Por Mariano Andrés Peter
La gran colisión en el hemisferio norte de Marte
Siempre tuve un interés particular por los impactos de asteroides y cometas en la Tierra y en los demás planetas del sistema solar. Es un tema muy importante ya que al estudiar estas colisiones cósmicas podemos darnos una idea de lo que ocurriría con la civilización y con la vida en nuestro planeta si volviera a pasar en el presente.
Es por eso que me embarque en esta investigación para saber cuales fueron las colisiones más poderosas que se han producido en el sistema solar desde su formación hasta nuestros días. A continuación vamos a analizar las evidencias de tales catástrofes que aún hoy podemos encontrar en los planetas y satélites de nuestro vecindario cósmico.
Saturno, el señor de los anillos
Saturno y sus anillos: Podemos encontrar también evidencias de grandes impactos en el sistema de lunas y anillos de Saturno.
Saturno posee más de 40 satélites y es probable que todavía queden decenas sin descubrir. La mayoría de estos satélites están conformados por una mezcla de rocas y hielo.
Los miles de anillos que giran a su alrededor también están formados por fragmentos de rocas y hielo. Algunos son tan grandes como una casa y otros tan pequeños como granos de arena.
Si bien Júpiter, Urano y Neptuno también poseen anillos, solo los de Saturno son visibles desde nuestro planeta.
Estos anillos se formaron a partir de colisiones de grandes cometas y asteroides con las heladas lunas internas de Saturno o también por choques entre las mismas lunas. Los anillos son los escombros resultantes de estas poderosas colisiones.
Mimas, uno de los satélites de Saturno
Hubo sin embargo una luna de Saturno que pudo sobrevivir para dar testimonio del poder de estos impactos entre cuerpos celestes de tamaño considerable.
Mimas tiene 400 km de diámetro y un cráter, llamado Sir William Herschel en honor al astrónomo que la descubrió en 1789, de 130 km de diámetro. Si el objeto que la impacto hubiera sido levemente mayor, Mimas también se hubiera desintegrado y sus restos hubieran conformado un nuevo grupo de anillos.
Mariano Andrés Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde – AEA