Investigadores afirman que el cometa Borisov es indistinguible de la rocas que giran alrededor del Sol.
Los astrónomos sospechaban desde hace décadas que el espacio entre estrellas podría estar poblado por cometas, asteroides y otros cuerpos menores expulsados de sus sistemas planetarios locales. Y estos cuerpos podrían pasar ocasionalmente a través del sistema solar y ser identificados gracias a su firma, una órbita fuertemente abierta. Por fin, el descubrimiento hace dos años de Oumuamua, una extraña roca con forma de cigarro, trajo la tan esperada confirmación. El primer visitante interestelar había sido detectado, todo un hito en el campo de la astronomía. Y si habíamos visto uno, probablemente era cuestión de tiempo dar con el siguiente.
El 30 de agosto de 2019, un fabricante de telescopios de Crimea y astrónomo aficionado, Gennady Borisov, observó lo que parecía ser un cometa que se acercaba rápidamente [C/2019 Q4]. Como Oumuamua, su órbita altamente abierta delataba que no era precisamente un vecino solar. Su procedencia lejana fue confirmada oficialmente por la Unión Astronómica Internacional (IAU) el 24 de septiembre y la bola de hielo fue renombrada como 2I / Borisov (2I por ser el segundo objeto interestelar captado por la tecnología humana y Borisov por el nombre de su orgulloso descubridor).
Ahora, astrónomos de la Universidad Jagiellonian en Cracovia (Polonia) han dado a conocer lo que es el primer retrato completo del segundo viajero interestelar. Un retrato de cabeza a cola, porque el exótico visitante es un cometa, y que además nos resulta muy familiar. Según concluyen los investigadores en la revista «Nature Astronomy», la roca 2I / Borisov tiene un núcleo sólido con un radio de aproximadamente 1 km, una morfología dominada por el polvo y un tono rojizo, características que lo hacen indistinguible de cualquiera de los cometas que dan vueltas alrededor del Sol.
Alerta roja
Antes de que la IAU diera sus bendiciones, los científicos polacos ya estaban preparados para dar «caza» a un segundo invitado de las estrellas. Animados por la visita anterior de Oumuamua, crearon un programa de ordenador apodado «Interstellar Crusher» que escaneaba incansablemente a través de datos en línea de cometas y asteroides recién encontrados. El 8 de septiembre, el programa emitió una alerta roja y notificó al equipo de un posible nuevo objeto hiperbólico. Su órbita era muy excéntrica, lo que indicaba que el objeto llegaba de fuera de sistema solar. Los cuerpos dominados por la gravedad del Sol tienen órbitas casi circulares, en el caso de los planetas, o elípticas, que es lo que les ocurre a los cometas y asteroides. «Este código fue escrito específicamente para este propósito, y realmente esperamos recibir este mensaje algún día. Solo que no sabíamos cuándo», explica Piotr Guzik, director del estudio. Una investigación más cercana de la órbita del objeto confirmó su origen exosolar.
Según explican en un comunicado, dos días después de recibir la alerta, el equipo ya estaba analizando las primeras imágenes del objeto obtenidas gracias al Telescopio William Herschel en La Palma. Las fotografías se obtuvieron en dos bandas de color y proporcionaron el primer vistazo significativo del cuerpo. «Inmediatamente notamos las familiares coma y cola que no se vieron alrededor de Oumuamua», dice Michal Drahus, quien dirigió el estudio junto con Guzik.
Nunca antes visto
«Esto es realmente genial porque significa que nuestro nuevo visitante es uno de estos cometas interestelares ‘reales’ míticos y nunca antes vistos», asegura Drahus. Los investigadores descubrieron que Borisov tiene una morfología dominada por el polvo, un tono rojizo y que su núcleo sólido tiene un radio de aproximadamente 1 km. «Basándose en estas características iniciales, este objeto parece indistinguible de los cometas nativos del Sistema Solar», subraya Guzik.
Los astrónomos anuncian que este estudio es solo el prólogo de una investigación más exhaustiva. «El cometa todavía está emergiendo del resplandor matutino del Sol y está creciendo en brillo. Será observable durante varios meses, lo que nos hace creer que lo mejor está por venir», dice Waclaw Waniak, coautor del estudio. El equipo todavía tiene una cantidad considerable de tiempo de observación reservado en el Telescopio Gemini Norte y en el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (ESO), con el objetivo de arrancar más secretos a 2I / Borisov. «Podemos decir con seguridad que la investigación de este cuerpo será transformadora para la astronomía planetaria y un hito para la astronomía en general», augura Guzik.
Fuente: ABC