Medio millón de cometas y asteroides desconocidos nos amenazan

 Ida, el primer asteroide descubierto que posee un satélite natural llamado Dactyl

Anoche, mientras todos los astrónomos de todo el mundo realizaban meticulosos ensayos con sus equipos para perseguir hoy al asteroide 2012 DA14, descubierto por el granadino observatorio de La Sagra, otro viajero espacial se nos acercaba por la espalda y nos pillaba desprevenidos, hiriendo a cientos de personas cerca de los Urales, en Rusia. No es extraño, si atendemos a las cifras: se calcula que hay más de medio millón de asteroides como estos surcando nuestra órbita, de los que se han catalogado 9.600. Son los denominados NEO (objetos próximos a la Tierra, por sus siglas en inglés), de los que habríamos descubierto en torno al 1%. De los conocidos, apenas 362 se consideran probabilísticamente peligrosos, aunque sea de forma remota, según la Agencia Espacial Europea (ESA). Recientemente, la NASA hizo una especie de recuento: existirían unos 4.700 asteroides peligrosos por ser mayores de 100 metros de diámetro, de los que tenemos localizados al 20%-30%. De alertar de su llegada se dedican, en la medida de sus posibilidades, organismos relativamente recientes creados por la NASA y la ESA. Pero también miles de aficionados que pasan las noches mirando al cielo, a través de sus portátiles, para alertar de sus peligros.
Algo así sucedió en las primeras horas del 23 de febrero del año pasado, cuando el equipo de Jaime Nomen, del Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM), detectó un objeto desconocido que sería catalogado como el asteroide 2012 DA14 y cuya órbita le convierte en un potencial peligro para los habitantes de la Tierra. Esta noche, ese asteroide peinará el flequillo de nuestro planeta, acercándose hasta unos 27.700 kilómetros sobre Indonesia, mucho más cerca que nuestros satélites geoestacionarios artificiales, que orbitan 35.000 kilómetros por encima del ecuador. Nunca antes de había calculado el paso de un objeto de este tamaño tan cerca… sin golpearnos. Desde La Sagra ya han detectado 64 objetos y ocho cometas.

 Ida, el primer asteroide descubierto que posee un satélite natural llamado Dactyl

Anoche, mientras todos los astrónomos de todo el mundo realizaban meticulosos ensayos con sus equipos para perseguir hoy al asteroide 2012 DA14, descubierto por el granadino observatorio de La Sagra, otro viajero espacial se nos acercaba por la espalda y nos pillaba desprevenidos, hiriendo a cientos de personas cerca de los Urales, en Rusia. No es extraño, si atendemos a las cifras: se calcula que hay más de medio millón de asteroides como estos surcando nuestra órbita, de los que se han catalogado 9.600. Son los denominados NEO (objetos próximos a la Tierra, por sus siglas en inglés), de los que habríamos descubierto en torno al 1%. De los conocidos, apenas 362 se consideran probabilísticamente peligrosos, aunque sea de forma remota, según la Agencia Espacial Europea (ESA). Recientemente, la NASA hizo una especie de recuento: existirían unos 4.700 asteroides peligrosos por ser mayores de 100 metros de diámetro, de los que tenemos localizados al 20%-30%. De alertar de su llegada se dedican, en la medida de sus posibilidades, organismos relativamente recientes creados por la NASA y la ESA. Pero también miles de aficionados que pasan las noches mirando al cielo, a través de sus portátiles, para alertar de sus peligros.
Algo así sucedió en las primeras horas del 23 de febrero del año pasado, cuando el equipo de Jaime Nomen, del Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM), detectó un objeto desconocido que sería catalogado como el asteroide 2012 DA14 y cuya órbita le convierte en un potencial peligro para los habitantes de la Tierra. Esta noche, ese asteroide peinará el flequillo de nuestro planeta, acercándose hasta unos 27.700 kilómetros sobre Indonesia, mucho más cerca que nuestros satélites geoestacionarios artificiales, que orbitan 35.000 kilómetros por encima del ecuador. Nunca antes de había calculado el paso de un objeto de este tamaño tan cerca… sin golpearnos. Desde La Sagra ya han detectado 64 objetos y ocho cometas.

