifestaciones son claramente orgánicas. Por ejemplo: estudios oftalmológicos del umbral de sensibilidad luminosa, evidencian en los pacientes con larga evolución de la enfermedad un considerable aumento de su capacidad visual. Ello les permite detectar visualmente hasta lejanas galaxias con pequeños telescopios instalados en polucionadas ciudades. Más asombroso es el incremento en la agudeza visual en los afectos de la forma planetaria del síndrome: son capaces de registrar detalles en las superficies de lejanos planetas y satélites. Hay célebres nombres de la astronomía clásica con esta variante que hicieron famosos los canales del planeta Marte y en su delirante actividad creían ver signos de civilización en su superficie.

 Por Jesús R. Sánchez

En estos tiempos en los que el SIDA y otras lacras sociales están a la orden del día, la sociedad parece haber olvidado a los astrofílicos, un reducido grupo de enfermos que sufren casi marginados su mal.
La astrofilia es en realidad un síndrome, cada vez más raro y poco conocido por la ciencia médica.
Su característica fundamental consiste en un desmedido interés de los pacientes afectos, por conocer y sobre todo observar los astros con sus propios ojos.

Aunque su sintomatología semeja una enfermedad mental, en realidad sus manifestaciones son claramente orgánicas. Por ejemplo: estudios oftalmológicos del umbral de sensibilidad luminosa, evidencian en los pacientes con larga evolución de la enfermedad un considerable aumento de su capacidad visual. Ello les permite detectar visualmente hasta lejanas galaxias con pequeños telescopios instalados en polucionadas ciudades. Más asombroso es el incremento en la agudeza visual en los afectos de la forma planetaria del síndrome: son capaces de registrar detalles en las superficies de lejanos planetas y satélites. Hay célebres nombres de la astronomía clásica con esta variante que hicieron famosos los canales del planeta Marte y en su delirante actividad creían ver signos de civilización en su superficie.

Las formas de presentarse el síndrome son variadas. Es muy frecuente la aparición en las primeras décadas de la vida de un súbito interés por mirar al cielo y de construir telescopios con cualquier elemento a sualcance. Los individuos con mayor afectación llegan a entregarse a interminables ritos de tallar piezas ópticas de gran tamaño con las que construir telescopios, ya que encuentran más gratificante la observación cuando el instrumento es de construcción casera, aunque su aspecto sea lamentable. Ello no impide que haya un creciente número de empresas que se aprovechan del ansia frenética del enfermo por mejorar su instrumental y lo suministran a unos precios desmesurados.

También los avances técnicos favorecen la aparición de variantes muy sofisticadas de la enfermedad. Se incrementa el número de enfermos que se dedican desesperadamente a fotografiar una y otra vez regiones del cielo que están perfectamente estudiadas por la ciencia. En ello empeñan gastos muy considerables en equipo e incluso utilizando modernas cámaras electrónicas. A pesar de los torpes resultados obtenidos, no cesan nunca en su empeño desenfrenado.

No debemos confundir la verdadera astrofilia con locuras colectivas temporales como la "fiebre del cometa" (última plaga aparecida en 1986) ó fenómenos propagandísticos cómo el "eclipse del siglo". El auténtico astrofílico seguirá padeciendo su mal una vez terminados estos eventos. También es muy extraño que los astrofílicos no tengan interés por los OVNIS y otros fenómenos extraterrestres mucho más espectaculares para la mayoría de la  población, lo cual agrava su aislamiento.

La etiología del proceso es totalmente desconocida. Si bien es cierto que se han hecho pocas investigaciones serias para conocer el mecanismo causante.

Está prácticamente descartado que se trate de una enfermedad hereditaria, aunque a veces se presenten varios miembros de una familia afectados. Tampoco parece probable una causa infecciosa ya que muy raras veces enferman personas que conviven habitualmente con el paciente.

La hipótesis más plausible que actualmente se baraja es una alteración del metabolismo del hierro. Se ha detectado que la hemoglobina de los enfermos, en lugar de tener el hierro como elemento predominante está formada además por otros metales pesados. Varios investigadores han concluido que se trata de los mismos componentes que se encuentran en los meteoritos que caen desde elcielo. Esta aventurada conclusión, por supuesto, no ha sido confirmada oficialmente.

