Tránsito de Venus 2012

 Por Mariano Andrés Peter

Imágen del tránsito de Venus en 2004

Se acerca una de las fechas más esperadas del 2012 por los aficionados a la Astronomía y lamentablemente también por los astrólogos, charlatanes y creyentes de las profecías mayas. Los días 5 y 6 de Junio tendrá lugar el tránsito de Venus, un fenómeno astronómico que no se repetirá hasta Diciembre de 2117.
En esos días el planeta Venus se verá pasar entre el Sol y la Tierra como un punto oscuro sobre el brillante e incandescente disco solar. Pero la visibilidad de este fenómeno dependerá de la ubicación geográfica en que nos encontremos. El 5 de junio (desde las 17:00 hasta las 17:27 hs.) se podrá ver desde algunas zonas del continente americano y el día 6 en Europa (desde las 06:30 hasta las 06:55 hs.), y gran parte de África y Asia Oriental. Desde Argentina y la mayor parte de Sudamérica el fenómeno celeste no podrá observarse pero se lo podrá seguir en internet.

 Por Mariano Andrés Peter

Imágen del tránsito de Venus en 2004

Se acerca una de las fechas más esperadas del 2012 por los aficionados a la Astronomía y lamentablemente también por los astrólogos, charlatanes y creyentes de las profecías mayas. Los días 5 y 6 de Junio tendrá lugar el tránsito de Venus, un fenómeno astronómico que no se repetirá hasta Diciembre de 2117.
En esos días el planeta Venus se verá pasar entre el Sol y la Tierra como un punto oscuro sobre el brillante e incandescente disco solar. Pero la visibilidad de este fenómeno dependerá de la ubicación geográfica en que nos encontremos. El 5 de junio (desde las 17:00 hasta las 17:27 hs.) se podrá ver desde algunas zonas del continente americano y el día 6 en Europa (desde las 06:30 hasta las 06:55 hs.), y gran parte de África y Asia Oriental. Desde Argentina y la mayor parte de Sudamérica el fenómeno celeste no podrá observarse pero se lo podrá seguir en internet.

Mapa que muestra las zonas del planeta en que podrá ser observado el tránsito de Venus

¿A que llamamos tránsito?
En Astronomía se designa tránsito al pasaje de un astro por delante de otro más grande, bloqueando en cierta medida su visión. El tránsito más conocido es el eclipse de Sol, en el que la Luna cubre al Sol, ya sea parcialmente o por completo.
Tránsito de Venus es el paso del planeta Venus por delante del Sol, visto desde la perspectiva de la Tierra. Durante el tránsito el observador puede apreciar un pequeño punto oscuro, el planeta Venus, atravesando muy lentamente el orbe solar, pudiendo durar varias horas. El tránsito de Venus es un suceso muy poco frecuente que se produce cuando el Sol, Venus y la Tierra se encuentran alineados. Tienen lugar 4 tránsitos en un período de 243 años, con un intervalo entre uno y el siguiente de 105,5; 8; 121,5 y 8 años. El último tránsito de Venus se produjo en 2004.

 Secuencia fotográfica del tránsito de Venus en 2004

El tránsito de Mercurio es similar pero se diferencia por ser más común y menos llamativo, ya que el tamaño aparente del disco de Mercurio es mucho menor que el de Venus. Mercurio suele transitar el disco solar en promedio unas 13 veces por siglo en intervalos de 3, 7, 10, 13 años. El próximo tránsito será en noviembre de 2016.
Como es lógico, los tránsitos no se deben ver a simple vista porque dañarían gravemente las retinas, tampoco sirven los anteojos de sol normales. Hay que utilizar filtros especiales o máscaras para soldar.

Mariano Andrés Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde – AEA

Evidencia de erosión en el cometa Wild 2

El equipo de John Bridges, de la Universidad de Leicester, Reino Unido, ha finalizado un análisis que muestra que la superficie del cometa Wild 2 ha sido bombardeada por partículas del viento solar y por micrometeoritos durante toda su historia de 4.500 millones de años. Esta erosión espacial ha depositado granos nanométricos de hierro que ha enrojecido la superficie del cometa.

Ésta es la primera evidencia mineralógica de la erosión espacial que ha sido identificada en las muestras del Wild 2. Esta erosión espacial ya se sospechaba por los peculiares datos espectroscópicos del cometa.

