Misiones actuales en el planeta rojo

Hasta hoy estaban en operación varias misiones espaciales en Marte: cuatro de la NASA y una de la Agencia Europea del Espacio (ESA). Tres de ellas son satélites de observación científica en órbita del planeta rojo y uno es un vehículo todoterreno de la generación anterior, que lleva funcionando ocho años ya. A través de los estos tres satélites en órbita, incluido el europeo, se podrá comunicar el Curiosity con Tierra, especialmente durante la difícil maniobra de descenso y las primeras horas en el suelo de Marte; después, el nuevo robot podrá contactar con el centro de control directamente o a través de esos artefactos en órbita.

2001 Mars Odyssey (NASA)
Satélite en órbita de Marte que fue lanzado en abril de 2001 y que llegó al planeta vecino en octubre de ese mismo año. Su objetivo es hacer observaciones de la geología marciana, el clima y los minerales allí. Los datos de la 2001 Mars Odyssey han permitido trazar mapas de minerales y elementos químicos en Marte, así con identificar regiones con posible agua en el subsuelo. Lleva a bordo tres instrumentos científicos principales: una cámara térmica, un espectrómetro de rayos gamma y un experimento para medir la radiación en la superficie de Marte.

Opportunity (NASA)
El Opportunity forma parte, junto con su gemelo Spirit, que ya ha dejado de funcionar, de la misión Mars Exploration Rovers. Fueron lanzados desde la Tierra en junio y julio de 2003 y llegaron al suelo de Marte en enero de 2004. La misión estaba diseñada para que los dos vehículos todoterreno funcionasen tres meses y el Opportunity sigue activo, mientras que el Spirit dejó de comunicarse con la Tierra en marzo de 2010. Los dos vehículos (de unos 180 kilos cada uno) encontraron pruebas geológicas de que Marte fue en el pasado, hace millones de años y de modo intermitente, un entorno húmedo. Estos dos robots han enviado más de 100.000 imágenes en color y de alta resolución de los paisajes que han recorrido.

Hasta hoy estaban en operación varias misiones espaciales en Marte: cuatro de la NASA y una de la Agencia Europea del Espacio (ESA). Tres de ellas son satélites de observación científica en órbita del planeta rojo y uno es un vehículo todoterreno de la generación anterior, que lleva funcionando ocho años ya. A través de los estos tres satélites en órbita, incluido el europeo, se podrá comunicar el Curiosity con Tierra, especialmente durante la difícil maniobra de descenso y las primeras horas en el suelo de Marte; después, el nuevo robot podrá contactar con el centro de control directamente o a través de esos artefactos en órbita.

2001 Mars Odyssey (NASA)
Satélite en órbita de Marte que fue lanzado en abril de 2001 y que llegó al planeta vecino en octubre de ese mismo año. Su objetivo es hacer observaciones de la geología marciana, el clima y los minerales allí. Los datos de la 2001 Mars Odyssey han permitido trazar mapas de minerales y elementos químicos en Marte, así con identificar regiones con posible agua en el subsuelo. Lleva a bordo tres instrumentos científicos principales: una cámara térmica, un espectrómetro de rayos gamma y un experimento para medir la radiación en la superficie de Marte.

Opportunity (NASA)
El Opportunity forma parte, junto con su gemelo Spirit, que ya ha dejado de funcionar, de la misión Mars Exploration Rovers. Fueron lanzados desde la Tierra en junio y julio de 2003 y llegaron al suelo de Marte en enero de 2004. La misión estaba diseñada para que los dos vehículos todoterreno funcionasen tres meses y el Opportunity sigue activo, mientras que el Spirit dejó de comunicarse con la Tierra en marzo de 2010. Los dos vehículos (de unos 180 kilos cada uno) encontraron pruebas geológicas de que Marte fue en el pasado, hace millones de años y de modo intermitente, un entorno húmedo. Estos dos robots han enviado más de 100.000 imágenes en color y de alta resolución de los paisajes que han recorrido.