Para el tratamiento de esta terrible enfermedad no existen medidas de gran efectividad. Afortunadamente el desarrollo de la sociedad industrial parece paliar notablemente los síntomas. Por una parte los altos niveles de polución lumínica hacen desistir de practicar la observación a muchos pacientes. Por otro lado la televisión y otras distracciones modernas parecen ejercer un efecto beneficioso al comienzo de los brotes, haciendo que se olviden del firmamento cuando su "afición" es incipiente.

El matrimonio y la dedicación a la familia originan en el enfermo una notable atenuación del mal, pero muchas veces es solamente un periodo de incubación más o menos largo en el que la patología permanece larvada, rebrotando al final nuevamente.

A pesar de que se trata de una enfermedad social, las únicas asociaciones que existen son las creadas por los propios afectos con el fin de intercambiar experiencias sobre su extraño proceder. Afortunadamente dado el carácter individualista de los pacientes, son muy pocas las agrupaciones de este tipo que logran sobrevivir un cierto tiempo. De todas formas dado el carácter noctámbulo de su actividad es evidente un trasfondo macabro y despreciable para el resto de la humanidad.

Esa sensación de aislamiento, por su gran rareza, confiere un gran dramatismo al padecimiento del mal, ya que ante la total incomprensión de la mayor parte de la sociedad, el enfermo de astrofilia se siente orgulloso de ser uno de los pocos elegidos que intentan comprender el Universo en que viven.

(*) El autor de este informe, a pesar de ser médico de profesión, se considera un astrofílico incurable porque no tiene ningún interés en dejar de estudiar y observar el Universo exterior a este insignificante planeta en que vivimos.

Jesús R. Sánchez – El observador de estrellas dobles, N.º 1 · enero/abril 2009, pág. 52

http://elobservadordeestrellasdobles.wordpress.com/2009/01/08/n%C2%BA-1-de-el-observador-de-estrellas-dobles/

El Observador de Estrellas Dobles – Revista amateur dedicada a la observación y estudio de estrellas dobles

http://elobservadordeestrellasdobles.wordpress.com/

Lluvias de Chatarra Espacial: Las Caídas más Importantes

Por José Ramos

. 20 de Febrero de 2008, Estados Unidos:
La Armada de ese país interceptó su satélite espía USA-193 -ya en desuso-, dejando una estela de desechos. Astrónomos amateurs reportaron que parte de ese material cayó en el noroeste de EE UU y Canadá. Aseguraron que los restos recogidos no eran más grandes que un balón de fútbol.

. Australia, años ’60:
Gran cantidad de esferas misteriosas aparecieron en ese país durante esta década, generando numerosas especulaciones sobre una visita interestelar. Luego se determinó que uno de estos elementos, también realizado en titanio y hallado en Merkanooka, Western Australia, era un tanque de agua de la nave Gemini V. Su misión se desarrolló entre el 21 de agosto de 1965 y el 29 del mismo mes.

. Enero de 1997, Estados Unidos:
Una mujer de Turley, en el estado de Oklahoma, reportó que un pequeño fragmento de material semidesecho le había caído sobre la cabeza, sin herirla de gravedad. El extraño objeto fue identificado como parte del cohete de lanzamiento Delta 2, que había regresado a la atmósfera. Otros restos del Delta 2 hallados en tierra incluían un propulsor de acero y una esfera de presión hecha de titanio.

. 24 de Enero de 1978, Canadá:
Una nave espacial secreta de la Unión Soviética, Cosmos 954, salió de control. Como contenía un pequeño reactor nuclear para alimentar las antenas del radar, su caída se convirtió en la más peligrosa de la historia para la población en Tierra. Sus restos se esparcieron por la región ártica de Canadá, país que junto a Estados Unidos encaró las tareas de limpieza.

. 21 de Enero de 2001, Arabia Saudita:
La tercera generación de los Delta-2, conocido como Módulos de Asistencia de Carga Delta (PAM-D por su sigla en inglés), cayó a Tierra en Medio Oriente. La cubierta de su motor, de unos 70 kilogramos, fue encontrada en el desierto saudí. Uno de los tanques de titanio apareció cerca de Seguin, Texas, y el propulsor principal quedó semi enterrado cerca de Georgetown, en el mismo estado.

. Mayo de 1966, Brasil:
El experimento Saturn (SA-5) de la NASA despegó en 1964 y regresó a la atmósfera terrestre el 30 de abril de 1966. Poco después, en el estado brasileño de Rio Negro hallaron partes livianas -una pieza ovalada de metal, una estructura con forma de panal de color negro y cuatro frágiles piezas de alambre.

