Su nombre es Solar Probe Plus y viajará hasta donde ninguna otra nave ha podido llegar hasta ahora.
De vez en cuando, el Sol emite de forma explosiva oleadas de partículas que, cuando llegan a la Tierra, pueden causar estragos en las redes eléctricas, los sistemas de navegación de los aviones y los satélites de telecomunicaciones. Estas enormes explosiones, decenas de veces mayores que la Tierra, se conocen como Eyecciones de Masa Coronal (CME por sus siglas en inglés) y liberan al espacio densas nubes de partículas cargadas eléctricamente y que son capaces, incluso, de arrancar literalmente parte de las atmósferas de los planetas que encuentran por el camino. Además, claro está, de alcanzar naves espaciales y astronautas y «bañarlos» en una radiación altamente dañina.
Lo malo es que, hoy por hoy, esos eventos suelen pillarnos por sorpresa, ya que no es posible predecir cuándo sucederán exactamente, ni con qué intensidad nos golpearán. De hecho, sólo los vemos después de haberse producido, lo que nos deja un tiempo de reacción mínimo, de apenas unas horas, para tomar las debidas precauciones. Por eso, comprender por qué el Sol emite ocasionalmente esas mortíferas oleadas de partículas podría ayudar a los científicos a predecir el «tiempo espacial». Y saber con antelación cuándo esas partículas solares golpearán la Tierra sería de gran ayuda para, por ejemplo, desconectar las centrales eléctricas o poner en marcha los protocolos de emergencia entre la población.
Ahora, la NASA se ha propuesto terminar con estas peligrosas incertidumbres y se dispone a lanzar, entre el 31 de Julio y el 19 de agosto de 2018, su nueva sonda Solar Probe Plus, una nave que será capaz de llegar hasta donde ninguna otra ha podido hasta ahora. En palabras de Lika Guhathakurta, investigadora de la misión. «será la primera vez que podamos tocar, probar y oler el Sol».
La nave, diseñada y construida en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad John Hopkins, llevará a cabo 24 «pasadas» sobre el Sol a lo largo de una misión de siete años, que se contarán a partir de su llegada a destino, a principios de Noviembre de 2018. La Solar Probe Plus, además, se moverá a 724.000 km/h. y se convertirá, por lo tanto, en la nave más veloz construida hasta ahora por el hombre.
Las 24 aproximaciones llevarán a la Solar Probe Plus a algo menos de seis millones de km. del Sol, o lo que es lo mismo, más de siete veces más cerca (37,6 millones de km. menos) que la sonda Helios, la que más se había acercado al Sol hasta ahora. A esa distancia, suficiente para destruir cualquier otra sonda, la nueva nave de la NASA tendrá que soportar y trabajar a una temperatura cercana a los 1.500 grados centígrados, y el disco solar parecerá 23 veces más grande de como lo vemos desde la Tierra.
De esta forma, la primera nave que tocará el Sol podrá recoger, sobre el terreno, valiosos datos sobre los mecanismos que calientan la corona y aceleran el viento solar, el flujo constante de partículas emitidas por nuestra estrella. Ni que decir tiene que el buen funcionamiento de los sistemas de la Solar Probe Plus depende, en gran medida, de su escudo térmico frontal, de 11,43 cm. de grosor, construido con fibra de carbono y capaz de soportar tanto la infernal temperatura como el intenso bombardeo de radiación. A menos de tres metros tras el escudo, el resto de la nave permanecerá a temperatura ambiente.
Durante muchos años, los astrónomos han estudiado el Sol desde la distancia. Esta será la primera vez que puedan hacerlo desde dentro de su ardiente atmósfera.
Fuente:ABC