Por Gustavo Blettler

Homero supo, -como nadie- representar en su poesía el mundo griego arcaico. Fue él quien escribió la Ilíada, posiblemente la obra más importante de la literatura épica occidental. Los griegos de todas las épocas se han referido a él como al “maestro de la Hélade”, en alusión a su histórica Grecia natal. Tan grande es su fama que incluso las bellísimas tragedias griegas, esas maravillas de la literatura, no son consideradas más que “migajas del festín de Homero”. En la Ilíada leemos con asombro como los dioses se entrelazan y actúan con los humanos, vemos como desfilan ante nosotros casi todos los sentimientos humanos: amores, odios, celos, ternura, y por supuesto encontramos muchas aventuras y batallas.
Homero utiliza la naturaleza que lo rodea para realizar comparaciones, analogías y metáforas con las proezas, maquinaciones y sentimientos de sus personajes. Este punto es interesante porque nos muestra como interpretaban en ese momento los distintos fenómenos que observaban.



