Un equipo de científicos de la Universidad de Washington ha propuesto a la NASA un sistema de arpones que permitiría a la agencia espacial estadounidense recoger muestras de lunas lejanas o de asteroides, sin tener que poner en marcha misiones largas y costosas.
Este trabajo es uno de los proyectos que ha entrado en el concurso que la NASA ha puesto en marcha para recoger ideas de cara a futuras misiones de exploración. En concreto, para la misión prevista en 2030 que pretende estudiar cometas y asteroides de cerca.
El líder de este trabajo, Robert Winglee, ha explicado que la tecnología que presentan "será capaz por primera vez de sacar muestras del orden de unos pocos kilogramos de profundidades de unos pocos metros, lo que podría mejorar en gran medida el conocimiento de los objetos del Sistema Solar y los recursos del mismo".
"Por otra parte, ofrece la oportunidad de tomar múltiples muestras (ya sea de varios objetos o de múltiples áreas de unos pocos objetos) sin apenas coste adicional, por lo que proporcionará una mayor flexibilidad y mejorará enormemente el retorno científico para cualquier misión determinada", ha añadido.
Esta idea quiere dejar a un lado la exploración robótica. Según explican los expertos, los únicos caminos que se han planteado para misiones de retorno de material extraterrestre, hasta ahora, implican un aterrizaje suave sobre el cuerpo a estudiar y luego volver a despegar, unido a los problemas para "recoger las muestras de manera que puedan ser devueltas sin contaminación".
Un equipo de científicos de la Universidad de Washington ha propuesto a la NASA un sistema de arpones que permitiría a la agencia espacial estadounidense recoger muestras de lunas lejanas o de asteroides, sin tener que poner en marcha misiones largas y costosas.
Este trabajo es uno de los proyectos que ha entrado en el concurso que la NASA ha puesto en marcha para recoger ideas de cara a futuras misiones de exploración. En concreto, para la misión prevista en 2030 que pretende estudiar cometas y asteroides de cerca.
El líder de este trabajo, Robert Winglee, ha explicado que la tecnología que presentan «será capaz por primera vez de sacar muestras del orden de unos pocos kilogramos de profundidades de unos pocos metros, lo que podría mejorar en gran medida el conocimiento de los objetos del Sistema Solar y los recursos del mismo».
«Por otra parte, ofrece la oportunidad de tomar múltiples muestras (ya sea de varios objetos o de múltiples áreas de unos pocos objetos) sin apenas coste adicional, por lo que proporcionará una mayor flexibilidad y mejorará enormemente el retorno científico para cualquier misión determinada», ha añadido.
Esta idea quiere dejar a un lado la exploración robótica. Según explican los expertos, los únicos caminos que se han planteado para misiones de retorno de material extraterrestre, hasta ahora, implican un aterrizaje suave sobre el cuerpo a estudiar y luego volver a despegar, unido a los problemas para «recoger las muestras de manera que puedan ser devueltas sin contaminación».
USAR LA ENERGÍA CINÉTICA DE LA NAVE
Durante un Simposio de Conceptos Avanzados (NIAC) de la NASA, Winglee ha explicado que su idea «no es hacer eso», sino «usar la energía cinética de una nave espacial que se mueve hacia un objeto y no tiene sistema de frenos, por lo que es un ahorro».
El concepto es una nave con seis «penetradores» a bordo que se desmontan en la órbita el objeto de destino o durante un sobrevuelo. El penetrador golpearía a alta velocidad –hasta 3.605 kilómetros por hora–el cuerpo y llegaría hasta «muy por debajo de la superficie». Durante el impacto, se recogerían algunos kilogramos de material y el arpón se recogería como un carrete para su regreso a la Tierra. El enfoque de tener seis penetradores permite la recogida de múltiples muestras en un sólo viaje. «Una posibilidad atractiva para los científicos», ha apuntado Winglee.
«Ir a un lugar es caro y normalmente se generan más preguntas que respuestas. Hay una gran cantidad de la reducción de costes al hacer un proyecto que permite múltiples muestras», ha indicado el científico. Además, ha señalado que se puede recoger material de diferentes cuerpos y obtener numerosos estudios y comparaciones de una sola misión.
Del mismo modo, el equipo ha explicado que este sistema de sujeción-penetración también podría ser utilizada en la Tierra para tomar muestras de ambientes extremos o peligrosos, tales como el interior de un volcán o de tierra contaminada por un accidente nuclear.
MATERIAL RESISTENTE
El equipo de Winglee ha recibido dos rondas de financiación en los últimos dos años para avanzar en su investigación. Parte del estudio consiste en la elaboración y prueba de materiales de absorción de energía, saber con qué puede estar hecho un arpón que deberá soportar tremendas fuerzas cuando se estrella contra un cuerpo.
En este sentido, el científico apunta que se ha hecho un un progreso significativo. Según ha avanzado, los prototipos que se estrellaron contra el suelo durante las pruebas realizadas en el desierto de Nevada se completaron con éxito a velicidades de impacto de entre 725 y 1.450 kilómetros por hora.
«Debido a las innovaciones que hemos estado trabajando, en realidad estamos muy, muy cerca de tener un penetrador que pueda sobrevivir a un impacto de bastante más de 1.000 metros por segundo», ha indicado otro de los miembros del equipo, Chad Truitt.
Fuente: Europa Press