Mars Express (ESA)
El satélite científico actualmente en órbita marciana de la Agencia Europea del Espacio (ESA) es el Mars Express. Fue lanzado en junio de 2003 y llegó a su destino en diciembre del mismo año. Lleva siete instrumentos científicos. Esta tomando y enviando imágenes de la superficie del planeta rojo con alta resolución (10 metros por pixel y 2 metros por pixel en zonas seleccionadas). Otros instrumentos se dedican a levantar el mapa de minerales, a la composición de la atmósfera y su circulación global, la estructura del subsuelo y la interacción de la atmosfera con el viento solar.

Mars Reconnaissance Orbiter (NASA)
Partió en agosto de 2005 y se puso en órbita de Marte en marzo de 2006. La Mars Reconnaissance Orbiter lleva a bordo lo que la Nasa define como la cámara más potente que se ha enviado hasta ahora en una misión de exploración planetaria. Es capaz de identificar en el suelo objeto del tamaño de una pequeña mesa, con lo que proporciona detalles de la geología y la estructura de Marte e incluso permite identificar obstáculos que pueden dificultar el descenso de las misiones allí. Otro instrumento permite buscar agua en el subsuelo.
 
Prof. Ramos José María
Santa Fe de la Vera Cruz – Argentina
Miembro del Centro de observadores del Espacio

Un teléfono inteligente se insertará en un nanosatélite para hacer estudios en el espacio

Ingenieros de la empresa de satélites, Surrey Satelite Technology, afincada en el Reino Unido, prevén lanzar a finales de año el primer «smartphone» con Android al espacio exterior, que se insertará en un nanosatélite para comprobar si se pueden realizar estudios en el espacio con componentes baratos.
Google y la NASA ya lanzaron en 2010 varios Nexus S en globos que subieron hasta el límite de la atmósfera. El manager de este nuevo proyecto, Chris Bridges, afirma que se han esforzado en equipar al dispositivo móvil con toda la tecnología necesaria para recopilar todo tipo de datos. «Con la ayuda de todo el equipo, los teléfonos inteligentes con los que hemos trabajado han sido objeto de varios cambios de software para transformar el dispositivo desde un teléfono estándar a un optimizado sistema autónomo integrado para aplicaciones de satélite», afirma Bridges en su web.
Después de varios intentos en los últimos meses de lanzamiento del «smarpthone», los ingenieros de este proyecto, que se llama «Strand-1», creen que a final de este año podrán enviar el nanosatélite Strand- 1 al espacio. Por el momento, la compañía no ha desvelado qué modelo de «smartphone» van a lanzar en órbita.
Muchos meses de esfuerzo han servido para determinar qué características debería tener este dispositivo, entre las que se encuentran una brújula, un sistema de radio y un sistema de acceso WiFi, que se conectará con un repetidor de señal WiFi del interior del satélite.

Ingenieros de la empresa de satélites, Surrey Satelite Technology, afincada en el Reino Unido, prevén lanzar a finales de año el primer «smartphone» con Android al espacio exterior, que se insertará en un nanosatélite para comprobar si se pueden realizar estudios en el espacio con componentes baratos.
Google y la NASA ya lanzaron en 2010 varios Nexus S en globos que subieron hasta el límite de la atmósfera. El manager de este nuevo proyecto, Chris Bridges, afirma que se han esforzado en equipar al dispositivo móvil con toda la tecnología necesaria para recopilar todo tipo de datos. «Con la ayuda de todo el equipo, los teléfonos inteligentes con los que hemos trabajado han sido objeto de varios cambios de software para transformar el dispositivo desde un teléfono estándar a un optimizado sistema autónomo integrado para aplicaciones de satélite», afirma Bridges en su web.
Después de varios intentos en los últimos meses de lanzamiento del «smarpthone», los ingenieros de este proyecto, que se llama «Strand-1», creen que a final de este año podrán enviar el nanosatélite Strand- 1 al espacio. Por el momento, la compañía no ha desvelado qué modelo de «smartphone» van a lanzar en órbita.
Muchos meses de esfuerzo han servido para determinar qué características debería tener este dispositivo, entre las que se encuentran una brújula, un sistema de radio y un sistema de acceso WiFi, que se conectará con un repetidor de señal WiFi del interior del satélite.

