Por Mariano Andrés Peter
Cada ciencia tiene su contraparte anticientífica, me refiero a las pseudociencias (pseudo significa falso).
La química tiene su contracara en la alquimia, la medicina tiene al curanderismo, la geología al catastrofismo velikovsquiano, la matemática a la numerología, el espiritualismo y la cientología abren el camino a una amplia variedad de trastornos psicológicos y psiquiátricos. La astronomía no es la excepción, su lado oscuro y supersticioso es la astrología.
Por Mariano Andrés Peter
Cada ciencia tiene su contraparte anticientífica, me refiero a las pseudociencias (pseudo significa falso).
La química tiene su contracara en la alquimia, la medicina tiene al curanderismo, la geología al catastrofismo velikovsquiano, la matemática a la numerología, el espiritualismo y la cientología abren el camino a una amplia variedad de trastornos psicológicos y psiquiátricos. La astronomía no es la excepción, su lado oscuro y supersticioso es la astrología.
Las pseudociencias son disciplinas que no poseen ningún fundamento sólido, desprecian el método científico al cual jamás podrían sobrevivir. Estas prácticas son en realidad un conjunto de creencias, supersticiones, fraudes groseros, charlatanería, misticismo, ignorancia y lo que es peor, son lucrativas para quienes las difunden. Algunas, como la astrología, utilizan también cuidadosos cálculos, observaciones y registros para aparentar seriedad y darle un maquillaje científico. Eso puede confundir a algunas personas incrédulas.
Lo llamativo y lamentable es ver como la astrología se ha metido en la vida de las personas. Si uno se fija en un kiosco cuantas revistas de astronomía y cuantas de astrología están a la venta, la diferencia es muy clara a favor de la astrología. Lo mismo ocurre cuando uno entra en una librería o lee un catálogo de libros.
La gente desperdicia mensajes de texto en consultas astrológicas y los diarios y revistas publican horóscopos todos los días.
Los astrólogos han copado también la televisión, donde tienen espacios de varios minutos y en horarios de mucha audiencia. ¿Cómo hacen para pagar esos espacios tan caros a los que ningún astrónomo tiene acceso?
Cuándo conoces gente en alguna fiesta o en el chat, una de las primeras preguntas que se suelen hacer es ¿de qué signo sos? o ¿por casualidad sos de tauro? En cambio veo que nadie hace preguntas como por ej. ¿sabes algo del nuevo planeta que se descubrió? o ¿cuál es le estrella más cercana? Y si saben que te dedicas a la astronomía te suelen preguntar si haces horóscopos o si trabajas en el observatorio “astrológico”.
Y aún más lamentable es cuando algún medio de comunicación llama para consultar sobre el próximo eclipse lunar o sobre el paso de un cometa y como cierre de la nota preguntan si ese fenómeno celeste traerá alguna consecuencia positiva o negativa para el planeta o para nuestras vidas. Hoy hasta nuestro lenguaje posee una conciencia astrológica, por ej. la palabra desastre proviene del griego y significa mala estrella.
Por todo esto creo que es un deber de las instituciones dedicadas a la astronomía, separar la paja del trigo, educar a la gente para que no sean engañadas y para que sepan que la astronomía hoy en día no tiene nada que ver con la astrología. No obstante, la astronomía y la astrología no siempre fueron tan distintas, en casi toda la historia humana una abarcaba a la otra. Pero hubo un momento en la historia, con Johanes Kepler, cuando la astronomía y la astrología separaron sus caminos para siempre.
La astrología se basa sobre la creencia de que la posición de los planetas con respecto a las constelaciones al momento del nacimiento de una persona, tendrá sobre esta, una profunda influencia en su destino y en su carácter.
No hay forma de que un planeta pueda influenciar en el carácter y el destino de nuestras vidas. Citando a Carl Sagan: “¿Cómo podría afectarme la aparición de Marte durante mi nacimiento? Nací en una habitación cerrada y la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte habría sido su gravedad, pero la influencia gravitatoria del obstetra hubiera sido todavía mucho mayor debido a que, si bien Marte es mucho más grande, el obstetra está mucho más cerca”.
Un dato interesante a tener en cuenta es que todos los astrólogos modernos utilizan un Zodíaco gravemente desfasado. Esto se debe al lento movimiento del eje terrestre conocido como precesión. La Tierra completa un ciclo de precesión cada 26.000 años aproximadamente y esto trae como consecuencia que, estrellas aparentemente fijas en el cielo durante un período de pocos siglos, vayan desplazándose en su posición aparente en el cielo. Por lo tanto, cuando un astrólogo hace sus predicciones, está considerando el firmamento de hace miles de años y no el actual. El Zodíaco se ha desfasado en un diez por ciento con relación a las épocas antiguas. Esto quiere decir que cuando una persona cree estar bajo la influencia un signo determinado, en realidad lo estaría bajo otro, y por lo tanto los cálculos de predicción sé basarán en un signo equivocado. Pero esto parece no importarle a los astrólogos, para ellos estos cambios no afectan la valides de la astrología.
