Hasta ahora, apenas se conocía la procedencia del 20 o el 30% de este material, que en conjunto forma el 4,5 % del total del Universo.
Un grupo internacional de investigadores, entre ellos varios españoles, ha conseguido detectar una parte considerable de la «materia perdida» del Big Bang. No se trata de materia oscura ni de antimateria, sino de materia convencional, la misma de la que están hechas las las estrellas y galaxias, pero que permanecía oculta a la vista de los astrónomos.
Sabemos que la materia ordinaria, de la que todos estamos hechos, da cuenta de cerca de un 4,5% de la masa total del Universo. En ese estrecho margen hallamos planetas, estrellas, galaxias y todo lo que es posible detectar a través de los más potentes telescopios. El resto del Universo, sin embargo, está compuesto por materia oscura (23%) y energía oscura (algo más del 70%). Y eso no está, por ahora, al alcance de ninguno de nuestros instrumentos.
Lo que quizá muchos no sabían es que tampoco la mayor parte de ese 4,5% de materia ordinaria, o visible, ha sido aún detectada por el ser humano. Y es que, por ejemplo, y a pesar de su enorme número, la suma de la materia que contienen todas las estrellas que existen supone apenas un 8% del total de la materia ordinaria. Es decir, el 8% del 4,5% de la masa total del Universo. El restante 92% (de la materia ordinaria) se da en forma de enormes nubes de gases y polvo, los «ladrillos»a partir de los cuales las propias estrellas y galaxias se forman. Y si bien es cierto que se conocen muchas de esas enormes nubes, la inmensa mayor parte de ellas jamás ha sido detectada. Solo vemos las que contienen o tienen cerca estrellas, que las iluminan como faros en la noche dejándonos ver sus formas a menudo caprichosas.
En resumen, y sumándolo todo, entre estrellas y nubes de gas ya descubiertas apenas conocemos de primera mano entre el 20 y el 30% de la materia ordinaria que existe. Es decir, entre el 20 y el 30% del 4,5% del total del Universo. El resto se nos ha escapado hasta ahora.
Y es ahí, precisamente, donde incide un trabajo que ha sido liderado por científicos del Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón, en Teruel, y que acaba de publicarse en «Physical Review Letters». Basándose en las medidas del Fondo Cósmico de Microondas del telescopio espacial Planck, los investigadores han logrado averiguar dónde se escondía una buena parte de esa «materia ordinaria perdida». El secreto está en la propia radiación del Big Bang, que al atravesar esas enormes nubes de materia interactúan con sus electrones y les transfieren una pequeña cantidad de energía. Pequeña, pero medible.
Carlos Hernández Monteagudo, primer firmante del artículo, explica que su estrategia se basó, precisamente, en medir esas pequeñas fluctuaciones energéticas en 200.000 galaxias, y comparar después los resultados con partes del Universo en las que no hay ni una sola galaxia. Así, de forma indirecta, los científicos pudieron «sacar a la luz» grandes cantidades de materia que hasta el momento había permanecido indetectada.
En defintiva, el hallazgo demuestra que, en realidad, aún queda en el Universo una enorme reserva de materia «sin utilizar» y de la que pueden surgir nuevas galaxias, estrellas y sistemas solares de nuevo cuño. Es decir, material suficiente para mantener,más o menos, las cosas como están durante un buen puñado de miles de millones de años más.
Fuente: ABC