 

Cometa desplegando su típica cauda o cola

“Lo nuestro no es astrofísica”, aclaraba el jueves Nomen, camino de La Sagra, desde donde capturaron al 2012 DA14. “Nosotros nos dedicamos estrictamente a la detección de objetos: sobre todo es trabajo informático, de tratamiento de imágenes, de programación”, apunta. El caso de Nomen resume perfectamente la profesionalización a la que llegan estos aficionados. Odontólogo de formación, tan solo mira muelas una vez por semana. El resto del tiempo lo dedica a los asteroides gracias a las ayudas que recibe de distintos organismos públicos. “La ESA (Agencia Espacial Europea) nos viene financiando… Bueno, nos financia porque hemos ganado proyectos para ellos, no es que nos dé el dinero porque sí”, aclara Nomen. Además, cuentan con apoyo económico del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y 5.770 euros de la Sociedad Planetaria -que fundara Carl Sagan- para comprar instrumental.
El caso de Nomen y el resto del equipo de La Sagra es un ejemplo perfecto de la importancia de estos aficionados, que se esfuerzan en alcanzar niveles de profesionalidad dignos de los grupos más punteros del mundo para vigilar los cielos por nosotros. Buena parte de ellos miran al firmamento desde España, cuyos equipos registran buena parte de estos objetos peligrosos, solo por detrás de EEUU. La Sagra y el Observatorio del Teide son dos de los mejores puntos de Europa para tratar de dar con un NEO. Pero dependen de los dineros públicos y los recortes les pueden perjudicar gravemente: “Sin las ayudas sería imposible. Ya en la actualidad vamos al límite, hace falta un hardware muy potente para ser competitivos”, explica Nomen, preocupado porque “sin duda alguna”, la reducción de la aportación española a la ESA va a reducir el retorno hacia proyectos como el suyo.

Imágen de la superficie del asteroide Lutetia

Problemas de financiación

El problema de la financiación ha provocado que desde hace unos años se haya frenado la aportación de los amateurs, que vivieron su mayor esplendor en torno a 2008. Desde ese año, se disparó el hallazgo de objetos más pequeños y menos brillantes, y los modestos equipos de los aficionados empezaron a quedar en evidencia. Mientras que los astrónomos aficionados cada vez pesan más en otros campos de la investigación, como la búsqueda de exoplanetas, la competencia y la importancia de los materiales ha provocado que cada vez sean menos los que colaboran en su sector, como reconoce Nomen. Estar en la vanguardia de los descubrimientos, como ellos, es muy caro. La mayoría se dedica a labores de seguimiento o follow-up, como lo denominan ellos, un campo en el que la aportación de los astrónomos no profesionales es decisiva.
Así lo confirma Ed Beshore, responsable del Catalina Sky Survey, el proyecto que lidera mundialmente la detección de estos asteroides: “La observación de objetos recién descubiertos para refinar las órbitas es muy importante. Hasta 2008, los grupos profesionales dependían mucho de los aficionados para el seguimiento de NEOs recién descubiertos. En Catalina, alrededor del 80% de los trabajos de seguimiento dependían de ellos”, asegura Beshore. Una vez cazado el objeto es importante seguir observando su viaje para ayudar a calcular su velocidad de rotación, su forma y demás información que terminarán por definir su trayectoria.

Estela dejada por un bólido

La importancia de seguir la trayectoria

Porque buena parte de estos asteroides regresan, ya que siguen órbitas que en ocasiones se asemejan demasiado a la de la Tierra. El 2012 DA14, por ejemplo, da una vuelta al Sol en 366,2 días. Determinar que no volverá a cruzarse con nosotros, o que no lo hará hasta dentro de tres décadas (como es el caso), es fundamental. Por ello, estos objetos se catalogan en distintas categorías, según lo prioritaria que sea su observación. En la actualidad, no hay ninguno catalogado como Urgente y solo dos como Necesario.
Beshore explica que nunca como ahora la NASA ha puesto tanto dinero encima de la mesa para buscar estos objetos potencialmente peligrosos: 20 millones de dólares. Sin embargo, la competencia es feroz y solo el 30%-40% de los aspirantes logra pegarle un bocado al pastel, según sus cálculos. Ahí es donde La Sagra se mantiene peleón, ya que forma parte destacada del proyecto vigilancia de objetos espaciales de la ESA (SSA).