Además, ¿cómo hacían los astrólogos para diseñar horóscopos en la antigüedad cuando solo se conocían los cinco planetas que son visibles a simple vista y se desconocían por completo Urano, Neptuno y Plutón?, ¿cómo podían hacer predicciones basándose en un sistema solar todavía incompleto? y ¿cómo se las arreglan ahora que Plutón ya dejo de ser considerado un planeta y paso a ser un planeta enano? ¿Cómo puede ser que a pesar de todos los cambios que a sufrido el sistema solar, donde se han agregado y quitado planetas, los astrólogos sigan haciendo sus “predicciones” como si nada hubiera pasado? Ofiuco es una constelación zodiacal, porque entonces los astrólogos no la consideran a la hora de fabricar los horóscopos? Porque no se le asigna un signo a esta constelación? Pareciera ser que en la astrología los nuevos descubrimientos científicos no producen cambios en su seno ni tampoco replanteamientos en sus “bases intelectuales y teóricas”. En la astronomía por el contrario, permanentemente se están reevaluando las teorías y los modelos que hasta ayer se tenían por válidos. Los libros se reescriben continuamente, todo esto es en definitiva lo que se espera una disciplina seria y con sólidos fundamentos científicos. Esta es la gran diferencia con la pseudociencia astrológica.
Para poner a prueba la veracidad de la astrología, basta con analizar a los mellizos. Si la astrología es tan sólida y tan certera en sus predicciones, ¿cómo puede ser que dos mellizos que nacieron en el mismo lugar, con minutos de diferencia y con los mismos planetas ubicados en las mismas constelaciones, tengan destinos tan diferentes? ¿Por qué entonces uno de ellos muere de pequeño en un accidente por ej. , mientras que el otro tiene una vida larga y llena de felicidad y prosperidad? ¿No deberían entonces haber tenido el mismo destino y la misma suerte? Hay incontables casos así.
Otra forma de evaluar la seriedad de la astrología es comparando dos o más horóscopos publicados en diarios o revistas del mismo día. Veremos que cada horóscopo dice una cosa totalmente distinta al otro, y muchas veces se contradicen. Pero eso no es todo, si prestamos la suficiente atención nos daremos cuenta de que no hay ninguna predicción, solo hay sugerencias que están escritas en una forma tan vaga y tan ambigua que cualquiera las puede aplicar en cualquier momento de su vida diaria.
¿Cuantas veces hemos escuchado a importantes astrólogos argentinos haciendo predicciones que luego terminaron en lamentables fracasos? Supuestamente íbamos a ganar la guerra de Malvinas, íbamos a ser campeones del mundo en los mundiales de 1990, 1994, 1998, 2002 y 2006, el Presidente Menem seria derrocado y no culminaría su segundo mandato, etc., etc., etc. La lista de patéticos fracasos predictivos es interminable, entonces, ¿por qué la gente sigue confiando en estos charlatanes que se roban su dinero y sus ilusiones? Creo que sería un buen tema de investigación para los sociólogos y psicólogos.
El astrónomo francés Jean Claude Pecker dice: “La distancia entre Marte y la Tierra varía con un factor de cinco de año en año. Los astrólogos no tienen en cuenta esa variación y las cartas natales serán idénticas de año en año como si Marte estuviera en el mismo lugar”, y agrega: “Además se olvidan de los grandes satélites que orbitan los grandes planetas, estos tienen la misma talla que Plutón, Mercurio y Marte. ¿Cómo esos astros no producen ninguna influencia?” Continua diciendo: “Si tal fuerza dependiera de la distancia, entonces la influencia de la Luna sobrepasaría la de todos los otros planetas”. Y por último: “La astronomía ha evolucionado, los horóscopos no”.
Las conjunciones planetarias, los eclipses, los cometas, las lluvias de meteoros, las oposiciones planetarias, las lunas azules y muchos otros fenómenos celestes pueden ser calculados, admirados, disfrutados y estudiados, pero de ninguna manera influyen sobre nuestras vidas, sobre nuestra sociedad o sobre nuestro planeta. No hay forma de que esto ocurra.
Las creencias y las supersticiones no forman parte de la ciencia. El conocimiento y las evidencias, sí. El método científico puede no ser perfecto, pero es lo mejor que tenemos, es en definitiva la diferencia entre la fantasía y la realidad. Creo que a la sociedad le hace falta un poco de pensamiento crítico y de análisis racional, una dosis de escepticismo.
Carl Sagan decía: “Afirmaciones extraordinarias requieren siempre de evidencia extraordinaria”, y sinceramente me parece totalmente improbable que un astrólogo en algún momento pueda presentar una evidencia extraordinaria que avale a la astrología.
Mariano Andrés Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde – AEA
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