Amigos:
Ayer compartiamos con Mariano esta triste noticia. Para muchos de uds. una persona desconocida, Mandy fue una de las personas emblemáticas de la AEA. Nos acompañó prácticamente desde sus orígenes con su entusiasmo, bonhomía y sobre todo una risa bondadosa que lo acompañó toda su vida. Es difícil encontrar evento en los primeros años de la AEA donde Mandy no estuviera presente. Además desde su labor periodística en El Diario siempre acompañó y ayudó con la divulgación periodística las actividades de nuestra entidad. Sus anécdotas e historias eran interminables y era una especie de libro histórico que exhumaba, una y otra vez las situaciones más humorísticas y los personajes más excéntricos que pasaron por la AEA. Ampuloso, gestual su sentido del humor animaba veladas interminables.
Sus últimos años con el fallecimiento de su mamá luego de una larga enfermedad, lo pusieron en aprietos económicos y fue víctima de un sostenido desmejoramiento en su salud. A pesar de estar rodeado por amigos, su vida era solitaria y rutinaria. No deja familia. Nunca se casó ni tuvo hijos. En sus avatares económicos vendió su casa del centro y se fue a vivir a la periferia de la ciudad. Allí daba alojamiento a propios y extraños. Una de las últimas veces que lo encontré me dijo que así esperaba ganarse un lugarcito en el cielo. Ojala sea entre las estrellas que también formaron parte de su pasión. Con Mandy se va tambien un pedacito de la historia de la AEA.
Luis Trumper, Presidente de la AEA