Además, ante la pregunta de qué se llevaría uno al espacio, el equipo de «Strand-1» publicó un concurso el pasado año para determinar las 4 aplicaciones imprescindibles que debería tener el primer «smartphone» lanzado en órbita. La primera de ellas se llama «iTesa» y medirá los campos magnéticos del espacio, principalmente. Las otras establecen una cámara para tomar fotografías del espacio, así como un servicio de posición y un sistema de altavoces y micrófonos. Todo ello resulta de un programa con fines de investigación, pero con un objetivo esencialmente comercial, como encontrar materiales baratos con los que investigar en el espacio, y que además supongan una prueba de fuego ante la resistencia de los componentes de los dispositivos. Según afirman, las características de los dispositivos móviles en la actualidad podrían ser útiles también en el espacio, como la radio, la cámara y otras aplicaciones que podrían desarrollarse para este mercado.
Competencia espacial
Si bien el proyecto británico podría ser el primero que atraviese la órbita con un «smartphone», también existe otro proyecto de la mano de la NASA y de Google, los dos grandes de Internet y del espacio, que se plantean enviar el «smartphone» Nexus Saprincipios de 2013 al espacio exterior, con fines académicos. El proyecto no es precisamente nuevo, sino una ampliación de un camino iniciado en 2010. Hace dos años, Google ya envió varios Nexus S al límite de la atmósfera con la ayuda de globos meteorológicos. En cada equipo, montaron un Nexus S, baterías, transmisores preparados para ese tipo de altitudes y en algunos cámaras de vídeo o de foto. Además, cada Nexus S ejecutaba Google Maps 5.0, Sky Map y Google Earth para indicar su posición y comprobar si había conexión de datos.
Por otro lado, la NASA persigue objetivos más amplios y con un mayor soporte financiero, con el que se plantea construir pequeños robots en forma de esferas, que recojan datos técnicos del espacio, gracias a la equipación tecnológica de un «smartphone». En cualquier caso, parece que algunas empresas ya se han dado cuenta de que la tecnología inteligente de los dispositivos móviles puede abrirse a la investigación del espacio, con unos costes notablemente inferiores frente a otra tecnología más específica.
 
Fuente: Portaltic/ep / madrid

Entrevista al argentino cerebro de la misión Curiosity a Marte

Momento de alegría, el Curiosity llego a Marte

Miguel San Martín vivió varios años en Río Negro hasta que se fue a estudiar ingieneria con el fin de cumplir su sueño el de investigar el universo.

En los últimos días se puede leer en varios medios internacionales su dedicación al diseño del programa que permitirá al explorador Curiosity descender de forma automática sobre la superficie del astro rojo este lunes 6 de agosto.

La mayoría de los medios dedicados a la ciencia y los nacionales transcriben una note de la BBC que hace mención al Argentino Miguel San Martín recuerda bien el momento en el que supo que quería ser un ingeniero espacial: “Fue en una fría noche de invierno, en 1976, mirando el cielo en la chacra de mi familia en Río Negro, mientras escuchaba por la onda corta de la BBC cómo la nave Viking llegaba a Marte”. San Martín tenía 17 años. Un año después dejaría su Argentina natal y viajaría a Estados Unidos para hacer realidad su sueño. Primero estudió electrónica y luego hizo una maestría en aeronáutica y astronáutica en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Apenas concluyó sus estudios pudo cumplir con una fantasía que tienen millones de niños en todo el mundo: ingresar a la agencia espacial estadounidense, la NASA, meca de la investigación cósmica.

