Lo dijo Fernando Hisas, responsable de proyectos de la Conae, durante un encuentro en el que se expusieron los proyectos de la agencia espacial.
El VEX 5A, vehículo experimental que pondrá a prueba la tecnología para el Tronador II, el lanzador que desarrolla la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), será lanzado al espacio entre julio y agosto. Lo dijo ayer Fernando Hisas, gerente de proyectos de la Conae, durante una jornada organizada por el Encuentro Permanente de Asociaciones Científicas (EPAC) para analizar, debatir y difundir el impacto de la tecnología satelital en la sociedad.
Epac nuclea a más de 10.000 investigadores de todo el país. Algunos de ellos, además de estudiantes, y funcionarios de organismos públicos y privados, participaron del encuentro en el auditorio de la biblioteca de la Academia de Medicina.
El Tronador II está pensado para poner en órbita satélites de observación de la Tierra de hasta 250 kilos. Cuando esté operativo, algo que podría suceder entre 2018 y 2020, el país se sumará al selecto club de una decena de naciones que cuentan con sus propios lanzadores satelitales.
Pero el Tronador no es la única tarea que mantiene ocupados a los científicos de la Conae.
«Tanto a partir de satélites propios como extranjeros, generamos imágenes para una comunidad que supera los mil usuarios a lo largo y ancho del país «, contó Sandra Torrusio, investigadora principal de la Conae.
Todos los ministerios y áreas del Estado que requieren información geoespacial tienen vínculo directo con la agencia espacial y reciben imágenes satelitales. Se utilizan para la gestión de emergencias, para orientar la planificación epidemiológica, para la ordenación territorial, la pesca y la gestión de bosques, por ejemplo.
De un solo sensor a bordo de un satélite se reciben en la estación terrena de Falda del Carmen, en Córdoba, más de 20.000 imágenes por año. «Es una enorme cantidad de información que se distribuye de diferentes maneras -explicó Torrusio-. Pero Conae no trabaja sola: nos servimos de todo el sistema científico tecnológico, tanto para el desarrollo de satélites, como de los instrumentos de monitoreo y comando».
En el área educativa,la agencia espacial lanzó el «Programa 2Mp», que intenta acercar la tecnología satelital a «2 millones de pibes»; es decir, que chicos desde los ocho años en adelante conozcan y utilicen la información satelital y la apliquen en las actividades escolares.
Además, anualmente más de 2000 personas se capacitan en su software de procesamiento de imágenes (SOPI), desarrollado por SUR Emprendimientos Tecnológicos, a través de cursos virtuales y presenciales, standard y a medida. «Estamos orgullosos de contar con este instrumento», afirma Torrusio.
En la línea de montaje
Ya finalizada la vida útil del SAC-D/Aquarius, cuya misión fue estudiar la salinidad de los mares y el cambio climático, los próximos en volar al espacio serán los satélites gemelos Saocom, con fecha probable de puesta en órbita en 2017 y 2018, y que se acoplarán a la constelación Siasge.
También está en marcha el Sabia-Mar, desarrollo conjunto con Brasil, un aparato de 500 o 600 kilos con instrumentos ópticos para ver la calidad del agua en costas y mares.
Y los Siasge II, que sumados a los Cosmo SkyMed permitirán tener 10 satélites volando en la misma órbita y observando el mismo punto con instrumentos que adquieren información en diferente longitud de onda. Según dijeron el doctor Conrado Varotto, director ejecutivo de Conae, y Roberto Battiston, presidente de la Agencia Espacial Italiana, la constelación del Sistema Ítalo-Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (Siasge) no sólo será «lo máximo» del estado del arte en tecnología satelital, sino la más importante que recorra el espacio tomándole el pulso a la Tierra.
A éstos les seguirá la serie SARE de pequeños satélites, también provistos de instrumentos ópticos, que permitirán obtener imágenes de alta resolución especialmente orientadas a gestión urbana y de seguridad.
En la jornada organizada por EPAC participaron además especialistas de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA), el Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema), Investigación Aplicada (Invap), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y SUR Emprendimientos Tecnológicos; todos ellos desarrolladores o usuarios de la información satelital.
«Ahora nuestro gran desafío es la interoperatividad -concluyó Torrusio-: que el gran volumen de información que producen los satélites lleguen al celular. Todas las instituciones estamos apuntando a eso.»
Fuente: La Nación