
Dos equipos de astrónomos han utilizado los datos obtenidos con los telescopios del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) para crear el mejor mapa tridimensional realizado hasta el momento de las zonas centrales de la Vía Láctea cuyas regiones interiores, desde algunos ángulos, parece tener forma de cacahuete o de X.
Según informa ESO, esta extraña forma se mapeó utilizando datos públicos del telescopio de sondeo VISTA del observatorio, junto con medidas del movimiento de cientos de estrellas muy débiles pertenecientes al bulbo central.
El observatorio precisa que una de las zonas más importantes y común de la galaxia es el bulbo galáctico, una enorme nube central de unos 10.000 millones de estrellas que se extiende miles de años luz, pero de la que aún no se comprende muy bien ni su estructura ni su origen.
Además, debido a la situación de la Vía Láctea en el disco galáctico, la visión de esta región central –que se encuentra a unos 27.000 años luz de distancia– se oscurece bastante por las densas nubes de gas y polvo, por lo que los astrónomos sólo pueden obtener una visión útil del bulbo observando en longitudes de onda mayores, como la radiación infrarroja, que puede penetrar en las nubes de polvo.
Observaciones anteriores llevadas a cabo por el sondeo infrarrojo 2MASS ya habían ofrecido pistas sobre el hecho de que el bulbo tenía "una misteriosa estructura" en forma de X o cacahuete. Ahora, dos equipos de científicos han utilizado nuevas observaciones de varios telescopios de ESO para obtener una visión mucho más clara de la estructura del bulbo central.
El primer equipo, del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) en Garching (Alemania), utilizó el sondeo en el infrarrojo cercano VVV del Telescopio VISTA, en el Observatorio Paranal de ESO en Chile. Este nuevo sondeo público puede captar estrellas 30 veces más débiles que las captadas por sondeos anteriores del bulbo.
Así, el equipo identificó un total de 22 millones de estrellas pertenecientes a un tipo de estrellas rojas gigantes cuyas propiedades, bien conocidas, permiten calcular sus distancias con mayor precisión.