En los alrededores de un agujero negro sería posible construir un acelerador capaz de operar en la escala de Planck.
Esta vez, los científicos no se refieren a buscar vida extraterrestre en forma de simples microorganismos, sino a una auténtica «cacería» de civilizaciones tecnológicas que podrían estar esperándonos «ahí fuera».
Por ejemplo: ¿podrían los alienígenas haber construido en alguna parte un acelerador de partículas alimentado por el inmenso poder de un agujero negro? La idea es un auténtico sueño para los físicos que estudian la materia y la energía a escalas increíblemente pequeñas. Pero está, por lo menos durante los próximos siglos, totalmente fuera del alcance de nuestras posibilidades tecnológicas.
Sin embargo, una civilización extraterrestre conocedora de la Física y lo suficientemente avanzada podría haber conseguido esta hazaña tecnológica. Y si así fuera, nosotros podríamos detectarla sin necesidad de movernos de la Tierra.
Brian Lacki, del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Nueva Jersey, ha hecho los cálculos necesarios para ello. Y en un artículo recién publicado en arXiv sugiere que si tal acelerador existiera realmente, debería producir neutrinos a energías de yottaelectronvoltios. Y esos neutrinos super energéticos podrían detectarse directamente desde la Tierra.
Un yottaelectronvoltio equivale a 1024 (un cuatrillón) de electronvoltios, que son la unidad de medida que se utiliza en física de altas energías. Para darse cuenta de lo que esta energía significa, recordemos que el recién actualizado LHC, el mayor acelerador de partículas del mundo, en Suiza, alcanza una energía de colisión de «solo» 13 teraelectronvoltios (1012 ).
Con estos resultados en la mano, Lacki ha pedido a los astrónomos del SETI, que desde hace décadas buscan cualquier posible signo de inteligencia extraterrestre, que traten de localizar esos neutrinos super energéticos. Si los encuentran, serían la prueba que necesitaban para demostrar que no estamos solos en el Universo.
Un acelerador varias veces el Sol
Igual que hace la Humanidad, parece razonable asumir que una civilización alienígena avanzada tenga un gran interés por la Física y que, como nosotros, trate de construir aceleradores de partículas cada vez más potentes y capaces, por lo tanto, de operar a escalas cada vez más pequeñas.
Pero estudiar la realidad a escalas cada vez menores requiere, paradójicamente, aceleradores cada vez más grandes. Y para llegar al límite teórico, la escala de Planck, la más pequeña posible, se necesitarían aceleradores de partículas realmente gigantescos, con tamaños varias veces superiores al Sol, y materiales especiales que fueran capaces de resistir los intensísimos campos magnéticos necesarios para un acelerador de esas características. Por no hablar, claro, de la gigantesca cantidad de energía que haría falta para alimentar y mantener esos campos magnéticos.
Sin embargo, existen lugares en los que una densidad energética tan alta puede existir de forma natural. Y esos lugares se encuentran en las cercanías de los agujeros negros. Allí, según Lacki, sí que sería posible construir un acelerador capaz de operar en la escala de Planck.
Tal acelerador, sin embargo, con tasas de colisión de partículas un cuatrillón de veces superiores a las que se alcanzan en el LHC produciría, según Lacki, una gran cantidad de residuos en forma de partículas super energéticas que, en principio, no conseguirían escapar de los campos magnéticos del propio acelerador y no llegarían, por lo tanto, hasta la Tierra. Todas excepto los neutrinos, que tendrían energías miles de millones de veces superiores a cualquier neutrino jamás detectado desde nuestro planeta.
Detectados por el sonido
Esos neutrinos, además, y a diferencia de sus «parientes» menos energéticos, resultarían más fáciles de detectar ya que interactuarían más intensamente con la materia que atraviesan. Lacki ha calculado que la mayor parte de los neutrinos super energéticos que atravesaran la Tierra y sus océanos depositarían su energía en forma de «cascadas» de partículas secundarias, que podrían ser detectadas por el sonido que producen gracias a una red de hidrófonos en el agua. Dada la rareza de estos neutrinos, que serían mucho menos numerosos que los que normalmente atraviesan la Tierra de parte a parte (millones por segundo en cada cm. cuadrado) serían necesarios unos 100.000 hidrófonos para tener alguna posibilidad de detectarlos.
Sería una forma diferente de buscar signos de inteligencia extraterrestre. Una que no necesitaría de grandes telescopios y para la que sería suficiente con buscar en casa.
Fuente: ABC