 

 

. 1 de Febrero de 2003, Estados Unidos:
El desastre del trasbordador Columbia, que se desintegró al entrar a la atmósfera durante su viaje de regreso matando a siete astronautas, provocó una lluvia de desechos que cayó sobre un área de 72 kilómetros cuadrados, entre los estados de Texas y Louisiana. Se recuperaron más de 80 mil piezas.

. 4 de Junio de 2000, islas Hawaii:
El observatorio Compton Gamma Ray había realizado 51.658 órbitas alrededor de la Tierra, pero tuvo que ser retirado de manera intencional por fallas mecánicas. Sus 6.000 kilos de desechos fueron a parar al fondo del Océano Pacífico.

. 23 de Marzo de 2001, islas Fiji:
La estación espacial rusa Mir era el objeto más pesado en orbitar la Tierra después de la Luna. Con sus 130 toneladas de peso, comenzó su derrotero suicida 15 años después de su lanzamiento. A pesar de que la mayor parte se consumió por el calor al entrar a la atmósfera, unos 1.500 fragmentos fueron hallados en Nadi, una de las islas Fiji, donde los bañistas tomaron fotos de restos carbonizados y aseguraron que se podían oír las explosiones causadas por la desintegración a gran altura.

. 11 de Julio de 1979, Australia:
El laboratorio estadounidense Skylab, de 70 toneladas, tuvo en vilo a todo el mundo al entrar en la atmósfera y desplazarse sin control durante su caída. Finalmente, sus desechos se esparcieron por el Océano Índico y el desértico oeste australiano.

. 7 de Febrero de 1991, Argentina:
La estación orbital soviética Salyut 7 de 40 toneladas se despedazó en la atmósfera a una velocidad de 25.000 k/h sobre Argentina. La mayor parte de los fragmentos se precipitaron sobre la provincia de Entre Ríos.
Un fragmento cayo en la localidad de Capitán Bermudez, provincia de Santa Fe y causo daños menores en una propiedad, lo que llevo a la propietaria a realizar el reclamo indemnizatorio ante la embajada de la Unión Soviética.
Entre los fragmentos que se pudieron hallar se encuentran varias piezas de circuitos y componentes electrónicos, trozos de fibra de carbono, un cristal de ventanilla y una escotilla de 2,5 m y de 400 kg de peso que se encuentran todos en exposición permanente en el Observatorio Astronómico de Oro Verde.

José Ramos – LIADA

25 Años del Observatorio: Reportaje de El Diario

 Por Victor Fleitas

El Observatorio, 25 años escudriñando el cielo austral

No es poco 25 años para una institución como la nuestra, que se sostiene por pura camaradería y que ha debido atravesar unos cuantos avatares, como funcionar con lo justo o ser víctimas del vandalismo”, dirá el coordinador del Observatorio de Oro Verde, Mariano Peter, mientras se prepara para la entrevista, en El Diario. Lo hará en representación de un puñado de inquietos, de entre 25 y 35 años -aunque las fronteras etáreas no sean precisas- que atraídos por el maravilloso espectáculo de un cielo estrellado, siempre igual sólo para los desatentos o apurados, mantiene latiendo un espacio sencillo y cautivante en el corazón de la Escuela Alberdi.
Vaya a saber qué los reúne, qué los integra de la observación a la charla amable, de los videos y libros compartidos a las reuniones de compinches. Tal vez haya que buscar alguna pista en lo que señalara Carl Sagan, popular astrónomo y divulgador científico. “En algún sitio, algo increíble espera ser descubierto”, señaló y dejó la expectativa brotando para los tiempos por venir. Lo interesante es que se trata de una práctica que no aleja del entorno, sino que ayuda a poner en contexto: ciertamente, admirar esa inmensidad celeste que se inaugura puede ayudar a relacionarnos desde otro lugar.

 Por Victor Fleitas

El Observatorio, 25 años escudriñando el cielo austral

No es poco 25 años para una institución como la nuestra, que se sostiene por pura camaradería y que ha debido atravesar unos cuantos avatares, como funcionar con lo justo o ser víctimas del vandalismo”, dirá el coordinador del Observatorio de Oro Verde, Mariano Peter, mientras se prepara para la entrevista, en El Diario. Lo hará en representación de un puñado de inquietos, de entre 25 y 35 años -aunque las fronteras etáreas no sean precisas- que atraídos por el maravilloso espectáculo de un cielo estrellado, siempre igual sólo para los desatentos o apurados, mantiene latiendo un espacio sencillo y cautivante en el corazón de la Escuela Alberdi.
Vaya a saber qué los reúne, qué los integra de la observación a la charla amable, de los videos y libros compartidos a las reuniones de compinches. Tal vez haya que buscar alguna pista en lo que señalara Carl Sagan, popular astrónomo y divulgador científico. “En algún sitio, algo increíble espera ser descubierto”, señaló y dejó la expectativa brotando para los tiempos por venir. Lo interesante es que se trata de una práctica que no aleja del entorno, sino que ayuda a poner en contexto: ciertamente, admirar esa inmensidad celeste que se inaugura puede ayudar a relacionarnos desde otro lugar.

