Germán Martínez, co-investigador principal de Mars 2020 de la NASA, charla con ABC sobre la misión histórica a punto de poner rumbo a Marte.
Germán Martínez en el Smithsonian National Air and Space Museum de Washington, D.C., con la sonda Viking de fondo – G. M.
A falta de unas horas para que Mars 2020 despegue camino a Marte desde Cabo Cañaveral, Germán Martínez, co-investigador principal de la misión más ambiciosa de la NASA en el planeta rojo hasta la fecha, contesta a las preguntas de ABC desde su laboratorio en Houston, en el Lunar and Planetary Institute de la agencia aerospacial estadounidense. Él ha formado parte del desarrollo del instrumento Mars Enviromental Dynamics Analyzer (MEDA), el acento español del proyecto, ideado por el Centro de Astrobiología de Madrid. Y antes tuvo otro cometido: definir los requisitos científicos de otro de los instrumentos a bordo, el Thermal Infrared Sensor o TIRS, que medirá por primera vez el efecto invernadero en nuestro planeta vecino.
«Uno de los principales retos antes de enviar humanos a Marte es ser capaz de predecir “el tiempo”, sobre todo las tormentas regionales e incluso globales de polvo. Para ello, los modelos de predicción meteorológica en Marte necesitan conocer con exactitud la cantidad de energía en superficie (es decir, la radiación solar de onda corta, y atmosférica de onda larga, que alcanza la superficie de Marte). Estas medidas serán proporcionadas por el TIRS», explica. Una vez sobre el suelo marciano, si todo va bien después del viaje que hoy emprende la Mars 2020, estará a cargo del análisis de los datos
– ¿Qué preguntas esperamos contestar con la misión Mars 2020?
La más importante es «¿hubo vida en Marte?». Para ello, el rover Perseverance cuenta con dos instrumentos, Sherloc y PIXL, diseñados para identificar, dentro del cráter Jezero, entornos habitables hace billones de años. Es decir, entornos con unas características geológicas y químicas favorables para el desarrollo de la vida tal y como la conocemos en Tierra. Una vez identificados, el Perseverance localizará rocas que presenten una alta probabilidad de preservar biomarcadores de vida pasada. Finalmente, el rover buscará dichos biomarcadores en estas rocas. Es importante aclarar que estos biomarcadores incluyen materia orgánica y minerales, así como variaciones características en la textura y composición química de las muestras, originados por la presencia de vida pasada.
– ¿Qué diferencia al rover Perseverance del resto de vehículos anteriores enviados a Marte?
El Perseverance cuenta con la instrumentación más avanzada jamás enviada a otro planeta. Dicho esto, destacaría tres diferencias principales. Por primera vez en Marte, el Perseverance almacenará alrededor de 30 muestras de suelo marciano (de unos 10 gramos por muestra) en tubos sellados y esterilizados. Estas muestras serán debidamente enterradas para asegurarnos de su correcta conservación, y más tarde (en la década siguiente) traídas de regreso a nuestro planeta para su análisis en los laboratorios más potentes. En segundo lugar, el Perseverance incluye un instrumento específicamente diseñado para facilitar futuros asentamientos humanos en Marte. Este instrumento, llamado Moxie, demostrará que es posible la generación de oxígeno a partir de dióxido de carbono (gas principal de la atmósfera marciana). En tercer lugar, el Perseverance incluye un helicóptero llamado Ingenuity. Una vez allí, el Ingenuity se convertirá en el primer artefacto volador en Marte que use energía solar. Como la atmósfera es muy fina, es tecnológicamente complicado hacer volar aparatos en el planeta (por falta de «fricción» atmosférica). El Ingenuity abrirá las puertas al desarrollo de drones que sobrevolarán Marte en el futuro.
Parece que las misiones se encaminan más a buscar vida pasada que presente. ¿La ciencia ha abandonado un poco la esperanza?
No hemos abandonado la esperanza, simplemente estamos acumulando conocimiento y contribuyendo al desarrollo de una tecnología que permita acometer la búsqueda de vida presente. Es decir, dadas las condiciones ambientales actuales en Marte, es más probable que haya vida presente en su subsuperficie que en la propia superficie. A diferencia de nuestro planeta, Marte carece de campo magnético global y de una atmósfera suficientemente densa como para impedir la llegada de radiación de alta energía nociva para la vida. Este problema no se tendría a cierta profundidad en la subsuperficie, donde esta radiación nociva no alcanzaría a penetrar. Sin embargo, no es sencillo desde un punto de vista tecnológico diseñar instrumentos que puedan penetrar varios metros en la subsuperficie para buscar vida presente. Además, hay que ir paso a paso. Lo primero es entender las condiciones ambientales en la superficie y las propiedades físico-químicas de su suelo, para después aventurarnos a su subsuperficie con el apoyo del desarrollo tecnológico.
– Algunos de sus trabajos se centran en las salmueras marcianas y la posibilidad de que allí exista vida.
Nuestros últimos hallazgos [Martínez es uno de los autores de uno de los últimos artículos publicado en la revista « Nature Astronomy»] indican que tanto la superficie de Marte como su primer metro de subsuperficie no son habitables para la vida tal y como la conocemos en la Tierra. Es decir, aunque es posible que se pueda formar salmuera en la superficie y subsuperficie poco profunda, ésta estaría demasiado fría como para albergar vida. Aún así, y de cara a futuros asentamientos humanos, es muy importante conocer dónde y cuándo se puede formar salmuera en el planeta rojo.
Y, aparte de la posible vida, ¿qué otros secretos aún guarda el planeta rojo?
No hemos hecho más que rascar la superficie en ocho puntos. Queda todo un mundo por descubrir. Con una futura red de satélites meteorológicos como en la Tierra, seremos capaces de predecir el tiempo en todo el planeta rojo. Con futuros asentamientos humanos, seremos capaces de entender los misterios de su superficie de un modo más sencillo y eficiente que mediante el análisis de datos enviados por rovers. Con futuras misiones dirigidas a la subsuperficie marciana, descubriremos si existe vida presente fuera de la Tierra… You name it, que se dice en inglés.
¿El hombre estará preparado para viajar a Marte en la próxima década?
Es posible, pero la respuesta no está solo en la ciencia, sino también en la política y en la economía. Si las principales potencias hubieran mantenido la inversión en espacio de los años 60, quizá habríamos llegado ya a Marte. Al ritmo actual, creo que es posible que pisemos Marte la década siguiente. Esperemos que sí. Sin embargo, nadie nos asegura que la economía o la política no se vayan a ir al carajo… En este sentido, es importantísimo hacer entender a la población que la inversión en espacio no es un capricho. El retorno científico de las misiones espaciales en nuestras vidas cotidianas es inmenso. Por ejemplo, avances médicos y tecnológicos que han aumentado nuestra calidad y duración de vida. De todas formas, creo que no debemos centrarnos solamente en aspectos prácticos de la ciencia. La curiosidad y el hambre por descubrir define al hombre. Nuestro interés por explorar lo desconocido no está sujeto a imposiciones económicas o políticas, aunque desde luego que se ve afectado…
Sin embargo, muchos postulan a Marte como una futura base humana permanente. ¿Es posible?
Sí, aunque tenemos que empezar por la Luna. Una vez que establezcamos una «gasolinera» lunar, el siguiente paso será Marte. Ya sea por motivos científicos o económicos, creo que el ser humano establecerá asentamientos permanentes tanto en la Luna como en Marte. Llevamos mucho tiempo viendo la Luna y Marte como para no llegar allí. Iría en contra de nuestra naturaleza.
Fuente: ABC