Un equipo de científicos finalizó una investigación de 30 años de duración de una estrella hipergigante que pasó por el “vacío evolutivo amarillo”. En este periodo la temperatura superficial de la estrella aumentó rápidamente desde cinco hasta ocho mil grados. Con este descubrimiento, se ha encontrado un “eslabón perdido” importante en la evolución de las estrellas hipergigantes.

Las hipergigantes son las estrellas más luminosas conocidas en el Universo. La estrella particular que estudiaron por treinta años se llama HR 8752 y puede ser observada con binoculares en la constelación de Cassiopeia. HR 8752 posee aproximadamente 250.000 veces la luminosidad del Sol. El vacío evolutivo amarillo es el rango de temperatura superficial desde unos cinco a doce mil grados. Parece que este rango está libre de hipergigantes, mientras que uno esperaría en este rango de temperaturas al menos unas pocas hipergigantes calentándose lentamente durante la última parte de su evolución.

El equipo de astrónomos descubrió que las atmósferas de las hipergigantes son inestables dentro del vacío evolutivo, dado que las fuerzas dirigidas hacia el exterior en sus atmósferas igualan o incluso se vuelven más fuertes que la atracción gravitatoria. La inestabilidad de sus atmósferas causa que las colosales estrellas pierdan enormes cantidades de masa y atraviesen el vacío evolutivo en un periodo cosmológico muy corto. El equipo ha descubierto que en realidad el vacío se compone de dos regiones donde la atmósfera de las hipergigantes se vuelve inestable, asociadas con la ionización de los gases de hidrógeno y helio respectivamente, con una estrecha franja de estabilidad de aproximadamente ocho mil grados donde las atmósferas son ligeramente más estables.

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