Un equipo internacional de astrónomos acaba de rastrear uno de los brazos espirales ocultos detrás del centro de la Vía Láctea.
Un equipo internacional de astrónomos acaba de conseguir rastrear uno de los brazos espirales de la Vía Láctea en la «cara oculta» de nuestra galaxia, es decir, en la zona que el centro galáctico oculta y que, por tanto, no podemos ver directamente.
El hallazgo, que se publica en Science, proporciona una nueva y valiosísima información sobre la estructura de la galaxia en que vivimos. De hecho, y aunque los astrónomos pueden estudiar millones de galaxias «ahí fuera», resulta especialmente difícil determinar exactamente qué tipo de galaxia es la nuestra. Y esto es así porque, desde dentro de ella, nos es imposible contemplarla en su conjunto. Sería como intentar adivinar la forma de un edificio asomándose desde una de sus ventanas.
Por si eso fuera poco, los esfuerzos realizados hasta ahora para observar la cara oculta de la Vía Láctea se han visto obstaculizados por la gran distancia a la que estamos de ella como por el propio centro de la galaxia, cuya densidad bloquea la luz que procede de esa región y no nos permite ver lo que hay al otro lado.
Ahora, sin embargo, Alberto Sanna, del Instituto Max Planck de Radioastronomía, ha conseguido, al frente de un equipo de astrónomos de varias instituciones, rastrear los movimientos de moléculas de metano y agua, asociadas a regiones de formación estelar, justo al otro lado de nuestra galaxia.
Sondeando «Scutus Centaurus»
Utilizando estos datos, los investigadores han sido capaces de localizar en la cara oculta a «Scutus Centaurus» (Escudo Centauro), uno de los brazos espirales de la Vía Láctea, y estudiarlo así por primera vez en toda su extensión.
Los datos de la investigación publicados en Science sugieren que el ángulo de inclinación de los brazos espirales (una medida que puede dar una idea sobre el tamaño de la espiral) pueden variar a lo largo de su longitud.
Para conseguir sus resultados, los investigadores utilizaron técnicas de interferometría por radio y ensayaron un nuevo método para determinar las distancias de objetos que están al otro lado de la galaxia.
El siguiente paso será utilizar las nuevas técnicas para conseguir, por primera vez, un mapa completo de la Vía Láctea y averiguar, por fin, cómo es exactamente el lugar del Universo en que vivimos.
Fuente: ABC