El rover de la NASA ha permitido detectar moléculas orgánicas en rocas muy antiguas y averiguar que la cantidad de metano de la atmósfera del planeta rojo varía estacionalmente. Ambos fenómenos pueden tener origen biológico o geológico.
El rover Curiosity, de la NASA, ha permitido detectar nuevas posibles huellas de que hay o de que hubo vida en Marte. En dos artículos publicados este jueves en Science los investigadores han anunciado el descubrimiento de moléculas orgánicas en rocas sedimentarias de 3.000 millones de años de edad y situadas a solo unos centímetros de la superficie. También han demostrado la existencia de un ciclo estacional en la cantidad de metano de la atmósfera. Ambos hallazgos no esclarecen si estos fenómenos tienen un origen geológico o biológico, pero suponen un avance en la comprensión del funcionamiento del planeta y su posible habitabilidad, tanto presente como pasada.
«Con estos nuevos descubrimientos, Marte nos está diciendo que sigamos buscando huellas de vida», ha dicho en un comunicado de la NASA Thomas Zurbuchen, administrador asociado para el Directorado de Misiones Científicas. «Confío en que esta y las misiones planificadas harán aún más descubrimientos en el planeta rojo que nos dejarán sin aliento».
«¿Son estas señales de que hay vida en Marte?», se ha preguntado Michael Meyer, director del programa de exploración de Marte de la NASA. «No lo sabemos, pero estos resultados nos indican que vamos por el camino correcto».
Estos avances son una novedad porque suponen el descubrimiento de moléculas orgánicas en rocas marcianas muy antiguas, creadas cuando quizás el planeta fue habitable, y porque podrían ayudar a desvelar el misterio del origen del metano marciano. Por desgracia, por sí solos no indican que estemos más cerca ni más lejos de la detección de huellas de vida.
Moléculas orgánicas de origen desconocido
«Curiosity no ha determinado el origen de las moléculas orgánicas», ha explicado Jen Eigenbrode, director de una de las investigaciones y científico de la NASA. «Tanto si (la materia orgánica detectada) es un registro de vida pasada, como si fue una fuente de comida para seres vivos o si ha existido en ausencia de vida, lo seguro es que es una fuente de pistas químicas para entender las condiciones y procesos del planeta».
Los científicos saben que hace miles de millones de años, Marte estuvo cubierto por océanos de agua líquida. Hay indicios de que el planeta perdió su campo magnético y de que eso le llevó a que su atmósfera se debilitara tanto como para perder el agua superficial. Pero todavía hoy acumula enormes reservas de hielo de agua bajo la superficie, y está por ver si podría albergar formas de vida en el subsuelo, a salvo del bombardeo de radiación al que le somete el Sol. ¿Podría ser que al perforar la superficie encontráramos moléculas orgánicas o incluso formas de vida? Podríamos verlo en unos cuantos años.
«La superficie está expuesta a la radiación del espacio. Tanto la radiación como compuestos químicos degradan la materia orgánica», ha dicho Eigenbrode. «Por eso, encontrar moléculas orgánicas antiguas en los cinco primeros centímetros de la superficie de rocas que fueron depositadas cuando Marte podría haber sido un lugar habitable, sugiere que las futuras misiones que perforarán más profundamente tendrán muy buenos resultados».
Propano en el cráter Gale
En esta ocasión, el Curiosity perforó rocas sedimentarias en varios puntos del cráter Gale, que hace miles de millones de años fue el fondo de un lago. Lo hizo a través de un instrumento, llamado SAM, que calienta las muestras para liberar las posibles moléculas orgánicas atrapadas y poder analizarlas.
Las pruebas han permitido detectar azufre (que le confiere a las moléculas resistencia a la degradación químico-física). También han llevado a encontrar altas concentraciones de moléculas orgánicas, similares a las de los meteoritos marcianos y 100 veces superiores a las encontradas hasta ahora en superficie (azotada, recordamos, por la radiación).
Entre todas ellas, se ha identificado la presencia de tolueno, benzeno, tiofenos y pequeñas cadenas de carbono, como el propano o el buteno.
El misterioso metano de Marte
El otro estudio publicado en Science ha anunciado el descubrimiento de que la concentración de gas metano en la atmósfera varía estacionalmente. Este gas fue detectado en la atmósfera de Marte hace 20 años y su interés radica en que en la Tierra tiene un origen biológico: esto plantea la posibilidad de que el planeta rojo tenga o haya tenido vida.
«Estudiar este gas es importante porque podría ser un indicador de vida, aunque también cabe la posibilidad de que tenga origen abiótico (nada que ver con la vida)», ha explicado a Efe Daniel Viúdez-Moreiras, investigador del Centro de Astrobiología (CAB) y coautor del trabajo.
Lo cierto es que aparte de ser creado por microbios, el metano se produce en ciertas interacciones entre rocas y agua.
Una de las formas de investigar su origen es comprender su distribución. Hasta ahora, los análisis no permitían comprender con exactitud cómo cambia la concentración de este gas. Pero este nuevo estudio se ha valido del instrumento SAM del Curiosity para medir los niveles de este gas durante cinco años terrestres y a lo largo de todas las estaciones marcianas.
Así se ha averiguado que la concentración de metano en el cráter Gale de Marte es más alta cerca de los equinoccios (primavera y otoño) y más baja en los solsticios.
Posible origen geológico
¿Cuál podría ser su origen? Tal como ha explicado Viúdez a Efe, podría estar en los clatratos, reservorios del subsuelo donde habría quedado acumulado el metano en el pasado: «Esos reservorios, que se encontrarían a gran profundidad, eran estables pero un cambio climático los habría inestabilizado y estarían liberando lentamente el metano atrapado en ellos -que puede ser de origen biológico o no- a la atmósfera», ha dicho el científico, para tratar de dar una posible explicación.
Además, los resultados han mostrado, según los investigadores, que los niveles de metano están relacionados con algunas variables atmosféricas, lo que podría indicar que algún proceso físico-químico desconocido influye en el comportamiento de este gas.
En todo caso, y aunque estos datos no ayudan a discernir el origen del metano, sí que restan credibilidad a ciertas hipótesis sobre el origen de este gas, como la que establece que la materia orgánica procedente de micrometeoritos es degradada por la radiación ultravioleta y genera esta molécula.
Aparte de los próximos trabajos de Curisoty, la misión ExoMars de la Agencia Espacial Europea (ESA) podría ser clave para resolver el misterio del metano. Desde hace unos meses el satélite TGO (del que se desprendió el accidentado módulo de aterrizaje Schiaparelli en 2016) analizará los niveles de metano en el planeta con un gran nivel de detalle.
En noviembre de este año la misión Insight de la NASA llegará a Marte para explorar la temperatura y la estructura del interior del planeta y tanto la NASA como la ESA lanzarán nuevas misiones en la próxima década para analizar la presencia de moléculas orgánicas en el subsuelo. La búsqueda de huellas directas de la presencia de vida en Marte continúa.
Fuente: ABC