Entre Ríos: Tierra de Meteoros. Reportaje de diario Uno

 Por Daniel Caraffini

El último registrado data de 2008, pero hay otros ocho constatados. Según los coleccionistas, la provincia es una de las jurisdicciones del país con mayor presencia de estas piezas del cosmos.

Piezas del meteorito Berduc, hallado por la AEA en 2008

Del mismo modo que con el tema de los avistajes de ovnis, con Entre Ríos –Victoria especialmente– como principal centro receptor de ellos, en torno a la caída de meteoritos parece ocurrir algo similar.
Mariano Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde, confió que “dicho por el principal coleccionista del país, Oscar Turone, es la provincia donde más veces vino para buscar meteoritos”.
En los informes recopilados por la Asociación Entrerriana de Astronomía, figuran el Meteorito Berduc (Colonia del Departamento Villaguay), caído el 7 de abril de 2008; en Chajarí, el 29 de noviembre de 1933; Departamento Quebracho, el 13 de marzo de 1957; en Gualeguaychú, en octubre de 1932; y otros denominados Hinojal e Isthilart, el 12 de octubre de 1928; en La Criolla, el 6 de enero de 1986; en María Grande, en 1990; y en Nogoyá, el 30 de junio de 1879.
“Esos son sólo los que tenemos apuntados, pero seguramente hay muchos otros que no están registrados”, apuntó en diálogo con UNO.
Además de los meteoros, a diario se precipitan a tierra lo que se denomina chatarra espacial. Son fragmentos de objetos ya sin uso en el espacio, como grandes restos de cohetes y satélites viejos, restos de explosiones, o de componentes de cohetes como polvo y pequeñas partículas de pintura.

Por Daniel Caraffini

El último registrado data de 2008, pero hay otros ocho constatados. Según los coleccionistas, la provincia es una de las jurisdicciones del país con mayor presencia de estas piezas del cosmos.

Piezas del meteorito Berduc, hallado por la AEA en 2008

Del mismo modo que con el tema de los avistajes de ovnis, con Entre Ríos –Victoria especialmente– como principal centro receptor de ellos, en torno a la caída de meteoritos parece ocurrir algo similar.
Mariano Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde, confió que “dicho por el principal coleccionista del país, Oscar Turone, es la provincia donde más veces vino para buscar meteoritos”.
En los informes recopilados por la Asociación Entrerriana de Astronomía, figuran el Meteorito Berduc (Colonia del Departamento Villaguay), caído el 7 de abril de 2008; en Chajarí, el 29 de noviembre de 1933; Departamento Quebracho, el 13 de marzo de 1957; en Gualeguaychú, en octubre de 1932; y otros denominados Hinojal e Isthilart, el 12 de octubre de 1928; en La Criolla, el 6 de enero de 1986; en María Grande, en 1990; y en Nogoyá, el 30 de junio de 1879.
“Esos son sólo los que tenemos apuntados, pero seguramente hay muchos otros que no están registrados”, apuntó en diálogo con UNO.
Además de los meteoros, a diario se precipitan a tierra lo que se denomina chatarra espacial. Son fragmentos de objetos ya sin uso en el espacio, como grandes restos de cohetes y satélites viejos, restos de explosiones, o de componentes de cohetes como polvo y pequeñas partículas de pintura.
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25 Años del Observatorio: Reportaje de El Diario

 Por Victor Fleitas

El Observatorio, 25 años escudriñando el cielo austral

No es poco 25 años para una institución como la nuestra, que se sostiene por pura camaradería y que ha debido atravesar unos cuantos avatares, como funcionar con lo justo o ser víctimas del vandalismo”, dirá el coordinador del Observatorio de Oro Verde, Mariano Peter, mientras se prepara para la entrevista, en El Diario. Lo hará en representación de un puñado de inquietos, de entre 25 y 35 años -aunque las fronteras etáreas no sean precisas- que atraídos por el maravilloso espectáculo de un cielo estrellado, siempre igual sólo para los desatentos o apurados, mantiene latiendo un espacio sencillo y cautivante en el corazón de la Escuela Alberdi.
Vaya a saber qué los reúne, qué los integra de la observación a la charla amable, de los videos y libros compartidos a las reuniones de compinches. Tal vez haya que buscar alguna pista en lo que señalara Carl Sagan, popular astrónomo y divulgador científico. “En algún sitio, algo increíble espera ser descubierto”, señaló y dejó la expectativa brotando para los tiempos por venir. Lo interesante es que se trata de una práctica que no aleja del entorno, sino que ayuda a poner en contexto: ciertamente, admirar esa inmensidad celeste que se inaugura puede ayudar a relacionarnos desde otro lugar.

