abc / madrid
Día 16/06/2010 – 20.36hComentarios Observaciones detalladas realizadas por el telescopio espacial Hubble de la NASA han encontrado una respuesta al misterioso flash de luz que fue descubierto por astrónomos aficionados sobre la superficie de Júpiter el pasado 3 de junio. El estallido luminoso fue provocado por el paso de un meteoro gigante en llamas por encima de las nubes del planeta. El visitante del espacio no se introdujo suficientemente en la atmósfera como para explotar y dejar tras de sí una nube de escombros, algo habitual observado en las anteriores colisiones de rocas cósmicas contra este mundo.
NASA, eSA. MH WONG.Imagen de la débil huella dejada por el meteoro sobre la superficie de Júpiter.Astrónomos de todo el mundo estaban de acuerdo con que algo debía de haber golpeado el planeta gigante el pasado 3 de junio tras observar un destello de energía lo suficientemente brillante como para ser visto a 400 millones de kilómetros de distancia. Pero no sabían hasta qué punto el objeto había penetrado en la atmósfera, ya que no aparecieron manchas o cicatrices de un impacto directo.
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Día 16/06/2010 – 20.36hComentarios Observaciones detalladas realizadas por el telescopio espacial Hubble de la NASA han encontrado una respuesta al misterioso flash de luz que fue descubierto por astrónomos aficionados sobre la superficie de Júpiter el pasado 3 de junio. El estallido luminoso fue provocado por el paso de un meteoro gigante en llamas por encima de las nubes del planeta. El visitante del espacio no se introdujo suficientemente en la atmósfera como para explotar y dejar tras de sí una nube de escombros, algo habitual observado en las anteriores colisiones de rocas cósmicas contra este mundo.
NASA, eSA. MH WONG.Imagen de la débil huella dejada por el meteoro sobre la superficie de Júpiter.Astrónomos de todo el mundo estaban de acuerdo con que algo debía de haber golpeado el planeta gigante el pasado 3 de junio tras observar un destello de energía lo suficientemente brillante como para ser visto a 400 millones de kilómetros de distancia. Pero no sabían hasta qué punto el objeto había penetrado en la atmósfera, ya que no aparecieron manchas o cicatrices de un impacto directo.
La aguda visión y la sensibilidad ultravioleta de la cámara del Hubble rastreó cualquier búsqueda de evidencias de la colisión cósmica. Las imágenes tomadas el 7 de junio -cuatro días después de que se avistara el flash- no mostraban signos de residuos por encima de las nubes de Júpiter. Esto significa que el objeto no descendió bajo las nubes. «Si lo hubiera hecho, una explosión de hollín oscuro habría sido expulsada y habría llovido sobre las nubes. El lugar del impacto habría aparecido oscuro en las imágenes ultravioletas y visibles», explica Heidi Hammel, miembro del equipo del Instituto de Ciencias Espaciales en Boulder (Colorado, EE.UU.)
Más pequeño
Unas marcas oscuras mancharon la atmósfera de Júpiter cuando una serie de fragmentos de cometa se estrelló contra el planeta en julio de 1994. Un fenómeno similar ocurrió en julio del pasado año, cuando chocó un asteroide. Se estima que el intruso más reciente es sólo una fracción del tamaño de los primeros.
El meteoro fue descubierto por Anthony Wesley, el astrónomo aficionado cuyo nombre dio la vuelta el mundo hace casi un año al descubrir la impresionante cicatriz del tamaño de la Tierra dejada en Júpiter por un asteroide, y otro colega filipino, Christopher Go. El choque pudo ser grabado en vídeo por ambos observadores. Son sólo unos breves segundos, pero suficientes para distinguir un destello luminoso entre las nubes del gigantesco planeta del Sistema Solar.