Nota completa en: http://noticiasdelaciencia.com/not/4250/primera_evidencia_clara_de_erosion_espacial_en_el_cometa_wild_2/

Sacar oro de los asteroides es el nuevo negocio

Hace semanas, se revelaron los detalles de un multimillonario proyecto ideado por magnates para explotar comercialmente los recursos minerales de los asteroides. El plan utilizaría naves espaciales robóticas para obtener componentes químicos de los combustibles y minerales como platino y oro de las rocas. Entre los fundadores se encuentra el director de cine y explorador, James Cameron, y los directivos de Google, Larry Page y Erick Schmidt. Su objetivo incluye, además, crear un depósito de combustible en el espacio para 2020. Sin embargo, varios científicos respondieron con escepticismo a la idea, tildándola de audaz, difícil y extremadamente cara. Aseguran que no ven la forma en que podría ser rentable, incluso con el valor del platino y oro alrededor de US$1.600 la onza. Una misión de la Nasa que estaría por traer sólo 60 gramos (dos onzas) del material desde un asteroide a la Tierra costará alrededor de US$1.000 millones.

“Tenemos una visión a largo plazo. No esperamos que esta empresa sea un exitazo financiero de la noche a la mañana. Esto va a tomar tiempo. Si uno mira hacia atrás históricamente, lo que ha impulsado a la humanidad a realizar las inversiones más grandes en exploración y transporte es ir detrás de los recursos. Ya sea los europeos detrás de las rutas de las especies o los colonos estadounidenses hacia Occidente en busqueda de oro, el petróleo , la madera o la tierra” Eric Anderson.

Primer paso

El paso inaugural, que debería alcanzarse entre los próximos 18 a 24 meses, lanzaría el primero de una serie de telescopios privados que buscaría asteroides ricos en recursos minerales. La intención sería abrir la exploración del espacio profundo a la industria privada. En los próximos cinco a diez años, la compañía espera progresar en la venta de plataformas de observación puestas en órbita alrededor de la Tierra para servicios de prospección. La empresa planea aprovechar algunos de los miles de asteroides que pasan relativamente cerca de la Tierra para la exploración de materias primas.

La compañía, conocida como Planetary Resources, también está respaldada por el operador pionero en turismo espacial, Eric Anderson, el fundador de X-Prize, Peter Diamandis, el hijo del excandidato presidencial de EE.UU., Ross Perot Jr. y el astronauta veterano Tom Jones.

Los multimillonarios esperan que los rendimientos financieros reales, que están aún a décadas de distancia, vendrán de la minería en los asteroides en busca de metales del grupo del platino y los minerales raros.

Hace semanas, se revelaron los detalles de un multimillonario proyecto ideado por magnates para explotar comercialmente los recursos minerales de los asteroides. El plan utilizaría naves espaciales robóticas para obtener componentes químicos de los combustibles y minerales como platino y oro de las rocas. Entre los fundadores se encuentra el director de cine y explorador, James Cameron, y los directivos de Google, Larry Page y Erick Schmidt. Su objetivo incluye, además, crear un depósito de combustible en el espacio para 2020. Sin embargo, varios científicos respondieron con escepticismo a la idea, tildándola de audaz, difícil y extremadamente cara. Aseguran que no ven la forma en que podría ser rentable, incluso con el valor del platino y oro alrededor de US$1.600 la onza. Una misión de la Nasa que estaría por traer sólo 60 gramos (dos onzas) del material desde un asteroide a la Tierra costará alrededor de US$1.000 millones.

“Tenemos una visión a largo plazo. No esperamos que esta empresa sea un exitazo financiero de la noche a la mañana. Esto va a tomar tiempo. Si uno mira hacia atrás históricamente, lo que ha impulsado a la humanidad a realizar las inversiones más grandes en exploración y transporte es ir detrás de los recursos. Ya sea los europeos detrás de las rutas de las especies o los colonos estadounidenses hacia Occidente en busqueda de oro, el petróleo , la madera o la tierra” Eric Anderson.

Primer paso

El paso inaugural, que debería alcanzarse entre los próximos 18 a 24 meses, lanzaría el primero de una serie de telescopios privados que buscaría asteroides ricos en recursos minerales. La intención sería abrir la exploración del espacio profundo a la industria privada. En los próximos cinco a diez años, la compañía espera progresar en la venta de plataformas de observación puestas en órbita alrededor de la Tierra para servicios de prospección. La empresa planea aprovechar algunos de los miles de asteroides que pasan relativamente cerca de la Tierra para la exploración de materias primas.

La compañía, conocida como Planetary Resources, también está respaldada por el operador pionero en turismo espacial, Eric Anderson, el fundador de X-Prize, Peter Diamandis, el hijo del excandidato presidencial de EE.UU., Ross Perot Jr. y el astronauta veterano Tom Jones.