Imágen circunpolar del Observatorio

“Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir; no encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias”, es una frase que también suele adjudicarse a Sagan, ya fallecido, que supo inclinarse por la astrobiología o exobiología, una disciplina científica que combina la astrofísica, la biología y la geología en el estudio de la existencia, el origen, la presencia y la influencia de la vida en otros lugares del Universo, aparte de la Tierra, pero que evidentemente lo debe haber ayudado a afrontar la realidad cotidiana con otro talante.
“De los que conformaron la Asociación Entrerriana de Astronomía el 10 de abril de 1976, sólo quedó Luis Trumper; el resto falleció o simplemente tomó otros caminos”, comenta Peter. El 25 de septiembre de 1986, la AEA inauguró su observatorio en la localidad de Oro Verde, a 11 kilómetros de Paraná, desde donde se realiza un importante trabajo de investigación y difusión astronómica. “A mi núcleo más importante de amigos lo hice en el Observatorio”, revelará Peter, con un orgullo que se le filtra en la expresión, antes de insistir en que “más allá de que es un lugar a donde vamos a canalizar nuestras inquietudes por el universo y a calmar nuestras ansias de poder observar los objetos celestes con un buen telescopio, muchas veces aunque el cielo esté nublado nos juntamos igual a comer algo, a charlar, a pasarla bien”.
– ¿Cómo está conceptualizado el Observatorio de Oro Verde?
– Muy bien. Es probable que haya quienes desconozcan que aquí nomás hay un observatorio pero, además, conviene destacar que es uno de los más importantes planetarios aficionados del país, porque cuenta con buena infraestructura e instrumental y buen cielo. Hay otros observatorios con mejores instalaciones pero están dentro de ciudades, como el de La Plata, que no tiene un firmamento tan nítido como el de Oro Verde.

 

Contemplación del Universo desde el Observatorio

En 2009, el observatorio fue declarado de interés legislativo y turístico por la Cámara de Diputados de la provincia; el año pasado, fue declarado de interés cultural por la Cámara de Diputados de la Nación y este año, de interés educativo por el CGE. También en 2010 fue habilitado por la Dirección Nacional de Museos porque también exhibimos meteoritos y restos de una nave espacial rusa que cayó en Entre Ríos en 1991.

JUNTOS. – ¿Qué une a los miembros de la Asociación?
– Una gran pasión por la astronomía, por los misterios del universo. De todos modos, no a todos nos gusta lo mismo: a algunos nos interesa el origen de la vida, la vida en otros mundos, los planetas, asteroides y meteoritos; a otros, los satélites y los cohetes o los conocimientos astronómicos en la antigüedad o la astrofísica, los agujeros negros y demás. A esos intereses particulares los volcamos en las charlas: uno aprende del otro y así crecemos entre todos.
La actividad nuestra fuera del observatorio se divide en charlas, exposiciones y conferencias que damos en distintas escuelas de Paraná y la provincia, a las que llevamos telescopios y material gráfico; y la instalación y atención del planetario móvil Carl Sagan que Luis Trumper pone a nuestra disposición.
– ¿Es distinta la recepción en Paraná y el interior?
– Debo decir que sí. Siempre los más interesados son los chicos, en cualquier lugar. Pero en los pueblos y ciudades del interior todo se vive con otro candor, esa es la verdad.
– ¿Cómo se sostiene el Observatorio en sí y las actividades que organizan?
– No tenemos apoyo corriente del Estado, ni provincial ni municipal ni nacional. Cada tanto accedemos a un subsidio, esporádico, que aplicamos a arreglos puntuales y tareas de mantenimiento. La fuente de financiamiento principal es una especie de entrada (cinco pesos para público en general, tres pesos para contingentes escolares) que se cobra en el Observatorio, que tampoco es requisito indispensable porque ninguna escuela queda excluida porque no tiene plata. En más de una ocasión terminamos poniendo de nuestro bolsillo, pero lo hacemos naturalmente. La Asociación no le cobra cuota a sus asociados: el cielo es de todos y no puede haber restricciones para acceder al telescopio y al conocimiento.