Difícilmente habría podido imaginar este argentino que casi tres décadas más tarde seguiría trabajando para la NASA y sería uno de los máximos responsables del que hoy es el programa más ambicioso de la agencia: la misión Curiosity (Curiosidad) a Marte.

El Curiosity es el vehículo explorador más grande y más sofisticado que ha construido la NASA. Pesa cerca de una tonelada y tiene el tamaño de un auto (el doble que sus antecesores, los rovers Spirit y Opportunity, enviados a la superficie marciana en 2004).

La difícil misión de San Martín es garantizar que este enorme vehículo espacial llegue hasta la superficie de Marte sin un solo rasguño, el próximo lunes a las 5.30 GMT (las 22.30 del domingo en Los Ángeles, donde estarán San Martín y el resto de su equipo del Laboratorio de Ciencia de Marte).

Momento de alegría, el Curiosity llego a Marte

Miguel San Martín vivió varios años en Río Negro hasta que se fue a estudiar ingieneria con el fin de cumplir su sueño el de investigar el universo.

En los últimos días se puede leer en varios medios internacionales su dedicación al diseño del programa que permitirá al explorador Curiosity descender de forma automática sobre la superficie del astro rojo este lunes 6 de agosto.

La mayoría de los medios dedicados a la ciencia y los nacionales transcriben una note de la BBC que hace mención al Argentino Miguel San Martín recuerda bien el momento en el que supo que quería ser un ingeniero espacial: “Fue en una fría noche de invierno, en 1976, mirando el cielo en la chacra de mi familia en Río Negro, mientras escuchaba por la onda corta de la BBC cómo la nave Viking llegaba a Marte”. San Martín tenía 17 años. Un año después dejaría su Argentina natal y viajaría a Estados Unidos para hacer realidad su sueño. Primero estudió electrónica y luego hizo una maestría en aeronáutica y astronáutica en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Apenas concluyó sus estudios pudo cumplir con una fantasía que tienen millones de niños en todo el mundo: ingresar a la agencia espacial estadounidense, la NASA, meca de la investigación cósmica.

Difícilmente habría podido imaginar este argentino que casi tres décadas más tarde seguiría trabajando para la NASA y sería uno de los máximos responsables del que hoy es el programa más ambicioso de la agencia: la misión Curiosity (Curiosidad) a Marte.

El Curiosity es el vehículo explorador más grande y más sofisticado que ha construido la NASA. Pesa cerca de una tonelada y tiene el tamaño de un auto (el doble que sus antecesores, los rovers Spirit y Opportunity, enviados a la superficie marciana en 2004).

La difícil misión de San Martín es garantizar que este enorme vehículo espacial llegue hasta la superficie de Marte sin un solo rasguño, el próximo lunes a las 5.30 GMT (las 22.30 del domingo en Los Ángeles, donde estarán San Martín y el resto de su equipo del Laboratorio de Ciencia de Marte).

No es un videojuego

“Cuando se enteran de que soy responsable del guiado, navegación y control de esta misión muchos imaginan que manejo el Curiosity de forma remota, como si tuviera un joystick y jugara a un videojuego”, se ríe el experto.

La realidad es mucho más compleja: debido a la distancia entre la Tierra y Marte (570 millones de kilómetros) las comunicaciones tienen un retraso de 14 minutos, por lo que controlar el amartizaje en vivo es imposible.

Por eso, San Martín diseñó un software que permite que todo el proceso sea automático.

El desafío será supremo: el Curiosity llegará a la parte más externa de la atmósfera de Marte a 20.000 kilómetros por hora, dentro de una cápsula de protección que es la más grande que ha usado la NASA y empezará a frenar con ayuda de un enorme paracaídas, también de proporciones récord.

Diez minutos antes de llegar a la superficie, el rover se desprenderá de su cápsula y seguirá el resto del camino dentro de una grúa espacial que se encargará de depositarlo, utilizando retropropulsores y un sistema de cables, sobre el planeta rojo.

