La comunidad espacial en línea quedó sorprendida, por decir lo menos. Un respetado editor de una revista espacial británica dijo la semana pasada que el avión espacial secreto no tripulado X-37B del Pentágono probablemente espiaba a un satélite chino.

La blogosfera estalló en indignación: Las órbitas de los vehículos espaciales eran muy diferentes, dijeron los expertos.

“¡INCORRECTO!”, tuiteó @EllieAsksWhy.

El excontrolador de misiones de la NASA, James Oberg, publicó en su blog que la “muy respetada sociedad británica de vuelos espaciales” había cometido un “error tremendo”.

Mientras tanto las búsquedas en Google Trends para el X-37B se fueron hasta las nubes.

El reporte también afirmó que la tecnología había hecho que la vigilancia desde el espacio fuese ahora “un juego completamente nuevo”.

¿En verdad? Es de conocimiento general en la comunidad de inteligencia que Estados Unidos ha utilizado satélites para inspeccionar otros hardware en órbita durante medio siglo, dice el analista de defensa John Pike de globalsecurity.org. ¿Qué factores entran ahora en juego que impulsan un juego de espionaje en órbita a un nivel sin precedentes?

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