El cometa 67P Churyumov-Gerasimenko alcanzó su perihelio esta madrugada, colocándose a 186 millones de kilómetros del Sol, con la sonda espacial Rosetta de testigo de excepción.
El calor aumenta la evaporación del hielo y del dióxido de carbono que rodean al cometa, lo que puede permitir a la sonda europea analizar moléculas nunca vistas
Esta pasada madrugada, Chury, el nombre por el que los científicos se refieren familiarmente al cometa 67P Churyumov-Gerasimenko, alcanzó su perihelio, esto es, el punto de mayor aproximación al Sol de toda su órbita (186 millones de kilómetros). Y por primera vez, una nave humana estuvo cerca del cometa en este crítico momento de su existencia. Rosetta ha enviado ya sus primeras imágenes en las que se pueden ver los efectos del incremento de la radiación solar sobre el núcleo de este cometa del que escapan gases a una velocidad cada vez mayor.
La sonda espacial Rosetta, en efecto, acompaña a Chury desde hace varios meses, cuando logró con éxito «ponerse a su paso» el pasado noviembre, tras un largo periplo espacial de diez años de duración. Y no solo eso. Como se recordará, la misión europea consiguió también hacer aterrizar un módulo científico sobre la rocosa superficie del cometa. No sin dificultades y firmemente anclado al terreno, el módulo Philae se ha convertido en el primer ingenio espacial de la historia que consigue aterrizar en un cometa. Hace apenas unos días sus instrumentos científicos lograron detectar moléculas orgánicas en el núcleo de 67 P.
Rosetta testigo de excepción de la aproximación al Sol de «Chury»
Pero volvamos al perihelio. El punto de máxima aproximación al Sol resulta ser crítico para cualquier cometa. La intensa radiación, unida a la gravedad solar, hacen que muchos de estos vagabundos espaciales no logren sobrevivir a la aproximación. Sin embargo, no será el caso de Chury, ya que en el momento en que esté más cerca del Sol aún lo separarán 186 millones de km, del astro rey. Por cierto, en ese mismo instante tanto el cometa como su escolta mecánico estarán «solo» a 265 millones de km. De la Tierra.
A 300 km. de distancia de Chury, Rosetta observará con todo detalle al cometa en los momentos de máximo brillo y actividad. En otras fases de la misión, la órbita de Rosetta alrededor de Chury ha sido mucho más cercana, llegando a estar apenas a una decena de km. de distancia. Pero ahora, con la superficie convertida en un infierno de géiseres, emanaciones de gas y materiales sólidos que podrían dañar la nave, los investigadores han optado por mantener una distancia prudencial.
Misión de observación
Rosetta, pues, no corre peligro alguno a la hora de cumplir este importante hito de su misión, ni ha sido necesario efectuar ninguna maniobra especial. Simplemente, seguirá observando y documentándolo todo con sus instrumentos. Se espera que hoy mismo sea posible ver las primeras imágenes del momento del perihelio. A la distancia a la que se encuentra actualmente la nave, sus comunicaciones y emisiones de datos tardan más de 14 minutos en llegar a la Tierra.
Después, cuando todo termine, Chury empezará a alejarse de nuevo del Sol y se dirigirá hacia las regiones más externas del Sistema Solar. Su actividad irá disminuyendo a medida que se aleje del astro rey y dentro de poco volverá a convertirse en la roca helada e inerte a la que Rosetta se acercó el pasado noviembre. La sonda europea seguirá a su lado por lo menos hasta septiembre de 2016, fecha prevista para el final de su histórica misión. Aunque, quien sabe, los científicos podrían decidir prolongarla más en el tiempo.
Fuente: ABC