“Los llamamos los siete minutos de terror: es el tiempo que tardará el descenso. La nave tiene que accionar 76 dispositivos distintos en ese tiempo para que todo salga con éxito”, explicó San Martín.

Se trata de una tecnología nueva. Hasta ahora los rovers descendían con ayuda de bolsas de aire que servían como amortiguadores. Pero debido al peso del Curiosity ese sistema debió descartarse.

San Martín y su equipo crearon un nuevo sistema de navegación que permitirá que el Curiosity llegue en autopiloto hasta el lugar preciso donde deberá llevar a cabo su labor: el cráter de Gale, uno de los lugares más profundos de Marte.

Los expertos de la NASA no podrán mirar lo que está pasando durante el amartizaje, sólo tendrán dos referencias: la información codificada que les llegará desde satélites que orbitan Marte y tonos de radiofrecuencia que se activarán con las diversas acciones que se van suscitando.

Una vida dedicada a Marte

A pesar de que la primera misión de la NASA a Marte, el Viking, acaparó la atención del mundo en 1976 –e inspiró al joven San Martín- los resultados no fueron los esperados.

“Marte es el planeta más cercano a la Tierra y había mucha expectativa de que allí se encontraría vida”, recuerda el ingeniero espacial.

Esa “decepción” llevó a que el mundo perdiera el interés en el planeta rojo. Pasaron más de dos décadas hasta que la NASA volvió a organizar una nueva misión: esta vez para llevar hasta Marte los vehículos rover, que -a diferencia del Viking, que era una estación fija- permitiría la exploración.

Fue así como en 1997 San Martín terminó trabajando en la misión Pathfinder, que llevó hasta Marte al primer rover, el Sojourner.

“Cuando seguí la transmisión de la primera misión a Marte de chico nunca imaginé que estaría trabajando en la siguiente misión”, se emocionó.

Según el experto, lo que impulsó esas primeras misiones sigue siendo lo mismo que impulsa ahora el proyecto Curiosity: saber si alguna vez existió vida en otro planeta.

Para averiguarlo, el rover transportará el Laboratorio Científico Marte (MSL, por sus siglas en inglés), el más avanzado hasta ahora, que se encargará de estudiar si hay o hubo alguna vez condiciones para el desarrollo de la vida en Marte.

Una cuestión del azar

Los expertos creen que el cráter de Gale, el cual, si todo sale bien, el Curiosity estará recorriendo durante los próximos dos años, podría revelar muchas pistas nuevas, ya que la NASA detectó desde órbita la presencia de arcillas en ese lugar, algo que relacionan con la presencia de agua en algún momento del pasado.

Para San Martín, la evidencia que se halle dependerá en gran medida de la suerte.

“Buscar lugares propicios para la vida desde órbita es más arte que ciencia”, aseguró.

“Uno planea lo mejor posible pero nunca sabe qué encontrará. El Spirit tardó años en buscar información valiosa mientras que el Opportunity apenas llegó, sacó una foto que fue todo un descubrimiento”, ejemplificó.

También el descenso exitoso del Curiosity dependerá en parte del azar.

“Hemos calculado todos los riesgos posibles, incluyendo los factores que ya sabemos que no vamos a conocer, como el viento”, explicó San Martín.

“Lo que me quita el sueño de noche son aquellas cosas que no sabemos que no sabemos: esos imprevistos que podrían arruinar la misión”, se sinceró.

No obstante, el veterano de la NASA apuesta a que todo saldrá bien. Incluso, ya sabe en qué bar de Los Ángeles celebrará con su equipo toda la noche una vez que el Curiosity esté firmemente sobre la superficie de Marte.

Fuente: Lo Principal

La sonda Curiosity ya llego a Marte

Pasadas las 2:30 am (hora Argentina), el Curiosity amartizó. La misión en el planeta rojo durará dos años.

