Este mundo a 300 años luz es muy similar en tamaño y temperatura al nuestro y se encuentra en la zona habitable de su estrella.
La ilustración muestra a Kepler-1649c en la órbita de su estrella enana roja anfitriona – NASA / Ames Research Center / Daniel Rutter
Un equipo internacional de científicos ha descubierto en antiguos datos del telescopio espacial Kepler el que puede ser el planeta extrasolar más similar a la Tierra en tamaño y temperatura de todos los encontrados hasta ahora. El prometedor mundo, a 300 años luz de distancia, orbita en la zona habitable de su estrella, es decir, el área a su alrededor donde podría albergar agua líquida. Y quién sabe, quizás vida.
Kepler-1649c, como ha sido bautizado, había pasado desapercibido en anteriores búsquedas de las observaciones de Kepler, retirado en 2018. Pero al revisarlas de nuevo, los investigadores volvieron a mirar la firma y la reconocieron como un exoplaneta. El nuevo mundo es solo solo 1,06 veces más grande que el nuestro. Además, la cantidad de luz estelar que recibe de su estrella anfitriona es el 75% de la cantidad de luz que recibe la Tierra de nuestro Sol, lo que significa que la temperatura del exoplaneta también puede ser similar a las que nosotros tenemos aquí. Pero no todo son buenas noticias. A diferencia de la Tierra, Kepler-1649c orbita una enana roja. Este tipo de estrella es conocido por sus potentes estallidos, que pueden hacer que el entorno de un planeta sea un desafío para cualquier vida potencial.
Comparación del tamaño de la Tierra y Kepler-1649c – NASA/Ames Research Center/Daniel Rutter
Un lugar intrigante
Todavía hay mucho que se desconoce sobre Kepler-1649c, incluida su atmósfera, que podría afectar a la temperatura del planeta. Los cálculos actuales de su tamaño tienen márgenes de error significativos, al igual que todos los valores en astronomía cuando se estudian objetos tan lejanos. Los planetas rocosos que orbitan enanas rojas son de particular interés astrobiológico. Sin embargo, los astrobiólogos necesitarán mucha más información sobre este planeta para determinar si es prometedor para la vida tal como la conocemos. Pero por lo que ya se sabe (o se cree saber), Kepler-1649c es especialmente intrigante para los científicos que buscan mundos potencialmente habitables.
Se estima que otros exoplanetas tienen un tamaño más cercano a la Tierra, como TRAPPIST-1f y, según algunos cálculos, Teegarden c. Otros pueden estar más cerca de la Tierra en temperatura, como TRAPPIST-1d y TOI 700d. Pero no hay otro exoplaneta que se considere más cercano a la Tierra en estos dos valores y que también se encuentre en la zona habitable de su sistema.
«De todos los planetas mal etiquetados que hemos recuperado, este es particularmente emocionante. Si no hubiéramos examinado el trabajo del algoritmo a mano, nos lo habríamos perdido», afirma Andrew Vanderburg, investigador de Universidad de Texas en Austin y primer autor del artículo, publicado en «The Astrophysical Journal Letters».
Kepler-1649c orbita su pequeña estrella enana roja tan de cerca que su año equivale a solo 19,5 días terrestres. El sistema tiene otro planeta rocoso de aproximadamente el mismo tamaño, pero gira a aproximadamente la mitad de la distancia de Kepler-1649c, similar a cómo Venus orbita nuestro Sol a aproximadamente la mitad de la distancia que la Tierra. Las estrellas enanas rojas se encuentran entre las más comunes en la galaxia, lo que significa que planetas como este podrían ser más comunes de lo que pensábamos anteriormente.
Un posible tercero
El sistema de Kepler-1649c también intriga a los científicos. Por cada nueve veces que el planeta externo en el sistema orbita alrededor de la estrella anfitriona, el planeta interno lo hace casi exactamente cuatro. El hecho de que sus órbitas coincidan en una relación tan estable indica que el sistema en sí es extremadamente estable y es probable que sobreviva durante mucho tiempo.
Las relaciones de períodos casi perfectos a menudo son causadas por un fenómeno llamado resonancia orbital, pero una relación de nueve a cuatro es relativamente única entre los sistemas planetarios. Por lo general, las resonancias toman la forma de relaciones como dos a uno o tres a dos. Aunque no está confirmado, la rareza de esta relación podría insinuar la presencia de un planeta medio con el cual los planetas interno y externo giran en sincronía, creando un par de resonancias de tres a dos.
El equipo buscó evidencias de ese tercer planeta misterioso, sin resultados. Sin embargo, eso podría deberse a que es demasiado pequeño para verlo o que se sitúa en una inclinación orbital que hace que sea imposible encontrarlo utilizando el método de tránsito de Kepler (las pequeñas atenuaciones de luz que se producen cuando un planeta pasa por delante de su estrella).
La ilustración muestra cómo podría ser la superficie de Kepler-1649c – NASA/Ames Research Center/Daniel Rutter
Gemelo terrestre
De cualquier manera, dicen los científicos, este sistema proporciona otro ejemplo más de un planeta del tamaño de la Tierra en la zona habitable de una estrella enana roja. Estas estrellas pequeñas y tenues requieren que los planetas orbiten extremadamente cerca para estar dentro de esa zona, no demasiado cálida ni demasiado fría, para que la vida tal como la conocemos pueda existir. «Mientras más datos obtenemos, más signos vemos que apuntan a la noción de que los exoplanetas potencialmente habitables y del tamaño de la Tierra son comunes alrededor de este tipo de estrellas», dice Vanderburg. «Con enanas rojas en casi todas partes alrededor de nuestra galaxia, y estos pequeños planetas potencialmente habitables y rocosos a su alrededor, la posibilidad de que uno de ellos no sea muy diferente a nuestra Tierra parece un poco más brillante».
Como expresa Thomas Zurbuchen, de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington, «este mundo intrigante y distante nos da una esperanza aún mayor de que una segunda Tierra se encuentre entre las estrellas, esperando ser encontrada».
Fuente: ABC