 Por Victor Fleitas

El Observatorio, 25 años escudriñando el cielo austral

No es poco 25 años para una institución como la nuestra, que se sostiene por pura camaradería y que ha debido atravesar unos cuantos avatares, como funcionar con lo justo o ser víctimas del vandalismo”, dirá el coordinador del Observatorio de Oro Verde, Mariano Peter, mientras se prepara para la entrevista, en El Diario. Lo hará en representación de un puñado de inquietos, de entre 25 y 35 años -aunque las fronteras etáreas no sean precisas- que atraídos por el maravilloso espectáculo de un cielo estrellado, siempre igual sólo para los desatentos o apurados, mantiene latiendo un espacio sencillo y cautivante en el corazón de la Escuela Alberdi.
Vaya a saber qué los reúne, qué los integra de la observación a la charla amable, de los videos y libros compartidos a las reuniones de compinches. Tal vez haya que buscar alguna pista en lo que señalara Carl Sagan, popular astrónomo y divulgador científico. “En algún sitio, algo increíble espera ser descubierto”, señaló y dejó la expectativa brotando para los tiempos por venir. Lo interesante es que se trata de una práctica que no aleja del entorno, sino que ayuda a poner en contexto: ciertamente, admirar esa inmensidad celeste que se inaugura puede ayudar a relacionarnos desde otro lugar.

Imágen circunpolar del Observatorio

“Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir; no encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias”, es una frase que también suele adjudicarse a Sagan, ya fallecido, que supo inclinarse por la astrobiología o exobiología, una disciplina científica que combina la astrofísica, la biología y la geología en el estudio de la existencia, el origen, la presencia y la influencia de la vida en otros lugares del Universo, aparte de la Tierra, pero que evidentemente lo debe haber ayudado a afrontar la realidad cotidiana con otro talante.
“De los que conformaron la Asociación Entrerriana de Astronomía el 10 de abril de 1976, sólo quedó Luis Trumper; el resto falleció o simplemente tomó otros caminos”, comenta Peter. El 25 de septiembre de 1986, la AEA inauguró su observatorio en la localidad de Oro Verde, a 11 kilómetros de Paraná, desde donde se realiza un importante trabajo de investigación y difusión astronómica. “A mi núcleo más importante de amigos lo hice en el Observatorio”, revelará Peter, con un orgullo que se le filtra en la expresión, antes de insistir en que “más allá de que es un lugar a donde vamos a canalizar nuestras inquietudes por el universo y a calmar nuestras ansias de poder observar los objetos celestes con un buen telescopio, muchas veces aunque el cielo esté nublado nos juntamos igual a comer algo, a charlar, a pasarla bien”.
– ¿Cómo está conceptualizado el Observatorio de Oro Verde?
– Muy bien. Es probable que haya quienes desconozcan que aquí nomás hay un observatorio pero, además, conviene destacar que es uno de los más importantes planetarios aficionados del país, porque cuenta con buena infraestructura e instrumental y buen cielo. Hay otros observatorios con mejores instalaciones pero están dentro de ciudades, como el de La Plata, que no tiene un firmamento tan nítido como el de Oro Verde.

 

Contemplación del Universo desde el Observatorio

En 2009, el observatorio fue declarado de interés legislativo y turístico por la Cámara de Diputados de la provincia; el año pasado, fue declarado de interés cultural por la Cámara de Diputados de la Nación y este año, de interés educativo por el CGE. También en 2010 fue habilitado por la Dirección Nacional de Museos porque también exhibimos meteoritos y restos de una nave espacial rusa que cayó en Entre Ríos en 1991.