La primera imágen de la superficie marciana tomada por la sonda Curiosity instantes después de amartizar

El vehículo de exploración Curiosity llegó este lunes a la superficie de Marte. Esto sucedió unos 14 minutos después de haberse posado, en razón del tiempo que tarda la señal en recorrer la distancia entre Marte y la Tierra.

El grueso de los equipos están reunidos en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de Pasadena (California, oeste de EEUU), que conduce la misión. Los científicos aguardaron allí el domingo, con una mezcla de confianza y angustia, el tan esperado descenso de su "rover" de 2.500 millones de dólares.

La primera imagen que transmitió el vehículo fue de una rueda del mismo. Se espera que durante la madrugada y el día del lunes, se reciban más imagenes.

Lanzado el 26 de noviembre de 2011 desde Cabo Cañaveral, Florida (sureste de EEUU), el vehículo robótico no tripulado Mars Science Laboratory (MSL) de la Nasa, conocido como Curiosity, debe posarse en suelo marciano tras viajar 570 millones de kilómetros.

Pasadas las 2:30 am (hora Argentina), el Curiosity amartizó. La misión en el planeta rojo durará dos años.

La primera imágen de la superficie marciana tomada por la sonda Curiosity instantes después de amartizar

El vehículo de exploración Curiosity llegó este lunes a la superficie de Marte. Esto sucedió unos 14 minutos después de haberse posado, en razón del tiempo que tarda la señal en recorrer la distancia entre Marte y la Tierra.

El grueso de los equipos están reunidos en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de Pasadena (California, oeste de EEUU), que conduce la misión. Los científicos aguardaron allí el domingo, con una mezcla de confianza y angustia, el tan esperado descenso de su "rover" de 2.500 millones de dólares.

La primera imagen que transmitió el vehículo fue de una rueda del mismo. Se espera que durante la madrugada y el día del lunes, se reciban más imagenes.

Lanzado el 26 de noviembre de 2011 desde Cabo Cañaveral, Florida (sureste de EEUU), el vehículo robótico no tripulado Mars Science Laboratory (MSL) de la Nasa, conocido como Curiosity, debe posarse en suelo marciano tras viajar 570 millones de kilómetros.

 

Alegría desbordante en el JPL tras el amartizaje de la sonda

Pero su descenso a hasta el suelo marciano es el más difícil que haya efectuado un aparato de la NASA, ya que Curiosity, un vehículo de 900 kg, es demasiado pesado para que el impacto sea amortiguado por bolsas de aire, por lo que se diseñó una especie de "grúa" que llevará al robot, con cuerdas de nailon, en los segundos finales del descenso.

La nave deberá acelerar con la fuerza de gravedad mientras se acerque a la atmósfera de Marte, haciendo un vertiginoso ingreso a una velocidad de 21.240 km/h y luego enlenteciéndose hasta 2,74 km/h con la ayuda de un paracaídas supersónico de 21 metros de diámetro."Este es el descenso más desafiante que jamás hemos intentado", manifestó Doug McCuistion, director del Programa de la Nasa para Exploración de Marte. "Si lo logramos, será una de las más grandes hazañas de la historia espacial", añadió.

Tras la complicada maniobra, el Curiosity debe posarse en el Cráter Gale, cerca del Monte de Sharp (5.000 m). El sitio, uno de los más bajos de Marte y punto de convergencia de varios ríos que se cree fluían provenientes de zonas altas, podría contener valiosa información sobre el pasado en sus capas sedimentarias."¿Podremos hacer esto? Creo que sí (…). Pero los riesgos persisten. Será una tarea difícil", dijo McCuistion, quien recordó que solo han resultado exitosas 40% de las tentativas de enviar naves a Marte.

Los científicos han descubierto señales de la existencia de agua en el planeta más cercano a la Tierra, lo que indicaría que alguna forma de vida podría haberse desarrollado en el pasado del planeta rojo, que actualmente dispone de una delgada atmósfera, con inviernos extremos y tormentas de polvo.

