Los investigadores especulan con que podrían ser algún tipo de sales pero no se ha logrado encontrar aún la fuente de ese material. Por ahora, todos los esfuerzos han resultado inútiles. Y es que Ceres, el planeta enano que reina en el Cinturón de Asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, sigue empeñado, en efecto, en ocultar a los científicos el origen de las intrigantes manchas blancas que brillan en el centro de algunos de sus cráteres.
Durante esta semana, se celebra en la localidad francesa de Nantes la Conferencia Europea de Ciencias Planetarias, y Ceres (que tiene un diámetro de 950 km.) está siendo uno de los temas estrella de esta edición del evento. Allí, los investigadores desgranan estos días sus hipótesis, pero admiten que, a pesar de queDawn lleva orbitando a Ceres ya seis meses, el origen de las manchas sigue siendo desconocido.
Las manchas fueron vistas por primera vez justo en el centro del cráter Occator poco antes de que la sonda Dawn llegara a su destino, el pasado 6 de marzo. Antes, en 2011 y 2012, la nave había visitado Vesta, otro de los grandes cuerpos del Cinturón de Asteroides. Ya desde lejos, se apreciaba en Ceres un brillo intrigante, de intensidad casi metálica y que despertó de inmediato la curiosidad de los investigadores de la misión. Pero a medida que la nave se acercaba a su destino, fueron apareciendo más manchas del mismo tipo en otros cráteres del planeta enano.
Desde entonces, se han formulado toda clase de hipótesis: ¿Se trata de volcanes? ¿Quizá de masas de hielo que destacan sobre la oscura roca? ¿Podrían ser depósitos de sal? ¿O puede que, sencillamente, sean rocas que han aflorado a la superficie más recientemente que las de su entorno y no han sido castigadas (y oscurecidas) aún lo suficiente por la radiación solar?
Los investigadores han aportado nuevas y detalladas imágenes, en las que las manchas aparecen ya en toda su extensión, y no como simples puntos brillantes. Y por ahora, su mejor explicación es que parece tratarse de algún tipo de sales. Aunque, admiten, se trata de una simple especulación.
En palabras de Chris Russel, de la Universidad de California e investigador principal de la misión Dawn «no hemos logrado encontrar la fuente de ese material blanco. Creemos que se trata de sales que, de algún modo, han encontrado un camino hasta la superficie. Hemos medido su extensión, y sus contornos, y tratamos de comprender lo que esas variaciones en el terreno de los cráteres están queriendo decirnos». «Seguimos buscando ideas –concluye el investigador– pero aún no hemos resuelto el problema».
El nuevo set de datos revelado por los científicos en Nantes incluye un nuevo mapa topográfico de Ceres que permite observar con detalle los accidentes de su superficie. E imágenes en colores codificados que muestran las diferentes elevaciones del terreno. Lo cual ha permitido descubrir otras «rarezas» en el planeta enano, como por ejemplo una montaña de extrañas formas, que se eleva a una altura de 6 km. sobre un terreno completamente llano y cuyo aspecto, según Russel, no se parece en nada al resultado de cualquier proceso geológico conocido. «Estamos teniendo serias dificultades para entender cómo se formó esa montaña», explicó el investigador.
Durante este mismo mes, la sonda Dawn se acercará a su órbita definitiva alrededor de Ceres, a unos 375 km. Actualmente se encuentra a más del doble de distancia. Y de ahí no volverá a moverse. Aunque su misión nominal no pasa de mediados del año próximo, la Dawn se convertirá en un punto más del cielo de ese mundo extraterrestre y extraño. «No vamos a dejar Ceres –asegura Russel–. Vamos a estar en la órbita de Ceres para siempre».
Fuente: ABC