Sólo seis meses después de entrar en órbita en torno a Mercurio, la sonda espacial Messenger ha demostrado a los científicos que es un planeta más extraño de lo que se creía.
Lo descubierto hasta ahora por varios equipos de investigación, que se han ocupado de aspectos distintos del planeta, pone en tela de juicio las teorías actuales sobre la formación de Mercurio.
La composición de su superficie difiere de manera importante respecto a la de los otros planetas rocosos. Su campo magnético es diferente a cualquier otro del sistema solar. Hay grandes extensiones de llanuras volcánicas que rodean la región polar norte del planeta y cubren más de un 6 por ciento de la superficie de Mercurio.
El material de la superficie se parece más a lo que se podría esperar si Mercurio se hubiera formado a partir de bloques de construcción planetaria similares a los que formaron a sus primos rocosos, pero menos oxidados, tal vez reflejando ello una proporción variable de hielo en las etapas iniciales de acreción de los planetas.
Sólo seis meses después de entrar en órbita en torno a Mercurio, la sonda espacial Messenger ha demostrado a los científicos que es un planeta más extraño de lo que se creía.
Lo descubierto hasta ahora por varios equipos de investigación, que se han ocupado de aspectos distintos del planeta, pone en tela de juicio las teorías actuales sobre la formación de Mercurio.
La composición de su superficie difiere de manera importante respecto a la de los otros planetas rocosos. Su campo magnético es diferente a cualquier otro del sistema solar. Hay grandes extensiones de llanuras volcánicas que rodean la región polar norte del planeta y cubren más de un 6 por ciento de la superficie de Mercurio.
El material de la superficie se parece más a lo que se podría esperar si Mercurio se hubiera formado a partir de bloques de construcción planetaria similares a los que formaron a sus primos rocosos, pero menos oxidados, tal vez reflejando ello una proporción variable de hielo en las etapas iniciales de acreción de los planetas.
Las mediciones de la superficie de Mercurio por los espectrómetros de rayos X y de rayos gamma de la Messenger también revelan una abundancia sustancialmente más alta de azufre y potasio de lo que se predijo.
Ambos elementos se vaporizan a temperaturas relativamente bajas. Por lo tanto, su abundancia descarta varias hipótesis que hasta ahora gozaban de bastante aceptación y que indicaban que Mercurio experimentó varias épocas de temperaturas extremadamente altas hacia el inicio de su historia.
"La mayoría de las ideas previas sobre la química de Mercurio no concuerdan con lo que se ha medido en la superficie del planeta", subraya Larry Nittler del Instituto Carnegie, uno de los científicos que han analizado los datos reunidos por la Messenger en estos meses.
Durante décadas, los científicos han debatido si Mercurio tenía depósitos volcánicos en su superficie. Tres sobrevuelos de la Messenger respondieron a esa pregunta de manera afirmativa, pero la distribución global de los materiales volcánicos no fue bien delimitada. Los nuevos datos obtenidos desde la órbita muestran grandes llanuras volcánicas que rodean la región del polo norte de Mercurio. Estas llanuras continuas y muy lisas cubren más del 6 por ciento de la superficie total de Mercurio.
James Head de la Universidad Brown, en Estados Unidos, cree que los depósitos son típicos de las inundaciones de lava, como los que se encuentran en la Formación Basáltica del Río Columbia en la Tierra, que tienen unos pocos millones de años de antigüedad.
Los científicos también han descubierto zonas de fumarolas, con longitudes de hasta 25 kilómetros, que parecen ser la fuente de algunas de las enormes coladas de lava muy caliente que se desperdigaron por la superficie de Mercurio y erosionaron el sustrato, tallando valles y creando estructuras geológicas en forma de lágrima en el terreno subyacente.
La Messenger reveló una inesperada clase de accidentes geográficos sobre Mercurio, y estos sugieren que un proceso geológico no reconocido previamente es el responsable de su formación.
Las imágenes recogidas durante los sobrevuelos de Mercurio hechos por la Mariner 10 y por la Messenger mostraron que los suelos y los picos montañosos centrales en algunos cráteres de impacto son muy brillantes y tienen un color azulado que destaca bastante con respecto a las tonalidades de otras áreas del planeta.
Estos depósitos se consideraron inusuales porque no se han encontrado cráteres de características similares en la Luna. Pero sin imágenes de mayor resolución, los depósitos brillantes de los cráteres no pasaron de ser una anécdota.
Fuente: NASA