JUNTOS. – ¿Qué une a los miembros de la Asociación?
– Una gran pasión por la astronomía, por los misterios del universo. De todos modos, no a todos nos gusta lo mismo: a algunos nos interesa el origen de la vida, la vida en otros mundos, los planetas, asteroides y meteoritos; a otros, los satélites y los cohetes o los conocimientos astronómicos en la antigüedad o la astrofísica, los agujeros negros y demás. A esos intereses particulares los volcamos en las charlas: uno aprende del otro y así crecemos entre todos.
La actividad nuestra fuera del observatorio se divide en charlas, exposiciones y conferencias que damos en distintas escuelas de Paraná y la provincia, a las que llevamos telescopios y material gráfico; y la instalación y atención del planetario móvil Carl Sagan que Luis Trumper pone a nuestra disposición.
– ¿Es distinta la recepción en Paraná y el interior?
– Debo decir que sí. Siempre los más interesados son los chicos, en cualquier lugar. Pero en los pueblos y ciudades del interior todo se vive con otro candor, esa es la verdad.
– ¿Cómo se sostiene el Observatorio en sí y las actividades que organizan?
– No tenemos apoyo corriente del Estado, ni provincial ni municipal ni nacional. Cada tanto accedemos a un subsidio, esporádico, que aplicamos a arreglos puntuales y tareas de mantenimiento. La fuente de financiamiento principal es una especie de entrada (cinco pesos para público en general, tres pesos para contingentes escolares) que se cobra en el Observatorio, que tampoco es requisito indispensable porque ninguna escuela queda excluida porque no tiene plata. En más de una ocasión terminamos poniendo de nuestro bolsillo, pero lo hacemos naturalmente. La Asociación no le cobra cuota a sus asociados: el cielo es de todos y no puede haber restricciones para acceder al telescopio y al conocimiento.

China lanza su primera estación espacial

China continúa con su ambicioso programa tripulado, efectuando, con el lanzamiento de su primera estación espacial, un gran paso adelante en su persecución de la tecnología que lo equipare totalmente a las otras potencias astronáuticas.

Avanzando poco a poco, y ante la negativa occidental a que China pudiera participar en la estación espacial internacional, el país decidió emprender por sí mismo un programa que le proporcionara la independencia necesaria en este sector. Con sus cápsulas Shenzhou empleadas ya repetidamente para enviar astronautas al espacio, el próximo objetivo sería colocar a un módulo-laboratorio en órbita y acoplar a una de las primeras a él.

China continúa con su ambicioso programa tripulado, efectuando, con el lanzamiento de su primera estación espacial, un gran paso adelante en su persecución de la tecnología que lo equipare totalmente a las otras potencias astronáuticas.

Avanzando poco a poco, y ante la negativa occidental a que China pudiera participar en la estación espacial internacional, el país decidió emprender por sí mismo un programa que le proporcionara la independencia necesaria en este sector. Con sus cápsulas Shenzhou empleadas ya repetidamente para enviar astronautas al espacio, el próximo objetivo sería colocar a un módulo-laboratorio en órbita y acoplar a una de las primeras a él.

Este primer módulo se llama Tiangong-1 y dispone de un único puerto de unión, de modo que es una piedra en el edificio por demostrar los mecanismos básicos que permitan en un futuro cercano la construcción de una estación orbital de considerables dimensiones.

La Tiangong-1 está inspirada en las viejas Salyut soviéticas, si bien es más pequeña. Con un peso de 8.500 kg, necesitó de un cohete mejorado (CZ-2FT1) con aceleradores más largos para poder alcanzar el espacio.

El lanzamiento desde Jiuquan ocurrió a las 13:16 UTC del 29 de septiembre, y se desarrolló conforme a lo previsto. Las cámaras de a bordo mostraron el ascenso con relativa claridad, teniendo en cuenta la hora nocturna. La última etapa del cohete situó al vehículo en una órbita de 198 por 332 km, y una inclinación de 42,75 grados. La Tiangong-1 se separó sin dificultades, abrió los paneles solares y empezó a comunicar con la Tierra. En sucesivos días, maniobrará para convertir a su órbita en circular, a la espera de la llegada de una Shenzhou-8 no tripulada, antes de que termine el año (quizá en noviembre), la cual practicará el acoplamiento automático. Tras permanecer 12 días unida a ella, se apartará y volverá a intentar la unión, antes de regresar definitivamente a casa.

Si la misión tiene éxito, en 2012 se enviará a la primera cápsula tripulada (Shenzhou-9), probablemente con un único astronauta, para repetir la maniobra e iniciar un período de ocupación limitado. Más adelante volará la Shenzhou-10, con más hombres y quizá una mujer. La Tiangong-1 transporta suministros para dos años, y dado que sólo tiene un puerto de atraque, no puede recibir naves de carga mientras haya astronautas en ella. Será a partir de la Tiangong-3 cuando debutarán nuevos sistemas, incluyendo sistemas de reciclaje de agua, etc. Si incorpora un puerto de atraque adicional, las estancias podrán prolongarse en el tiempo, gracias a la llegada de naves de suministros. Tras un período de explotación razonable, China tendrá ya listos sus nuevos cohetes CZ-5 y podrá lanzar módulos de 20 toneladas, para iniciar la construcción de una estación parecida a la Mir rusa o la Skylab americana.