El Observatorio de Oro Verde cumple 25 años

Por Mariano Andrés Peter 

El domingo 25 de Septiembre, cumple sus primeros 25 años de existencia el Observatorio Astronómico de Oro Verde. Fue inaugurado el 25 de Septiembre de 1986 al cierre de la asamblea anual de la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía (AAAA) que se desarrolló en Paraná ese año y que tuvo a la Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA) como anfitriona.
El Observatorio se encuentra situado en el predio de una hectárea que el Gobierno de Entre Ríos cedió a la AEA en el complejo de la escuela agrotécnica Juan Bautista Alberdi, situada a 11 km al sur de Paraná en la localidad de Oro Verde.

Por Mariano Andrés Peter 

El domingo 25 de Septiembre, cumple sus primeros 25 años de existencia el Observatorio Astronómico de Oro Verde. Fue inaugurado el 25 de Septiembre de 1986 al cierre de la asamblea anual de la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía (AAAA) que se desarrolló en Paraná ese año y que tuvo a la Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA) como anfitriona.
El Observatorio se encuentra situado en el predio de una hectárea que el Gobierno de Entre Ríos cedió a la AEA en el complejo de la escuela agrotécnica Juan Bautista Alberdi, situada a 11 km al sur de Paraná en la localidad de Oro Verde.

 

El Dr. Carlos Desio, dando el discurso inaugural como Presidente de la AEA en 1986

En sus comienzos, el observatorio contó con un telescopio refractor de 2,6 m de longitud y de 15 cm de diámetro que fue donado por el ex Presidente de la AEA, Dr. Carlos Desio y un laboratorio fotográfico. Su cúpula motorizada de 5,20 m de diámetro está hecha en fibra de vidrio.
Hoy en día, el observatorio está equipado con una computadora, un telescopio digital catadreóptico de 25 cm de diámetro, adquirido en Estados Unidos en 1998 gracias a un subsidio otorgado por el Gobierno de Entre Ríos y una cámara digital CCD que permite tomar imágenes de los diversos objetos celestes a través del telescopio y hacer astrometría. Por último, el observatorio también posee dos telescopios reflectores que son portátiles, de 10 y 13 cm de diámetro respectivamente.

 

El ex Gobernador Sergio Montiel junto al actual Presidente de la AEA Luis Trumper

Con el advenimiento de la fotografía digital, el laboratorio fotográfico quedo sin uso, razón por la cual se decidió en 2005 modificar las instalaciones y con la ampliación resultante, quedo habilitado el museo espacial. Una sala en donde se exponen en forma permanente los fragmentos de la estación orbital soviética Salyut 7, caída en el norte de la Provincia de Entre Ríos en Febrero de 1991, meteoritos, entre los que se destacan los fragmentos del meteorito caído recientemente en Colonia Berduc, Entre Ríos, en Abril de 2008 y numerosas imágenes astronómicas, muchas de las cuales han sido obtenidas desde el Observatorio. En 2009 fue declarado de interés legislativo por la Honorable Cámara de Diputados de Entre Ríos, en 2010 fue declarado de interés cultural por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y recientemente fue declarado de interés educativo por el Consejo General de Educación de Entre Ríos.

El Observatorio durante su inauguración en 1986 

Se mantiene gracias a la entrada que se cobra a las escuelas y al público en general, ya que no cuenta con apoyo económico del Estado. Posee también una biblioteca y videoteca para que los integrantes de la asociación puedan ampliar sus conocimientos. En los últimos meses la AEA ha adquirido, gracias a las recaudaciones por el cobro de la entrada, nuevos filtros, oculares y demás accesorios que han mejorado bastante la calidad de las imágenes que se pueden apreciar a través del telescopio y en fotografías.

 

El Observatorio de Oro Verde hoy

El Observatorio de Oro Verde está en una excelente ubicación geográfica, con un cielo muy oscuro y alejado de las luces de la ciudad, lo cual permite tener una muy buena visión de los astros por más distantes que estén.
Por ubicación, infraestructura y equipamiento, el de Oro Verde es uno de los observatorios no profesionales más importantes del país y el único abierto al público en la Provincia de Entre Ríos.

Mariano Andrés Peter, coordinador gral. del Observatorio de Oro Verde – AEA