El Hubble ha encontrado, por primera vez, signos de helio dentro de la enorme cola de este gigante de gas.
Su nombre es WASP-107b, se parece a un enorme cometa gigante, del tamaño de Júpiter, y emite una tenue estela de gas que abarca hasta cinco veces su superficie. Dentro de esta enorme cola, un equipo de investigadores del Telescopio Espacial Hubble ha conseguido identificar, por primera vez, signos de helio. A pesar de ser el segundo elemento más abundante del Universo, hasta ahora ese gas jamás había sido detectado en la atmósfera de un exoplaneta.
Bajo la dirección de Jessica Spake, de la universidad británica de Exeter, los investigadores utilizaron la Wide Field Camera 3 del telescopio espacial para observar cómo este raro exoplaneta está perdiendo entre 10.000 y 300.000 toneladas de gas atmosférico por segundo. El estudio acaba de aparecer en Nature.
Un dato curioso: hasta ahora, no había sido posible determinar con exactitud la distancia de WASP-107b de la Tierra, pero los nuevos datos del satélite europeo Gaia, que se hicieron públicos hace apenas unos días y que contienen mediciones precisas de 1.700 millones de estrellas de nuestra galaxia, han permitido determinar que el exoplaneta está a 210 años luz de la Tierra.
La propia Spike explica la importancia de su hallazgo: «Después del hidrógeno, el helio es el segundo elemento más común del Universo. Y también uno de los principales constituyentes de Júpiter y Saturno en nuestro Sistema Solar. Sin embargo, hasta ahora el helio nunca había sido detectado en un exoplaneta, y ello a pesar de buscarlo activamente».
A pesar de su enorme tamaño, WASP-107b apenas si tiene un 12% de la masa de Júpiter, lo que le convierte en uno de los mundos más ligeros jamás encontrados en nuestra galaxia. Su gran tamaño se debe, según los investigadores, al hecho de que la proximidad a su estrella anfitriona, con el consiguiente «bombardeo» de radiación, han terminado por inflarlo como un globo.
Por eso, en la actualidad su densidad es tan pequeña que ni siquiera consigue retener su atmósfera, que le es «arrancada» lenta, pero inexorablemente, por las emisiones de la propia estrella. Los científicos han calculado, en efecto, que WASP-107b pierde entre un 0,1 y un 0,4% de su masa cada mil millones de años, y que la mayor parte de esa masa perdida se proyecta hacia su lado nocturno, formando una enorme cola que es entre tres y cinco veces mayor que el planeta mismo.
Inflado como un globo
Para Jessica Spike, «haría falta que pasara un tiempo superior al de la edad del Universo para que el planeta se vea despojado por completo de su atmósfera». Según la investigadora, WASP-107b se formó hace unos 800 millones de años, y fue durante sus primeros cien millones de años de existencia cuando la pérdida de atmósfera debió ser más violenta, haciendo que este lejano mundo se inflara como un globo.
«La fuerte señal de helio que hemos logrado medir demuestra la efectividad de una nueva técnica para estudiar las capas superiores de las atmósferas de muchos exoplanetas en un rango más amplio -explica Spike-. Los métodos actuales, que usan luz ultravioleta, están limitados solo a los exoplanetas más cercanos. Pero sabemos que hay helio en la atmósfera superior de la Tierra, y esta nueva técnica puede ayudarnos a detectar atmósferas alrededor de mundos del tamaño del nuestro, algo muy difícil con la tecnología actual».
Por último, los investigadores apuntan a una intrigante posibilidad: que otros mundos como WASP-107b, que estén lo suficientemente cerca de sus estrellas, terminen perdiendo una parte sustancial de sus atmósferas, dejando a la vista mundos rocosos más pequeños, apenas unas pocas veces mayores que la Tierra. Si esa hipótesis se revelara como cierta, podría explicar las extrañas «supertierras» detectadas en muchos otros sistemas planetarios, pero no en el nuestro.
Fuente: ABC