Tutatis, un asteroide de 400 mts. de diámetro que amenaza con impactar en el futuro

El responsable del programa para objetos peligrosos para la tierra, Detlef Koschny, se encarga de coordinar el trabajo de los grupos de aficionados. Insiste en que su trabajo es “muy importante” para el seguimiento de los asteroides, para que “ no se pierdan de nuevo debido a incertidumbres en sus órbitas”. Desde su programa financian tanto a La Sagra en Granada como el equipo de voluntarios del Observatorio del Teide (TOTAS) de Tenerife, un grupo internacional de aficionados a la caza de potenciales meteoritos que ya ha dado sus primeras alegrías. A ellos se ha sumado hace poco el telescopio británico Faulkes, que promete disparar el ratio europeo de descubrimiento de amenazas.
Koschny resalta que los aficionados están haciendo grandes aportaciones en el apartado de la programación. En este campo, se trata de una labor fundamental porque ayuda a los expertos a filtrar al máximo la detección de rocas voladoras desconocidas, eliminando ruido, asteroides conocidos, satélites artificiales y demás obstáculos. De hecho, en TOTAS colabora uno de los mejores, el alemán Matthias Busch, desarrollador de Astrometrica, un software fundamentar para dar con un NEO. Un simple aficionado premiado con el nombre de un asteroide, 7687 Matthias, por su importante contribución. “El software detecta objetos en movimiento. Sin embargo, no todos son asteroides y para distinguirlos hacen falta personas mirando esas imágenes en miniatura”, explica Koschny. “Compartir ese trabajo entre diez personas es, obviamente, diez veces más rápido que si lo hago solo. Definitivamente, necesitamos más ojos mirando el cielo”.

Fuente: Es Materia

Importante astrónomo visitará Oro Verde

Los días 8 y 9 de Noviembre Carlos Colazo, del Observatorio de Bosque Alegre, dará dos talleres sobre astrometría y fotometría para miembros de la Asociación Entrerriana de Astronomía.

Imágen del objeto de 17 metros de diámetro caíado en los Urales, Rusia, en Febrero de 2013

Se llevará a cabo en Oro Verde, en las instalaciones del Observatorio Astronómico de la Asociación Entrerriana de Astronomía y del Observatorio Galileo Galilei un taller de astrometría y fotometría para los integrantes de la asociación. El encuentro estará a cargo de Carlos Colazo, astrónomo de la Estación Astrofísica de Bosque Alegre, en Córdoba, e integrante de la Asociación de Observatorios Argentinos de Cuerpos Menores (AOACM).
La AOACM es un grupo de observatorios particulares pertenecientes a astrónomos amateurs que llevan adelante en conjunto distintos proyectos relacionados principalmente con la obtención de astrometrías de cometas y asteroides.
Las astrometrías son determinaciones exactas de la ubicación de un cuerpo celeste, obtenidas a partir de imágenes capturadas por una cámara fotográfica CCD (de uso exclusivamente astronómico) a través de un telescopio, que luego son procesadas con un software especial. Estas astrometrías son reportadas al Minor Planet Center (integrante de la Unión Astronómica Internacional), que es el organismo encargado de, entre otras cosas, calcular las órbitas de los llamados cuerpos menores del sistema solar (asteroides y cometas). Las fotometrías se obtienen de manera similar y son un registro exacto del brillo de un cuerpo celeste.

Los días 8 y 9 de Noviembre Carlos Colazo, del Observatorio de Bosque Alegre, dará dos talleres sobre astrometría y fotometría para miembros de la Asociación Entrerriana de Astronomía.

Imágen del objeto de 17 metros de diámetro caíado en los Urales, Rusia, en Febrero de 2013

Se llevará a cabo en Oro Verde, en las instalaciones del Observatorio Astronómico de la Asociación Entrerriana de Astronomía y del Observatorio Galileo Galilei un taller de astrometría y fotometría para los integrantes de la asociación. El encuentro estará a cargo de Carlos Colazo, astrónomo de la Estación Astrofísica de Bosque Alegre, en Córdoba, e integrante de la Asociación de Observatorios Argentinos de Cuerpos Menores (AOACM).
La AOACM es un grupo de observatorios particulares pertenecientes a astrónomos amateurs que llevan adelante en conjunto distintos proyectos relacionados principalmente con la obtención de astrometrías de cometas y asteroides.
Las astrometrías son determinaciones exactas de la ubicación de un cuerpo celeste, obtenidas a partir de imágenes capturadas por una cámara fotográfica CCD (de uso exclusivamente astronómico) a través de un telescopio, que luego son procesadas con un software especial. Estas astrometrías son reportadas al Minor Planet Center (integrante de la Unión Astronómica Internacional), que es el organismo encargado de, entre otras cosas, calcular las órbitas de los llamados cuerpos menores del sistema solar (asteroides y cometas). Las fotometrías se obtienen de manera similar y son un registro exacto del brillo de un cuerpo celeste.

