DANIEL RICARDO HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
martes 7 de septiembre de 2010
Ojos abiertos Las autoridades colombianas no habían confirmado, al menos a la hora de cierre de esta nota, si el objeto que cayó del cielo en el departamento de Santander, al noreste del vecino país, es en efecto un meteorito. De resultar positivo, no tiene nada fuera de este mundo que así sea, puesto que, según informa Jhonny Cova, coordinador de Educación de la Fundación Centro de Investigaciones de Astronomía Francisco J. Duarte (CIDA), de Mérida, "a menudo entran meteoros a la Tierra, lo que pasa es que a veces se ven y a veces no".
De acuerdo con el especialista local, las rocas que entran a la atmósfera de nuestro planeta son variadas, tanto en tamaño como en origen: "Algunas son producto de fragmentos de asteroides que chocaron, pueden venir también de la Luna e incluso de Marte.
Algunas son pequeñas piedras que se desintegran en la atmósfera, se queman cuando están a una altura aproximada de 80 kilómetros de la superficie terrestre. Otras piedras más grandes, que miden aproximadamente lo mismo que una pelota de fútbol, logran traspasar la atmósfera y a medida que van cayendo se van quemando; muchas de ellas logran impactar el suelo y es allí cuando se les llama meteoritos, porque meteoros son los que se desintegran en la atmósfera".
DANIEL RICARDO HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
martes 7 de septiembre de 2010
Ojos abiertos Las autoridades colombianas no habían confirmado, al menos a la hora de cierre de esta nota, si el objeto que cayó del cielo en el departamento de Santander, al noreste del vecino país, es en efecto un meteorito. De resultar positivo, no tiene nada fuera de este mundo que así sea, puesto que, según informa Jhonny Cova, coordinador de Educación de la Fundación Centro de Investigaciones de Astronomía Francisco J. Duarte (CIDA), de Mérida, "a menudo entran meteoros a la Tierra, lo que pasa es que a veces se ven y a veces no".
De acuerdo con el especialista local, las rocas que entran a la atmósfera de nuestro planeta son variadas, tanto en tamaño como en origen: "Algunas son producto de fragmentos de asteroides que chocaron, pueden venir también de la Luna e incluso de Marte.
Algunas son pequeñas piedras que se desintegran en la atmósfera, se queman cuando están a una altura aproximada de 80 kilómetros de la superficie terrestre. Otras piedras más grandes, que miden aproximadamente lo mismo que una pelota de fútbol, logran traspasar la atmósfera y a medida que van cayendo se van quemando; muchas de ellas logran impactar el suelo y es allí cuando se les llama meteoritos, porque meteoros son los que se desintegran en la atmósfera".
Cova añade que esos objetos suelen ser llamado bólidos: "Hay muchos de ellos que producen un flash, mientras se están quemando, y son capaces de iluminar zonas muy grandes; eso siempre va a depender de su masa y de la velocidad de su caída". Ese destello de luz coincide con lo que reflejan los testimonios de los testigos en el departamento colombiano de Santander, y hay otro dato que alimenta las sospechas de que el protagonista del fenómeno fue uno de estos bólidos espaciales: "Si impactan con el suelo, se escucha una especie de explosión, se fragmenta el cuerpo y quedan piedras esparcidas por todos lados", añade Cova.
Una de las hipótesis que se ha tejido en torno al cuerpo que cayó en el vecino país, es que se trata de alguna chatarra que forma parte de la basura espacial que orbita alrededor del planeta, producto de satélites en desuso o piezas desprendidas por otras naves.
Pero de confirmarse que se trata de una piedra y no una pieza metálica errante, el coordinador de Educación del CIDA destaca que "sería de gran valor científico porque permite tener mayor conocimiento de lo que no es terrestre". No obstante, precisa que "es muy difícil ubicar dónde ocurrió el impacto", de ahí que las autoridades neogranadinas demoren en dar detalles concretos sobre el aparentemente inusual suceso.
De acuerdo con Cova, en la web hay distintos sites que reseñan supuestas caídas de meteoritos en Venezuela. Quizá no todas den información cierta, pero de lo que sí hay certeza es que la entrada de meteoros ha podido ser apreciada en cielo venezolano más de una vez.
La madrugada del 12 de agosto pasado, quien pudo resistir hasta altas horas de la madrugada y en un sitio despejado fue testigo de la lluvia de las Perseidas, un fenómeno que consiste precisamente en el choque de pequeños meteoros con la atmósfera.