Los escombros de una gran colisión han ido formando, alternativamente, lunas y anillos alrededor del Planeta Rojo.
No nos lo enseñaron en el colegio, pero es más que probable que en el pasado Marte, nuestro planeta vecino, tuviera un sistema de anillos capaz de rivalizar con el del propio Saturno. Y lo que es más, es casi seguro que volverá a desarrollarlos en el futuro.
Por lo menos, esa es la teoría recién publicada en Nature Geoscience por un equipo de investigadores de la Universidad de Purdue, en Indiana. David Minton y Andrew Hesselbrock, en efecto, han desarrollado un modelo computerizado que muestra claramente cómo los escombros lanzados por Marte al espacio tras el impacto de un gran asteroide hace 4.300 millones de años estuvieron «alternando» su forma y distribución a lo largo del tiempo, conviertiéndose en anillos planetarios o aglutinándose para formar varias generaciones de lunas.
El impacto debió de ser brutal, ya que la llamada Cuenca Borealis, en el hemisferio norte marciano y que cubre casi el 40% de todo el planeta, se formó precisamente tras ese impacto. Y por supuesto, como consecuencia de una colisión así, una gigantesca nube de escombros y rocas fue lanzada violentamente al espacio desde la superficie.
«Esta gran colisión -sostiene Hesselbrok-, podría haber arrancado suficiente material de la superficie de Marte como para formar un anillo». Pero el modelo de Hesselbrock y Minton sugiere que a medida que el anillo se formaba y los escombros se alejaban lentamente del planeta y se extendían por el espacio, empezaron a aglomerarse hasta que, finalmente, formaron una luna. El modelo muestra también que, con el paso del tiempo, la atracción gravitatoria del planeta rojo llevaría esa luna a acercarse a Marte, hasta alcanzar el llamado «límite de Roche», la distancia a partir de la cual las fuerzas de marea de un planeta desintegrarán un cuerpo celeste cuyas piezas solo se mantienen unidas por la gravedad.
Y eso es, precisamente, lo que está ocurriendo con uno de los dos satélites de Marte, Fobos, que se acerca cada vez más al planeta. Según el modelo, Fobos empezará a romperse en pedazos a medida que se acerque al límite de Roche, y se convertirá, de nuevo, en un sistema de anillos dentro de aproximadamente 70 millones de años. Los investigadores creen que este ciclo (de lunas y anillos) puede haberse repetido entre tres y siete veces durante los últimos 4.000 millones de años. Es decir, que Marte, según el momento, ha tenido lunas o ha estado rodeado por anillos.
Pero ese ciclo no puede durar para siempre. De hecho, cada vez que una luna marciana se rompe y da lugar a un anillo, la siguiente luna que se forme será hasta cinco veces más pequeña que su predecesora, ya que una parte de los fragmentos habrán vuelto a caer al planeta. Según el modelo, ese podría ser, precisamente, el origen de los depósitos sedimentarios encontrados cerca del ecuador de Marte y cuyo origen se desconoce.
En palabras de Minton, «durante las primeras fases de la historia de Marte, podrían haber llovido sore el planeta pilas kilométricas de sedimentos lunares. Así se explicarían los enigmáticos depósitos de sedimentos encontrados en Marte, de los que no tenemos ninguna explicación de cómo pudieron llegar allí. Ahora es posible estudiar esos materiales».
Otras teorías sugieren que el impacto que creó la Cuenca Borealis llevó directamente a la formación de Fobos hace unos 4.300 millones de años, pero Minton cree que es poco probable que esa luna haya conseguido durar todo ese tiempo. Además, Fobos habria tenido que formarse muy lejos de Marte y habría tenido que atravesar, por lo tanto, la «resonancia de Deimos», la más externa de las dos lunas del planeta. La resonancia ocurre cuando dos lunas ejercen influencia gravitacional la una sobre la otra, como sucede con las principales lunas de Júpiter.
Al pasar una y otra vez a través de esa resonancia, Fobos habría tenido que alterar la órbita de Deimos. Cosa que no ha sucedido, ya que su órbita es completamente estable desde hace muchísimo tiempo. «No ha sucedido mucho con la órbita de Deimos desde que se formó -asegura Minton-. Y Fobos pasando por esas resonancias no habría permitido eso».
Ahora, Minton y Hesselbrock centrarán su trabajo en estudar cómo fue la dinámica del primer sistema de anillos que se formó tras el impacto del asteroide. Y también estudiarán los depósitos de material llovidos sobre la superficie marciana con la sucesiva desintregración de varias generaciones de lunas.
Fuente: ABC