El Solar Dynamics Observatory ha captado una reconexión forzada, un «latigazo» magnético capaz de afectar a la meteorología espacial en el entorno de la Tierra.
El Sol no es solo un disco luminoso y radiante en el cielo. En realidad es un orbe casi perfectamente esférico de plasma, cuya composición es en un 73% de hidrógeno y en un 25% de helio. Alcanza un diámetro 109 veces más largo que el de la Tierra y una masa que supera a la de nuestro planeta en 330.000 veces. Además, esta estrella es también un majestuoso reactor de fusión nuclear que, cada segundo, convierte 600.000 millones de toneladas de hidrógeno en helio. Curiosamente, toda la energía generada en su interior tarda decenas de miles de años en ascender hacia la superficie y en ser liberada en forma de energía y calor. Ya en la atmósfera solar, aparecen dos fenómenos no bien comprendidos: la aceleración del viento solar, el flujo de plasma que el Sol emite en todas direcciones y que es frenado por el campo magnético terrestre, y el calentamiento de la corona, la capa más externa del Sol, hasta varios millones de grados centígrados, cuando la superficie tiene una temperatura miles de veces menor.
La vida en la Tierra, el clima y los satélites de comunicaciones dependen del Sol, así que comprender su funcionamiento es crucial. Esta semana, un grupo de astrofísicos ha observado, por primera vez, un fenómeno predicho hace 15 años. Se trata de un nuevo tipo de erupción solar en el que las líneas de campo magnético de una región se reajustan, con una especie de chasquido, en respuesta a una perturbación cercana. Estas observaciones se han publicado esta semana en « Astrophysical Journal» y se han realizado a través del Solar Dynamics Observatory (SDO), de la NASA.
«Esta ha sido la primera observación de una reconexión magnética inducida por un agente externo», ha explicado en un comunicado Abhishek Srivastava, coautor del trabajo e investigador en el Instituto de Tecnología de India (BHU) en Varanasi. Gracias a eso, se ha podido confirmar la existencia de la «reconexión forzada», predicha hace unos 15 años.
Lo importante es que esto «podría ser muy útil para comprender otros sistemas», según ha explicado Srivastava. ¿Cuáles? «Por ejemplo, la magnetosfera de la Tierra y de otros planetas, o bien otras fuentes de plasma magnetizado, incluyendo experimentos de laboratorio donde el plasma es muy difícil de controlar».
Por ejemplo, resulta que la contención del plasma es uno de los grandes retos para el diseño de los reactores nucleares de fusión: este material se expande y está tan caliente que resulta difícil que no «devore» la contención, si no es usando un campo magnético.
Un latigazo en la corona solar
El fenómeno fue detectado gracias al SDO, una sonda que estudia la radiación ultravioleta emitida por la estrella y los cambios que el Sol experimenta en su superficie. En concreto, una hora de observaciones permitieron ver cómo una prominencia, un gigantesco penacho de material, fue lanzada al espacio con un latigazo y después volvió a caer sobre la fotosfera, en la superficie del Sol. Pero, poco antes de completar su recorrido y de colapsar, la prominencia se topó con una maraña de líneas de campo magnético, las comprimió y estalló cuando dicho campo se reconfiguró.
Este tipo de reajustes del campo magnético, que se conocen como reconexiones, se ha observado varias veces: por ejemplo, ocurren constantemente en el entorno de la Tierra, donde el campo magnético terrestre interacciona con el viento solar. Sin embargo, nunca se había visto una reconexión disparada por una erupción próxima..
Un nuevo secreto del Sol
Los resultados recogidos por los investigadores apuntan a que este fenómeno, conocido como reconexión forzada, ocurre cuando una erupción solar comprime el plasma y los campos magnéticos hasta el punto de reconectarlos.
Según señalan los datos recogidos por el SDO, el proceso contribuye de forma limitada al misterio de la temperatura de la corona solar (millones de grados más caliente que la superficie del Sol). Los autores del estudio también sospechan que, aparte de las prominencias, otros sucesos, como las llamaradas o las eyecciones de masa coronal, pueden también disparar las reconexiones forzadas.
Por tanto, sospechan que esta reconexión forzada ocurre constantemente en el Sol: «Pero tenemos que seguir observándola y cuantificándola si queremos probarlo», ha dicho Srivastava. De momento, ahora los científicos tienen nuevos datos con los que comprender al Sol y estudiar la meteorología espacial, para saber cuándo el entorno de la Tierra será bombardeado por una lluvia de partículas de alta energía.
Fuente: ABC