 

Carlos Colazo junto a su telescopio

En el campo de la determinación de las órbitas de los asteroides, el trabajo del astrónomo amateur es imprescindible. Y para los llamados “asteroides cercanos a la tierra” el astrónomo amateur realiza un verdadero trabajo a favor de la humanidad. Los “asteroides cercanos a la Tierra” (NEA, por su sigla en inglés, “Near Earth Asteroid”) son asteroides cuyas órbitas los llevan muy cerca de nuestro planeta, lo que implica riesgo de colisión. Aunque las cifras varían según los estudios realizados, se calcula que existen alrededor de 600.000 asteroides que se acercan peligrosamente a la tierra y tienen un diámetro superior a 1 metro. Y de esta cifra, los que superan los 30 metros de diámetro son un verdadero peligro a nivel global, y sólo el 1% de ellos han sido descubiertos, y de muchos de éstos no se tienen datos para calcular si su órbita tiene rumbo de colisión con la Tierra.

Meteoritos rocosos caídos en Colonia Berduc, Entre Ríos en Abril de 2008
 
Meteorito entrerriano
El meteorito Berduc, que se precipitó a tierra en 2008 tenía un metro de diámetro antes de desintegrarse, y el que recientemente cayó en Cheliàbinsk (Rusia) tenía 17 metros de diámetro, lo que nos permite imaginar las consecuencias de una caída en tierra.
A nivel mundial son pocos los organismos que hacen vigilancia de estos asteroides potencialmente peligrosos. Y en la Argentina la vigilancia sólo la hace la AOACM. Su trabajo consiste en realizar el mayor número de astrometrías posibles de cada asteroide para que el Minor Planet Center (con registros de todo el mundo) pueda precisar su órbita, ya que cuantas más veces determinemos donde está precisamente, más sencillo será prever por donde pasará. Y no es una tarea menor, ya que conocer las órbitas de cometas y asteroides sirve para poder prever, y eventualmente prevenir, una colisión con la Tierra que podría tener las consecuencias que sufrieron los dinosaurios hace 65 millones de años.
Cabe destacar que los observatorios nucleados en la AOACM realizan su labor sin ningún tipo de retribución ni de subsidio, por simple amor a la astronomía. Y a esa red de astrónomos amateurs que vigilan el cielo ha sido invitada la Asociación Entrerriana de Astronomía. Ese es el motivo por el que se realizarán los talleres de astrometría y fotometría, para capacitar a los astrónomos de dicha asociación en el uso de los instrumentos y software necesarios para sumar a nuestra provincia a la tarea. Una verdadera aventura que posicionará a nuestra provincia en la vanguardia de la astronomía argentina.

 

Los asteroides son cuerpos menores que a veces pasan muy cerca de la Tierra

Programas de investigación
MRA: Medición de rotación de asteroides. Como son cuerpos pequeños, su rotación es un dato necesario para conocer la trayectoria.
RAAI: Recuperación de asteroides de alta incertidumbre. Sumar observaciones de asteroides cuyas órbitas son casi desconocidas.
CSRAC: Confirmación, seguimiento y recuperación de asteroides y cometas. Se trata de concentrar los esfuerzos en confirmar descubrimientos de asteroides y cometas, seguirlos en el tiempo para conocer su órbita, y recuperarlos (realizar la primera observación en una nueva aproximación del asteroide o cometa).
 
La Asociación Entrerriana de Astronomía informa que debido a los talleres de astrometría y fotometría en los que participaran sus miembros, el Observatorio no abrirá sus puertas al público el día sábado 9.

Alberto Anunziato, Dto. de Cometas, Asteroides y Meteoritos – AEA

¿Oro en meteoritos?

Por William Kremer
Servicio Mundial de la BBC

¿Por qué encontramos pepitas de oro en la superficie de la Tierra?