Durante la exploración, que debe llevar dos años terrestres de duración, Curiosity tratará de descubrir si el ambiente marciano pudo haber sido favorable al desarrollo de vida microbiana y buscará recabar datos para preparar una futura misión tripulada

El vehículo robótico o "rover", de seis ruedas y del tamaño de un automóvil pequeño, es el más grande construido para realizar una exploración planetaria.

Fuente: Minuto Uno

Hoy llega la sonda Curiosity a Marte

Amartizaje de la sonda Curiosity

Cada vez más cerca de Marte, la sonda interplanetaria se aprestaba a iniciar la parte más riesgosa de su misión: penetrar la atmósfera marciana y depositarse sobre la superficie del planeta rojo.

El domingo por la noche la sonda Curiosity se someterá a la rutina calificada como "siete minutos de terror" que, si todo sale bien, termina cuando se desprenden los cables que depositarán la sonda suavemente dentro de un enorme cráter.

Horas antes del aterrizaje previsto a las 0531 GMT del lunes, Curiosity seguía su trayecto sin inconvenientes camino de la tenue atmósfera marciana.

"Ahora todo está saliendo bien", afirmó Allen Chen, ingeniero en el Laboratorio de Propulsión a chorro de la NASA, que opera la misión de 2,500 millones de dólares.

Uno de los científicos que comprende bien la ansiedad que reina en esta etapa decisiva de la misión es Steve Squyres, de la Universidad Cornell, que dirigió la última misión exitosa de los exploradores marcianos en el 2004.

Amartizaje de la sonda Curiosity

Cada vez más cerca de Marte, la sonda interplanetaria se aprestaba a iniciar la parte más riesgosa de su misión: penetrar la atmósfera marciana y depositarse sobre la superficie del planeta rojo.

El domingo por la noche la sonda Curiosity se someterá a la rutina calificada como "siete minutos de terror" que, si todo sale bien, termina cuando se desprenden los cables que depositarán la sonda suavemente dentro de un enorme cráter.

Horas antes del aterrizaje previsto a las 0531 GMT del lunes, Curiosity seguía su trayecto sin inconvenientes camino de la tenue atmósfera marciana.

"Ahora todo está saliendo bien", afirmó Allen Chen, ingeniero en el Laboratorio de Propulsión a chorro de la NASA, que opera la misión de 2,500 millones de dólares.

Uno de los científicos que comprende bien la ansiedad que reina en esta etapa decisiva de la misión es Steve Squyres, de la Universidad Cornell, que dirigió la última misión exitosa de los exploradores marcianos en el 2004.

Esta vez, Squyres desempeña un papel de apoyo y se proponía observar el aterrizaje junto con otros investigadores.

"Posarse en Marte siempre es angustioso", afirmó. "Nunca puede estar uno tranquilo ante el aterrizaje de una nave en Marte".

El intento del domingo es especialmente riesgoso porque la NASA pone a prueba una nueva técnica de descenso. También se intensifican las presiones porque los problemas presupuestarios obligaron a la NASA a modificar el proyecto.

"No hay nada en el futuro" después del previsto lanzamiento de una sonda orbital a Marte en el 2013, dijo Scott Hubbard, ex encargado de proyectos marcianos, que enseña en la Universidad de Stanford.

Curiosity fue lanzada para estudiar si el ambiente marciano tuvo alguna vez condiciones como para permitir la vida microbial.

El viaje tardó más de ocho meses y abarcó 567 millones de kilómetros (353 millones de millas). Posarse sobre Marte será lo más difícil.

El amartizaje se la sonda Curiosity se podrá seguir en la madrugada de este lunes 6 de Agosto, desde las 02:30 hs. (horario de Argentina) através de los siguientes enlaces:

http://www.nasa.gov/multimedia/nasatv/index.html
http://www.ustream.tv/nasajpl
http://www.ustream.tv/nasajpl2

Fuente: AP