La Tiangong-1 consta de dos partes principales: una zona de servicio, con los paneles solares y los tanques de combustible, y una zona para los experimentos. En total, se dispone de 530 pies cúbicos de volumen para el trabajo de tres astronautas.

Fuente: Noticias de la Ciencia

Una mancha solar apunta directamente hacia la Tierra

La mancha solar que apunta a la Tierra

Si se produce una llamarada de gran magnitud, la magnetosfera del planeta puede ser golpeada fuertemente. Solo nos queda esperar
la última semana, apuntará hoy jueves hacia la Tierra, según ha alertado la web especializada 'Space Weather'. Los expertos señalan que se trata de una jornada "determinante" ya que, si se produce una llamarada de gran magnitud, la magnetosfera del planeta puede ser duramente golpeada. En ese caso, nuestros sistemas de comunicación y navegación por satélite pueden estar en peligro.

La mancha solar que apunta a la Tierra

Si se produce una llamarada de gran magnitud, la magnetosfera del planeta puede ser golpeada fuertemente. Solo nos queda esperar
la última semana, apuntará hoy jueves hacia la Tierra, según ha alertado la web especializada 'Space Weather'. Los expertos señalan que se trata de una jornada "determinante" ya que, si se produce una llamarada de gran magnitud, la magnetosfera del planeta puede ser duramente golpeada. En ese caso, nuestros sistemas de comunicación y navegación por satélite pueden estar en peligro.

En los últimos días las tormentas solares se han sucedido, registrándose algunas de las eyecciones más grandes (de nivel X) saliendo de la super mancha 1302. Concretamente, de esta mancha nació la tormenta solar del pasado 14 de febrero, de magnitud X2, y las registradas hace dos días, una de ellas fue X1.6.

Ahora, 'Space Weather' no descarta que pueda salir una llamarada del tamaño de la propia mancha, y que sería de nivel X40, es decir, la más grande detectada en el actual ciclo solar. Esta teoría se basa en los antecedentes. Así, los expertos han indicado que manchas del tamaño de la 1302 son las que han causado llamaradas de estas magnitudes en el pasado.

A la espera
Ante esta situación, científicos de la NASA y de la Agencia Espacial Europea (ESA) seguirán con detenimiento la trayectoria de la mancha. En el caso de que este jueves no se produzca ninguna eyección la mancha seguirá rotando y apuntará en otra dirección, de manera que ya no chocará directamente con la Tierra. "Sólo se puede esperar" han apuntado los expertos a la web.

La 1302 es una mancha gigante que mide más de 150.000 kilómetros de punta a punta, tan grande que se puede ver con un telescopio de aficionado desde tierra al amanecer o al atardecer. Por supuesto, jamás debe mirarse al Sol sin los equipos adecuados.

El martes pasado, la mancha masiva produjo la última llamarada, originada por el efecto indirecto de las sucesivas eyecciones de masa coronal del Sol de los pasados días. Esta eyección llegó a penetrar la magnetosfera y la atmósfera con efectos geomagnéticos en la localidad noruega de Lofoten, según ha informado el Goddard Space Weather Lab de la NASA.

Fuente: ABC

Primera imágen de la caída del satélite UARS de la NASA

 

Si esta mañana se confirmaba la caída del Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS), de 5.675 kilogramos de peso, poco después del mediodía la red se llenaba de imágenes y vídeos que grababan la caída del satélite a algún lugar del océano Pacífico.

 

Si esta mañana se confirmaba la caída del Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS), de 5.675 kilogramos de peso, poco después del mediodía la red se llenaba de imágenes y vídeos que grababan la caída del satélite a algún lugar del océano Pacífico.

La NASA confirmaba  a través de su perfil de Twitter que "el satélite estaba cruzando en dirección este sobre Canadá y África, así como sobre vastas zonas de los océanos Pacífico, Atlántico e Indico durante ese periodo", a la vez que varios aficionados comenzaban a  colgar imágenes y vídeos del supuesto satélite atravesando la atmósfera y cayendo en algún lugar del océano, aunque la NASA también confirmaba que varios trozos del satélite habrían caído en suelo canadiense.

Es tal la diversidad de vídeos subidos a Youtube sobre el satélite en cuestión, que poco  a poco se va haciendo una selección de los que son más reales y aquellos que no lo son tanto. De los dos vídeos seleccionados, el primero de ellos que recibe el título de "Momento exato – UARS – 24/09/2011 – NASA Momento exato da entrada na Atmosfera terrestre" posee por el momento poco más de 300 reproducciones y ha sido subido hace dos horas. Su autor se define como Joanatascardoso y no duda en incluir varios accesos

Fuente: El Referente