Los multimillonarios esperan que los rendimientos financieros reales, que están aún a décadas de distancia, vendrán de la minería en los asteroides en busca de metales del grupo del platino y los minerales raros.

Escepticismo

Además, el agua de los asteroides podría ser convertida -en el espacio- en oxígeno líquido e hidrógeno líquido para usarse como combustible para cohetes. Es muy caro llevar el agua desde la Tierra, por lo que el plan es tomarla de los asteroides y ponerla en un lugar en el que podría ser convertida en combustible.

Entonces, podría ser enviada a la órbita terrestre para reabastecer de combustible a los satélites comerciales o a las naves espaciales.

El profesor Jay Melosh, de la Universidad de Purdue, dijo que los costos eran demasiado elevados, llamando a la exploración del espacio como “el deporte de los países ricos y que aquellos que desean demostrar su poderío tecnológico pueden darse el lujo de disfrutar”.

Eric Anderson, quien cofundó la firma de turismo espacial, Space Adventures, dijo que estaba acostumbrado a los escépticos.

“Antes de empezar a enviar al espacio a ciudadanos comunes, la gente pensaba que eran castillos en el aire”, dijo.

“Estamos en esto desde hace décadas. Pero no es una obra de caridad. Y vamos a ganar dinero desde el principio”, concluyó Anderson.

Por su parte, el científico espacial David Whitehouse dijo a la BBC: “Creo que este grupo está explorando estas tecnologías porque sabe que hay un premio allí afuera, en el Sistema Solar, y que bien vale la pena tener (…) hay más oro, platino y aluminio del que jamás se haya extraído en la Tierra o que se podría extraer en el futuro de la corteza de nuestro planeta”.

Fuente: BBC

Arqueoastronomía: Espejo del Cielo

 Por Mariano Andrés Peter

Las pirámides de Giza con sus contrapartes estelares en la constelación de Orión

En 1999 el controvertido escritor e investigador británico Graham Hancock publico un libro llamado Heaven´s Mirror (Espejo del Cielo). Fue un compilado de los viajes que realizó alrededor del mundo junto a su esposa y fotógrafa Shanthia, en búsqueda de evidencias de que en el pasado remoto ya existían pueblos con avanzados conocimientos en astronomía, geometría y arquitectura, y que eran conocedores de fenómenos tan sutiles como la precesión, el lento movimiento de las estrellas en la bóveda celeste a lo largo de miles de años como consecuencia del desplazamiento del eje terrestre.
Esta idea no era nueva, ya en 1969 científicos como la doctora Hertha von Dechend, de la Universidad de Frankfurt, y el doctor Giorgio de Santillana, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, defendían la idea de que en los mitos de culturas de todo el mundo existen suficientes evidencias de conocimientos astronómicos muy avanzados al que solo podían acceder ciertas castas de iniciados hace al menos 8.000 años.
Esto quiere decir, hipotéticamente, que mucho antes del surgimiento de las civilizaciones sumeria y egipcia debió existir una remota y sofisticada civilización de astrónomos y navegantes que culturizó a Sumer, Egipto, India y las Américas.
Esta súper civilización ancestral sería dueña de conocimientos tales como que las estrellas se desplazan en el cielo un grado cada 72 años, un número de gran importancia para los antiguos.

 Por Mariano Andrés Peter

Las pirámides de Giza con sus contrapartes estelares en la constelación de Orión

En 1999 el controvertido escritor e investigador británico Graham Hancock publico un libro llamado Heaven´s Mirror (Espejo del Cielo). Fue un compilado de los viajes que realizó alrededor del mundo junto a su esposa y fotógrafa Shanthia, en búsqueda de evidencias de que en el pasado remoto ya existían pueblos con avanzados conocimientos en astronomía, geometría y arquitectura, y que eran conocedores de fenómenos tan sutiles como la precesión, el lento movimiento de las estrellas en la bóveda celeste a lo largo de miles de años como consecuencia del desplazamiento del eje terrestre.
Esta idea no era nueva, ya en 1969 científicos como la doctora Hertha von Dechend, de la Universidad de Frankfurt, y el doctor Giorgio de Santillana, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, defendían la idea de que en los mitos de culturas de todo el mundo existen suficientes evidencias de conocimientos astronómicos muy avanzados al que solo podían acceder ciertas castas de iniciados hace al menos 8.000 años.
Esto quiere decir, hipotéticamente, que mucho antes del surgimiento de las civilizaciones sumeria y egipcia debió existir una remota y sofisticada civilización de astrónomos y navegantes que culturizó a Sumer, Egipto, India y las Américas.
Esta súper civilización ancestral sería dueña de conocimientos tales como que las estrellas se desplazan en el cielo un grado cada 72 años, un número de gran importancia para los antiguos.

