
La misión de la ESA Planck ha revelado que nuestra galaxia contiene islas de gas frío que no habían sido descubiertas previamente, así como una misteriosa neblina de microondas. Estos resultados proporcionan a los científicos nuevos datos con los que investigar, y les sitúa más cerca de comprender el plano de construcción de las estructuras cósmicas.
Los resultados, en esta fase intermedia de la misión Planck, han sido dados a conocer en una conferencia internacional en Boloña, Italia, a la que asisten astrónomos de todo el mundo.
Estos resultados incluyen el primer mapa de distribución de monóxido de carbono que cubre todo el cielo. El monóxido de carbono es un ingrediente de las nubes frías presentes en la Vía Láctea y en otras galaxias. Estas nubes, integradas fundamentalmente por moléculas de hidrógeno, constituyen los reservorios a partir de los cuales nacen estrellas.
Sin embargo, las moléculas de hidrógeno son difíciles de detectar porque apenas emiten radiación. El monóxido de carbono se forma en condiciones similares y, aunque es mucho más raro, emite luz más fácilmente y por tanto se detecta mejor. Los astrónomos lo usan como indicador de la presencia de nubes de hidrógeno.
“Planck resulta ser un detector excelente de monóxido de carbono en todo el cielo”, dice Jonathan Aumont, del Institut d’Astrophysique Spatiale, Universite Paris XI, en Orsay, Francia.



