La desintegración hoy en la atmósfera del satélite de comunicaciones mexicano Centenario es una muesca más en la reciente serie de fracasos del programa espacial ruso, antaño uno de los mayores orgullos del país.
Menos de diez minutos después de ser lanzado desde el cosmódromo de Baikonur, el Mexsat-1 se desvió de la órbita prevista y perdió contacto con la Tierra, tras lo que se desintegró al alcanzar las capas densas de la atmósfera.
«El accidente ocurrió a una altura de 161 kilómetros. La tercera etapa del bloque propulsor y el aparato espacial se han desintegrado casi completamente en la atmósfera», informó la agencia espacial rusa, Roscomos, en un comunicado.
El satélite Mexsat-1, que debía ofrecer servicios de telecomunicaciones para México y parte de América Latina, no pudo separarse de la tercera fase del cohete portador Protón-M, de lo que ya ha sido informado el presidente ruso, Vladímir Putin.
«Por el momento, no hemos registrado la caída de los fragmentos que no se hayan quemado», agregó Roscomos.
Con todo, las autoridades enviarán helicópteros de emergencia a la región de lago Baikal, donde los residentes creyeron oír una fuerte explosión.
Investigación del fallo
El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, ordenó crear una comisión de investigación para esclarecer las circunstancias del fallo y pidió también dirimir responsabilidades con nombres y apellidos, según informó su portavoz.
El lanzamiento, que debía haber puesto el aparato en órbita geoestacionaria a 113 grados de longitud oeste, tuvo lugar a las 00.47 del sábado (hora local del centro de México, 05.47 GMT) y fue transmitido en directo.
Representantes mexicanos se habían desplazado especialmente a Baikonur para asistir a la operación, cuyo objetivo era modernizar la infraestructura de comunicaciones y colocar al país en la vanguardia de la tecnología de satélites.
El Gobierno mexicano fue raudo al asegurar que el proyecto del Centenario, que toma su nombre del aniversario de la Revolución Mexicana que estalló en 1910, está asegurado al ciento por ciento, por lo que se recuperará la inversión realizada.
El lanzamiento del Centenario estaba previsto en un primer momento para el pasado 29 de abril, pero fue pospuesto a petición de Boeing Satellite Systems International.
El satélite mexicano tenía una vida útil de 15 años, una antena de 26 metros de diámetro y debía estar en pleno funcionamiento unos 10 meses después de ser lanzado.
Por suerte, el aparato siniestrado es idéntico en tamaño y capacidades técnicas al Morelos III, ya que ambos están diseñados para proveer servicios de comunicaciones móviles por satélite a personas, automóviles, buques y aviones.
El Morelos III, que ofrece información clave para garantizar la seguridad nacional, será lanzado en octubre próximo desde Cabo Cañaveral (EEUU).
Dos fallos en 24 horas
Se trata del segundo fallo en el programa espacial ruso en las últimas 24 horas, después de que el carguero espacial Progress fuera incapaz esta madrugada de corregir la orbita de la Estación Espacial Internacional.
La Progress M26-M, que se encuentra acoplada a la plataforma orbital, no pudo activar sus motores por motivos desconocidos, aunque la tripulación de la estación no se ha visto afectada por ello.
Además, el pasado 28 de abril, otro fallo provocó la destrucción de otra nave de carga Progress, en su segundo accidente en 35 años, que llevaba alimentos y oxígeno para los inquilinos de la plataforma orbital.
Por ese motivo, Roscosmos se vio obligado a aplazar durante dos meses el envío de la próxima nave tripulada Soyuz, el único eslabón para los astronautas entre la Tierra y la Estación.
Al igual que en el caso del satélite mexicano, el fallo estuvo en la tercera fase del cohete portador, lo que provocó que la Progress se situara en una órbita errónea.
Falta de cuadros
El presidente del comité de Industria de la Duma o cámara de diputados, Serguéi Sobko, insistió en que el problema es la falta de cuadros entre los 30 y 50 años, ya que, debido a los problemas financieros, muchos emigraron al exterior tras la caída de la URSS.
De esta forma, la plantilla de la industria aeroespacial rusa estaría integrada estos días por veteranos expertos de la escuela soviética e inexpertos especialistas formados en Rusia en lo que va de siglo.
«Parece que la cosmonáutica rusa se desintegra a la velocidad de la luz. En el sector espacial no sólo no se desarrolla nada nuevo (…), sino que deja de funcionar la tecnología soviética que tenía una validez más que comprobada», comentó Yuri Karash, experto de la Academia Rusa de Cosmonáutica, a la agencia Interfax.
El Gobierno había lanzado una purga e introducido hace tres años una reforma a gran escala del sector para evitar nuevos fallos, que representan un coste de miles de millones de dólares para una economía rusa que entró este año en recesión.
Fuente: ABC