Si se superponen las imágenes de las estrellas de Orión y de las pirámides, la precisión es asombrosa

En 1995, Graham Hancock se asoció con el ingeniero Robert Bauval, para investigar profundamente la aparente conexión astronómica entre las tres grandes pirámides de Giza con las tres estrellas del cinturón de la constelación de Orión, el cazador.
El resultado de esta investigación fue asombroso. No solo demostraron que la ubicación de las estrellas del cinturón de Orión, Al Nitak, Al Nilam y Mintaka inspiraron la disposición de las tres pirámides, si no que además estas se construyeron para marcar la posición de Orión en el cielo, en su punto más bajo sobre el horizonte durante el equinoccio de primavera del año 10.500 a. C.
Según la historia, en aquella época no existía ninguna civilización avanzada en el planeta y faltaban aún algunos siglos para el surgimiento de la civilización egipcia.
La pregunta lógica es ¿por qué los constructores egipcios alinearon sus más grandiosos monumentos con la posición de los astros en aquella lejana fecha?
Más tarde, en 1996, Hancock y Bauval analizaron un antiguo relato egipcio según el cual en ese oscuro período de tiempo el Nilo estuvo gobernado por los Shemsu Hor o “los compañeros de Horus”, una raza de semidioses que contaba con elevados conocimientos astronómicos y que posteriormente fueron transmitidos en forma de mitos a  faraones y sacerdotes.

 

La esfinge alineada con la constelación de Leo

Éstos debieron orientar las pirámides con la posición de Orión y también situaron a la esfinge alineada con la ubicación de la constelación de Leo en 10.500 a. C.
(Al parecer la esfinge representaba originalmente a un león).
La Vía Láctea emergía en el mismo lugar del horizonte por donde el río Nilo se perdía de vista, un verdadero espejo del cielo.
El mito de los Shemsu Hor se puede encontrar en las paredes de los templos de Edfu y Dendera, en el Alto Egipto. Según Hancock, los jeroglíficos indican que los cimientos de esos templos se apoyan sobre otros templos más antiguos, construidos por los Shemsu Hor para marcar o señalar algo, ¿pero que?
La identidad de estos sabios es un verdadero enigma. El mito sugiere que se sintieron fascinados por la estrella Sirio, que para los egipcios representaba a la diosa Isis, y por la constelación de Orión, representación celestial de Osiris.
Gracias al trabajo de Hancock y Bauval, los templos y pirámides han comenzado a ser vistos como máquinas astronómicas afines a la creencia egipcia de que el alma de los difuntos debía atravesar una serie de pruebas hasta alcanzar un lugar en el cielo llamado Duat, por donde se ingresaba al Amenti, el más allá.
Estas construcciones debieron servir para guiar en ese camino.

 

Vista del complejo de Giza en el año 10.500 a. C.

En Heaven´s Mirror, Hancock afirma que no se trata de una mera creencia de los antiguos egipcios. Mitos de sabios astrónomos, constructores y fundadores de civilizaciones abundan en muchos lugares del planeta. En Méjico, las poblaciones antiguas adoraban a Quetzlcoatl, representado como una serpiente emplumada, quien dio las instrucciones para construir Teotihuacan, el más importante complejo piramidal del Nuevo Mundo.
Teotihuacan significa “el lugar donde los hombres se convierten en dioses” y servía para marcar la posición de Las Pléyades, grupo de estrellas en la constelación de Tauro. Los mitos dicen que ese proceso era supervisado por unos misteriosos personajes que se hacían llamar “los compañeros de Quetzlcoatl”, versados en sofisticados conocimientos astronómicos.
En los años veinte, Stansbury Hagar del Instituto Brooklyn de Artes y Ciencias, demostró que la Avenida de los Muertos en Teotihuacan era una representación de la Vía Láctea como camino a seguir por los muertos hasta el más allá.
Otros sitios como Uxmal y Utatlán también poseen templos dispuestos en representación de las constelaciones de Aries, Tauro, Géminis y Orión.

 

En Teotihuacan las pirámides representan a las estrellas de Las Pléyades

Vesta asciende a protoplaneta

Hasta ahora la comunidad científica no se ponía de acuerdo sobre si Vesta es un asteroide o un protoplaneta. Los últimos datos facilitados por la sonda Dawn, que la NASA lanzó en 2007, se inclinan por lo segundo. Seis investigaciones publicadas esta semana en Science describen la forma, la morfología y otros rasgos de este embrión planetario.

