25 Años del Observatorio: Reportaje de El Diario

 Por Victor Fleitas

El Observatorio, 25 años escudriñando el cielo austral

No es poco 25 años para una institución como la nuestra, que se sostiene por pura camaradería y que ha debido atravesar unos cuantos avatares, como funcionar con lo justo o ser víctimas del vandalismo”, dirá el coordinador del Observatorio de Oro Verde, Mariano Peter, mientras se prepara para la entrevista, en El Diario. Lo hará en representación de un puñado de inquietos, de entre 25 y 35 años -aunque las fronteras etáreas no sean precisas- que atraídos por el maravilloso espectáculo de un cielo estrellado, siempre igual sólo para los desatentos o apurados, mantiene latiendo un espacio sencillo y cautivante en el corazón de la Escuela Alberdi.
Vaya a saber qué los reúne, qué los integra de la observación a la charla amable, de los videos y libros compartidos a las reuniones de compinches. Tal vez haya que buscar alguna pista en lo que señalara Carl Sagan, popular astrónomo y divulgador científico. “En algún sitio, algo increíble espera ser descubierto”, señaló y dejó la expectativa brotando para los tiempos por venir. Lo interesante es que se trata de una práctica que no aleja del entorno, sino que ayuda a poner en contexto: ciertamente, admirar esa inmensidad celeste que se inaugura puede ayudar a relacionarnos desde otro lugar.

 Por Victor Fleitas

El Observatorio, 25 años escudriñando el cielo austral

No es poco 25 años para una institución como la nuestra, que se sostiene por pura camaradería y que ha debido atravesar unos cuantos avatares, como funcionar con lo justo o ser víctimas del vandalismo”, dirá el coordinador del Observatorio de Oro Verde, Mariano Peter, mientras se prepara para la entrevista, en El Diario. Lo hará en representación de un puñado de inquietos, de entre 25 y 35 años -aunque las fronteras etáreas no sean precisas- que atraídos por el maravilloso espectáculo de un cielo estrellado, siempre igual sólo para los desatentos o apurados, mantiene latiendo un espacio sencillo y cautivante en el corazón de la Escuela Alberdi.
Vaya a saber qué los reúne, qué los integra de la observación a la charla amable, de los videos y libros compartidos a las reuniones de compinches. Tal vez haya que buscar alguna pista en lo que señalara Carl Sagan, popular astrónomo y divulgador científico. “En algún sitio, algo increíble espera ser descubierto”, señaló y dejó la expectativa brotando para los tiempos por venir. Lo interesante es que se trata de una práctica que no aleja del entorno, sino que ayuda a poner en contexto: ciertamente, admirar esa inmensidad celeste que se inaugura puede ayudar a relacionarnos desde otro lugar.

Imágen circunpolar del Observatorio

“Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir; no encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias”, es una frase que también suele adjudicarse a Sagan, ya fallecido, que supo inclinarse por la astrobiología o exobiología, una disciplina científica que combina la astrofísica, la biología y la geología en el estudio de la existencia, el origen, la presencia y la influencia de la vida en otros lugares del Universo, aparte de la Tierra, pero que evidentemente lo debe haber ayudado a afrontar la realidad cotidiana con otro talante.
“De los que conformaron la Asociación Entrerriana de Astronomía el 10 de abril de 1976, sólo quedó Luis Trumper; el resto falleció o simplemente tomó otros caminos”, comenta Peter. El 25 de septiembre de 1986, la AEA inauguró su observatorio en la localidad de Oro Verde, a 11 kilómetros de Paraná, desde donde se realiza un importante trabajo de investigación y difusión astronómica. “A mi núcleo más importante de amigos lo hice en el Observatorio”, revelará Peter, con un orgullo que se le filtra en la expresión, antes de insistir en que “más allá de que es un lugar a donde vamos a canalizar nuestras inquietudes por el universo y a calmar nuestras ansias de poder observar los objetos celestes con un buen telescopio, muchas veces aunque el cielo esté nublado nos juntamos igual a comer algo, a charlar, a pasarla bien”.
– ¿Cómo está conceptualizado el Observatorio de Oro Verde?
– Muy bien. Es probable que haya quienes desconozcan que aquí nomás hay un observatorio pero, además, conviene destacar que es uno de los más importantes planetarios aficionados del país, porque cuenta con buena infraestructura e instrumental y buen cielo. Hay otros observatorios con mejores instalaciones pero están dentro de ciudades, como el de La Plata, que no tiene un firmamento tan nítido como el de Oro Verde.

 

Contemplación del Universo desde el Observatorio

En 2009, el observatorio fue declarado de interés legislativo y turístico por la Cámara de Diputados de la provincia; el año pasado, fue declarado de interés cultural por la Cámara de Diputados de la Nación y este año, de interés educativo por el CGE. También en 2010 fue habilitado por la Dirección Nacional de Museos porque también exhibimos meteoritos y restos de una nave espacial rusa que cayó en Entre Ríos en 1991.

JUNTOS. – ¿Qué une a los miembros de la Asociación?
– Una gran pasión por la astronomía, por los misterios del universo. De todos modos, no a todos nos gusta lo mismo: a algunos nos interesa el origen de la vida, la vida en otros mundos, los planetas, asteroides y meteoritos; a otros, los satélites y los cohetes o los conocimientos astronómicos en la antigüedad o la astrofísica, los agujeros negros y demás. A esos intereses particulares los volcamos en las charlas: uno aprende del otro y así crecemos entre todos.
La actividad nuestra fuera del observatorio se divide en charlas, exposiciones y conferencias que damos en distintas escuelas de Paraná y la provincia, a las que llevamos telescopios y material gráfico; y la instalación y atención del planetario móvil Carl Sagan que Luis Trumper pone a nuestra disposición.
– ¿Es distinta la recepción en Paraná y el interior?
– Debo decir que sí. Siempre los más interesados son los chicos, en cualquier lugar. Pero en los pueblos y ciudades del interior todo se vive con otro candor, esa es la verdad.
– ¿Cómo se sostiene el Observatorio en sí y las actividades que organizan?
– No tenemos apoyo corriente del Estado, ni provincial ni municipal ni nacional. Cada tanto accedemos a un subsidio, esporádico, que aplicamos a arreglos puntuales y tareas de mantenimiento. La fuente de financiamiento principal es una especie de entrada (cinco pesos para público en general, tres pesos para contingentes escolares) que se cobra en el Observatorio, que tampoco es requisito indispensable porque ninguna escuela queda excluida porque no tiene plata. En más de una ocasión terminamos poniendo de nuestro bolsillo, pero lo hacemos naturalmente. La Asociación no le cobra cuota a sus asociados: el cielo es de todos y no puede haber restricciones para acceder al telescopio y al conocimiento.

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