Para los jefes tribales de la América precolombina, el deslumbrante amarillo del oro que encontraban en el fondo de los riachuelos o enterrado bajo el piso rocoso simbolizaba el poder del dios sol. Por eso se vestían con armaduras de batalla forjadas con el metal encantado confiados de que les protegería.
Pero sufrieron una decepción.

El oro, un metal inusualmente suave, no tenía nada que hacer frente al acero de los españoles. Pero puede que los indígenas americanos no estuviesen tan despistados al creer que ese elemento era de otro mundo.
"¿Por qué encontramos pepitas de oro en la superficie de la Tierra?", pregunta el escritor científico John Emsley. "La respuesta a eso es que han llegado del espacio en forma de meteoritos".
Esta teoría ha sido adoptada en las últimas décadas por la mayoría de los científicos como una forma de explicar la abundancia de oro sobre la Tierra. Se cree que nuestro planeta tiene 1,3 gramos de oro por cada 1.000 toneladas de otro tipo de materiales de la corteza terrestre (la cáscara rocosa del planeta tiene unas 25 millas de espesor -más de 40 kilómetros-), una cifra demasiado alta como para encajar con los modelos estándares de formación de nuestro planeta.
Después de su nacimiento hace 4.500 millones de años, la superficie de la Tierra estaba cubierta de volcanes y rocas fundidas. Después, durante decenas de millones de años, la mayoría del hierro se hundió a través de la capa exterior conocida como el manto hacia el núcleo de la Tierra. El oro se habría mezclado con el hierro y se habría hundido con él. Matthias Willbold, un geólogo del Imperial College de Londres, compara ese proceso con el que sucede con las gotas de vinagre que se quedan en el fondo de un plato con aceite de oliva.
"Todo el oro debería haber desaparecido", afirma.

Por William Kremer
Servicio Mundial de la BBC

¿Por qué encontramos pepitas de oro en la superficie de la Tierra?

Para los jefes tribales de la América precolombina, el deslumbrante amarillo del oro que encontraban en el fondo de los riachuelos o enterrado bajo el piso rocoso simbolizaba el poder del dios sol. Por eso se vestían con armaduras de batalla forjadas con el metal encantado confiados de que les protegería.
Pero sufrieron una decepción.

El oro, un metal inusualmente suave, no tenía nada que hacer frente al acero de los españoles. Pero puede que los indígenas americanos no estuviesen tan despistados al creer que ese elemento era de otro mundo.
"¿Por qué encontramos pepitas de oro en la superficie de la Tierra?", pregunta el escritor científico John Emsley. "La respuesta a eso es que han llegado del espacio en forma de meteoritos".
Esta teoría ha sido adoptada en las últimas décadas por la mayoría de los científicos como una forma de explicar la abundancia de oro sobre la Tierra. Se cree que nuestro planeta tiene 1,3 gramos de oro por cada 1.000 toneladas de otro tipo de materiales de la corteza terrestre (la cáscara rocosa del planeta tiene unas 25 millas de espesor -más de 40 kilómetros-), una cifra demasiado alta como para encajar con los modelos estándares de formación de nuestro planeta.
Después de su nacimiento hace 4.500 millones de años, la superficie de la Tierra estaba cubierta de volcanes y rocas fundidas. Después, durante decenas de millones de años, la mayoría del hierro se hundió a través de la capa exterior conocida como el manto hacia el núcleo de la Tierra. El oro se habría mezclado con el hierro y se habría hundido con él. Matthias Willbold, un geólogo del Imperial College de Londres, compara ese proceso con el que sucede con las gotas de vinagre que se quedan en el fondo de un plato con aceite de oliva.
"Todo el oro debería haber desaparecido", afirma.