“Cuando se formó Júpiter pensábamos que el crecimiento de Vesta se había frenado pero sus características nos muestran que se encuentra en un momento de transición para convertirse en planeta”, dice a SINC Christopher Russell, investigador de la Universidad de California (EE UU) y autor del trabajo principal.

Según su análisis, el tamaño y el núcleo de hierro del cuerpo celeste explicarían como ha logrado sobrevivir en las duras condiciones del espacio. La hipótesis del estudio establece que Vesta se enriqueció durante el primer episodio de formación del sistema solar. Más adelante se diferenció y consiguió el núcleo de hierro que hoy presenta. 

La investigación liderada por Maria Cristina de Sanctis, del Instituto Nacional de Astrofísica (Italia), demuestra que Vesta es una de las fuentes del grupo de meteoritos conocidos como HED (howardita, eucrita y diogenita).

Los científicos han llegado a esta conclusión después de observar el hemisferio sur del protoplaneta, donde está la depresión de Rheasilvia. La profundidad de esta cuenca sería consecuencia de la producción de los meteoritos HED del sistema solar.

Hasta ahora la comunidad científica no se ponía de acuerdo sobre si Vesta es un asteroide o un protoplaneta. Los últimos datos facilitados por la sonda Dawn, que la NASA lanzó en 2007, se inclinan por lo segundo. Seis investigaciones publicadas esta semana en Science describen la forma, la morfología y otros rasgos de este embrión planetario.

“Cuando se formó Júpiter pensábamos que el crecimiento de Vesta se había frenado pero sus características nos muestran que se encuentra en un momento de transición para convertirse en planeta”, dice a SINC Christopher Russell, investigador de la Universidad de California (EE UU) y autor del trabajo principal.

Según su análisis, el tamaño y el núcleo de hierro del cuerpo celeste explicarían como ha logrado sobrevivir en las duras condiciones del espacio. La hipótesis del estudio establece que Vesta se enriqueció durante el primer episodio de formación del sistema solar. Más adelante se diferenció y consiguió el núcleo de hierro que hoy presenta. 

La investigación liderada por Maria Cristina de Sanctis, del Instituto Nacional de Astrofísica (Italia), demuestra que Vesta es una de las fuentes del grupo de meteoritos conocidos como HED (howardita, eucrita y diogenita).

Los científicos han llegado a esta conclusión después de observar el hemisferio sur del protoplaneta, donde está la depresión de Rheasilvia. La profundidad de esta cuenca sería consecuencia de la producción de los meteoritos HED del sistema solar.

En España cayó una de estas rocas. Se trata del meteorito de Puerto Lápice (Ciudad Real), que impactó en mayo del 2007. Actualmente, científicos españoles como Josep Maria Trigo-Rodríguez, del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEEC), explican a SINC que trabajan en “la caracterización espectral de estos restos caídos en España para compararlos con los espectros que toma la sonda Dawn de la superficie de Vesta”. Parte de estas muestras se conservan en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).

En el tercer estudio de Science, liderado desde el Instituto de Ciencia Lunar de la NASA (EE UU) por Simone Marchi, se describe la historia de los cráteres de Vesta, y en otro, Paul Schenk, del Instituto Lunar y Planetario (EE UU), detalla las características de dos gigantescos impactos en el protoplaneta.

En otra investigación del equipo de Vishnu Reddy, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (Alemania), se detalla la composición mineral y una variación cromática que nunca antes se había visto en un cuerpo celeste como Vesta.

Y el último de los seis trabajos, liderado por Ralf Jaumann, del Instituto de Investigación Planetaria (Alemania), describe “la geología diversa de la superficie de Vesta”, incluyendo cráteres de todos los tamaños, variedad de mantos, material oscuro y evidencias de pérdida de masa.

Estos hallazgos ayudan a comprender mejor la formación del sistema solar primitivo. Así lo cuenta Christopher Russell, de la Universidad de California (EE UU) a SINC: “El objetivo final es entender la formación del sistema solar ‘entrevistando’ a su habitante más viejo”.

De momento se han recogido datos a una altitud de entre 210 m a 2.700 km y, en estos momentos, la sonda Dawn intenta alcanzar alturas aún mayores. El próximo paso, continúa el investigador, es “tomar fotografías de la superficie de Vesta donde el Sol no ha brillado”.

Russell concluye: “Nuestras mediciones mejoran el conocimiento del protoplaneta para saber qué tendríamos que hacer para establecer una base en Vesta para la exploración humana”. (Fuente: SINC)

Fuente de este artículo: NCYT