La Universidad de Berkeley California ha elaborado un estudio en el que determina que la mejor manera de comunicarse con otra civilización avanzada en el espacio es a través de las microondas.
El autor principal del trabajo, David Messerschmitt, ha explicado que por muy avanzada que pueda estar una civilización extraterrestre, sus emisiones estarán limitadas por diferentes aspectos. El artículo, publicado en Arxiv.org, pone como ejemplo de obstáculo «importante», para la comunicación con otras civilizaciones a distancias interestelares en longitudes de onda de radio, «la falta de coordinación en el diseño del transmisor-receptor».
Del mismo modo, explica que las distancias implicadas son grandes, dando como resultado una necesidad de gran potencia transmitida y/o grandes antenas. En este sentido, el científico aboga por no usar canales de emisión estrechos para enviar información ya que, según ha explicado, requieren más energía que una banda más ancha. «Un ancho de banda sin restricciones y un diseño más simple», recomienda en el documento.
Messerschmitt propone una estrategia de coordinación implícita basada en acercarse al límite fundamental de la energía suministrada al receptor, frente a los impedimentos conjuntamente observables debido al medio interestelar (dispersión, diseminación y destello) y el movimiento. A su juicio, las deficiencias en este caso «pueden ser burladas por el diseño de señales apropiadas y tecnología».
En 1974 se envió el único mensaje, hasta ahora, mandado por el ser humano a la posible vida extraterrestre en el espacio. Para ello, el departamento de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) utilizó el radiotelescopio de Arecibo y el mensaje constaba del número atómico del hidrógeno, del carbono, del nitrógeno, del oxígeno y del fósforo, los elementos básicos de la vida en la tierra, las fórmulas de azúcares y bases de nucleótidos del ADN, una representación gráfica de la doble hélice del ADN, el número de nucleótidos en el genoma humano, una figura de un ser humano, la población de la tierra (4.000 millones entonces), una representación del Sistema Solar y del propio radioteslescopio.
Fuente: Euroopa Press
Los científicos de SETI tienen siempre una botella de chanpagne a mano y lista para descorchar. Están seguros de que el contacto se dará en cualquier momento.