 

 Los fragmentos de material espacial podrían ser los portadores del oro

Lluvia de meteoritos

Sin embargo, no ha sido así. Así que la ciencia tiene que dar una explicación a eso y la respuesta preferida en estos momentos por los científicos es que hubo una lluvia de meteoritos.
"La teoría es que después de que se formó el núcleo terrestre hubo una lluvia de meteoritos que impactó contra la Tierra", explica Willbold. "Esos meteoritos contenían una cierta cantidad de oro que rellenó el manto y la corteza continental de la Tierra con oro".
Willbold explica que esta teoría encaja con el patrón de actividad meteorítica tal y como la entienden los científicos que tuvo su punto culminante en una inmensa tormenta que tuvo lugar hace 3.800 millones de años a la que se conoce como "bombardeo terminal".
El impacto de los meteoritos, que provenían de un cinturón de asteroides que todavía existe entre la Tierra y Marte, provocó los cráteres que vemos en la Luna.
Esta idea de la lluvia de meteoritos bañados en oro se mencionó por primera vez tras los viajes a la Luna de las naves Apolo en la década de los 70. Los científicos que examinaron las muestras de rocas del manto de la Luna encontraron mucho menos iridio y oro que lo hallado en la superficie lunar o en la corteza y manto de la Tierra.
Algunos presentaron como hipotésis que tanto la Luna como la Tierra habían sido impactadas por meteoritos ricos en iridio, conocidos como condritas, del espacio exterior. Mientras que la valiosa carga de esta lluvia meteórica quedó dispersa en la superficie de la Luna, en la Tierra, la actividad interna del planeta la revolvió con el manto terrestre.
La hipótesis se ha vuelto una teoría fundamental en la ciencia planetaria.
También ayuda a explicar otras muchas anomalías de la composición terrestre. Se cree que los mismos meteoritos trajeron el carbono, el nitrógeno, el agua y los aminoácidos que son vitales para la vida en nuestro planeta.
"Son básicamente los pilares de la Tierra", sostiene Willbold.

Los asteroides están formados por una amplia variedad de minerales, algunos de ellos muy escasos en la superficie terrestre

Una hipótesis de las rocas de Groelandia…

Hace dos años, el científico, junto a un equipo de las universidades de Bristol y Oxford, ambas en el Reino Unido, examinaron rocas de Groenlandia que provienen de una parte del manto de la Tierra que estuvo aislada de la actividad de los meteoritos por un periodo crucial de unos 600 millones de años.
El equipo no analizó el contenido de oro en las rocas de hace 4.400 millones de años, sino el de tungsteno. Ese elemento tiene similaridades con el oro pero aparece en diferentes formas o isótopos y esto ofrece a los científicos más información histórica.
"La composición de isótopos de tungsteno de estas piedras era básicamente muy diferente de la composición de isótopo de tungsteno de otras", señala Willbold.
El científico deduce que las rocas que encontraron en Groelandia son un remanente de la composición de la Tierra antes de que comenzara la lluvia de meteoritos bañados en metales preciosos que se cree que tuvo lugar entre hace 4.400 y 3.800 millones de años.
El influyente estudio de Willbold, que fue publicado por la revista Nature en septiembre de 2011, ofrece la prueba más convincente hasta ahora de la teoría de esa lluvia de meteoritos. Esta hipótesis parece la mejor explicación al inusual perfil de isótopos de tungsteno de las rocas de Groenlandia, así como en los 70 parecía explicar también las diferentes cantidades de oro e iridio en los mantos de la Tierra y la Luna.
Pero la hipótesis ha sido rebatida.

… Y otra de las rocas de Rusia

El año pasado, Mathieu Touboul y un equipo de la Universidad de Maryland examinaron otras rocas, esta vez de Rusia, significativamente más jóvenes que las del estudio de Groenlandia, de hace 2.800 millones de años.
Estas rocas jóvenes tenían un alto contenido de elementos conocidos como "siderófilos" -el grupo de metales que incluye al oro. Pero en términos de isótopos de tungsteno, las rocas resultaron ser muy similares a las del estudio de Willbold.
Pero sin embargo provienen de la época en la que se cree que se produjo el bombardeo de meteoritos.
"Hemos alcanzado una conclusión diferente sobre lo que está generando estas anomalías en las rocas", explica Touboul, quien cree que las diferencias en el manto de la Tierra pueden haber provocado que los isótopos de tungsteno se desarrollasen de maneras diferentes.
Sin embargo, cree que la teoría de la lluvia de metoritos bañados en metales preciosos es correcta, pero no que las medidas de isótopo de tungsteno sean una prueba de ello.
Otros científicos creen que ha llegado la hora de cambiar integralmente el planteamiento.
"Antes aceptaba la teoría de la lluvia de meteritos bañados en metales preciosos, pero era cuando teníamos tan pocos datos que parecía una interpretación sensata", afirma Munir Humayun, de la Universidad Estatal de Florida.
"Parecía elegante pero había muchas lagunas en los datos. Suponíamos mucho y sabíamos muy poco entonces", sostiene.
Humayun asegura que los estudios originales de los años 70 sobre las rocas de la Tierra y de la Luna produjeron resultados imprecisos que se diferenciaban con otros estudios más sofisticados que se hicieron en la década de los 90.
Uno de esos estudios, de la Universidad de Maryland, encontró menos similitudes de las esperadas entre las rocas de la Tierra y las condritas, los meteoritos ricos en iridio. "Ahí fue donde la teoría de la lluvia de meteoritos falló a mi juicio", dice. "Ninguno de los tipos de meteoritos conocidos se parecían a los bañados en metales preciosos".

