(NCYT) Sin embargo, es muy difícil poder detectarlas. Las ondas gravitacionales son apenas perceptibles en la Tierra y sus inmediaciones. Una de las razones es que la interacción entre la materia y el espacio es muy débil. Los cambios en la estructura del espacio-tiempo que se producen en nuestro entorno cósmico como consecuencia del movimiento de objetos con relativamente poca masa, como satélites o planetas, están por debajo de lo que es medible. Por el contrario, las fuertes explosiones que son las supernovas sí agitan violentamente el espacio-tiempo, pero todas las supernovas estudiadas se han producido a gran distancia de la Tierra, por lo que las ondas gravitacionales generadas en el proceso están muy atenuadas cuando llegan a nuestro planeta. Por eso resulta tan difícil detectar ondas gravitacionales.
Los interferómetros usados por los científicos tienen limitada su sensibilidad debido a un fenómeno cuántico particular de la luz, que limita la precisión de la medición.
(NCYT) Sin embargo, es muy difícil poder detectarlas. Las ondas gravitacionales son apenas perceptibles en la Tierra y sus inmediaciones. Una de las razones es que la interacción entre la materia y el espacio es muy débil. Los cambios en la estructura del espacio-tiempo que se producen en nuestro entorno cósmico como consecuencia del movimiento de objetos con relativamente poca masa, como satélites o planetas, están por debajo de lo que es medible. Por el contrario, las fuertes explosiones que son las supernovas sí agitan violentamente el espacio-tiempo, pero todas las supernovas estudiadas se han producido a gran distancia de la Tierra, por lo que las ondas gravitacionales generadas en el proceso están muy atenuadas cuando llegan a nuestro planeta. Por eso resulta tan difícil detectar ondas gravitacionales.
Los interferómetros usados por los científicos tienen limitada su sensibilidad debido a un fenómeno cuántico particular de la luz, que limita la precisión de la medición.
Empleando un nuevo tipo de láser, el equipo de Hartmut Grote y sus colegas del Instituto Max Planck de Física Gravitacional (Subinstituto de Hanover Instituto Albert Einstein) y del Instituto de Física Gravitacional en la Universidad Leibniz en Hannover, Alemania, esperan ahora valerse de la propia física cuántica para contrarrestar la citada interferencia que limita la sensibilidad de detección.
La nueva clase de luz láser con la que trabajan mejora la precisión de medición del detector de ondas gravitatorias GEO600 en alrededor del 50 por ciento, y aumenta así de manera significativa su sensibilidad. Ésta es la primera vez que dicha tecnología ha sido utilizada para una tarea práctica, más allá de las pruebas de comportamiento realizadas en el laboratorio.
El detector GEO600, emplazado en el Centro de Ingeniería Cuántica e Investigación del Espacio-Tiempo, en Hanover, Alemania, es parte de la iniciativa internacional LIGO Virgo, y está permitiendo a los científicos obtener pistas cada vez más sólidas sobre las ondas gravitacionales.