La frontera del Sistema Solar

El Sistema Solar tiene forma de burbuja. Forma parte del Sistema Solar todo lo que está dentro de la zona de influencia del Sol. Es decir, hasta donde alcanzan su fuerza de gravedad, el viento solar y su campo magnético. Esta burbuja se llama heliosfera, y flota por el espacio orbitando alrededor de la galaxia.

El borde exterior de la heliosfera se llama heliopausa. La heliopausa es la frontera invisible del Sistema Solar. Es el lugar donde el viento solar pierde velocidad y da la vuelta. Envuelve la heliosfera y la protege de los rayos cósmicos externos.

La heliopausa es elástica. Se expande y se contrae, y puede cambiar de forma y tamaño. Se cree que en algún tiempo pasado estuvo muy contraída y el Sistema Solar estuvo expuesto a muchos rayos cósmicos.

El Sistema Solar tiene forma de burbuja. Forma parte del Sistema Solar todo lo que está dentro de la zona de influencia del Sol. Es decir, hasta donde alcanzan su fuerza de gravedad, el viento solar y su campo magnético. Esta burbuja se llama heliosfera, y flota por el espacio orbitando alrededor de la galaxia.

El borde exterior de la heliosfera se llama heliopausa. La heliopausa es la frontera invisible del Sistema Solar. Es el lugar donde el viento solar pierde velocidad y da la vuelta. Envuelve la heliosfera y la protege de los rayos cósmicos externos.

La heliopausa es elástica. Se expande y se contrae, y puede cambiar de forma y tamaño. Se cree que en algún tiempo pasado estuvo muy contraída y el Sistema Solar estuvo expuesto a muchos rayos cósmicos.

 

El límite de la heliopausa se llama choque de terminación. Está en contacto con la radiación externa. A partir de ahí comienza el espacio interestelar. Actualmente, el Sistema Solar atraviesa una pequeña nube interestelar que está presionando el choque de terminación y la heliopausa.

En 1.977 la NASA envió al espacio las sondas Voyager I y II. Después de explorar el Sistema Solar externo, la Voyager I entró en la heliopausa en 2.005. Ahora está a más de 17.000 millones de kilómetros de la Tierra y sigue avanzando a más de 60.000 kilómetros por hora.

La Voyager I es el objeto fabricado por el hombre que más lejos ha llegado hasta ahora y el primero en salir del Sistema Solar. En su interior lleva unos discos de oro que contienen información sobre la Tierra y la vida, ya que formaba parte de un programa de búsqueda de vida extraterrestre apoyado por Carl Sagan. También transporta un mapa con nuestra localización en el Sistema Solar.

Fuente: AstroMía

Diferencias entre cometas, asteroides, meteoroides, meteoros y meteoritos

Por Mariano Andrés Peter

Imágen de un meteoro

Muchas veces hemos oído hablar “del meteorito que mato a los dinosaurios” o “de la lluvia de meteoritos”. La gente, e inclusive los medios de comunicación, suelen con frecuencia confundir los conceptos.
A veces se utiliza la palabra cometa para referirse a un meteoro o el término meteorito para referirse a un asteroide o meteoroide cuando en realidad son conceptos distintos.

Por Mariano Andrés Peter

Imágen de un meteoro

Muchas veces hemos oído hablar “del meteorito que mato a los dinosaurios” o “de la lluvia de meteoritos”. La gente, e inclusive los medios de comunicación, suelen con frecuencia confundir los conceptos.
A veces se utiliza la palabra cometa para referirse a un meteoro o el término meteorito para referirse a un asteroide o meteoroide cuando en realidad son conceptos distintos.

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