Wei y sus colegas se preguntaron si todos los desgarramientos eran desesperanzadores, o si había otra forma en que la energía oscura pudiese evolucionar que le permitiese a la materia resurgir de las ruinas. “El destino de nuestro universo es un tema recurrente de la filosofía y la religión”, dice Wei. “Así que, como cosmólogo, considerar este tema es muy natural”.
Todos los escenarios de desgarramientos mencionados en el artículo anterior suponen que la densidad de la energía oscura sólo puede aumentar. Pero el hecho de que parece estar aumentando justo cuando los humanos la comienzan a observar hace sospechar a los científicos. Si la densidad cambió una vez, ¿por qué no podría cambiar nuevamente? Tomando esto en cuenta, Wei y sus colegas consideraron un caso donde la densidad aumentaba durante un tiempo, y luego volvía a disminuir.
La primera etapa de este escenario más bien se parece a los otros desgarramientos, con la mayoría de las estructuras cohesionadas, desde galaxias a átomos, finalmente separándose. Sin embargo, antes que se desgarre el espacio-tiempo, la densidad de la energía oscura comienza a disminuir.
Eso haría que la expansión del Universo se acelere en una medida cada vez menor, por lo tanto, el cosmos debería alcanzar un punto donde los fragmentos residuales de materia se encuentran entre ellos y se agrupan de nuevo debido a la gravedad. Cuanto más grandes estos grupos de materia, más fuerte es la gravedad y es más probable que se adhiera más materia. A diferencia de todos los otros modelos de desgarramiento, los átomos y eventualmente las galaxias tienen la posibilidad de volver a formarse. “La fuerza de gravedad ‘pega’ las cenizas en nuevas estructuras, y el Universo puede ser reconstruido”, dice Wei.
Caldwell duda que esto ocurra. “Te encuentras en un universo frío y desolado. Habría mucha energía oscura alrededor, pero el átomo más cercano estaría muy lejos. Pasaría un tiempo extremadamente largo para que las partículas se encuentren unas con otras”.
Wei y sus colegas se preguntaron si todos los desgarramientos eran desesperanzadores, o si había otra forma en que la energía oscura pudiese evolucionar que le permitiese a la materia resurgir de las ruinas. “El destino de nuestro universo es un tema recurrente de la filosofía y la religión”, dice Wei. “Así que, como cosmólogo, considerar este tema es muy natural”.
Todos los escenarios de desgarramientos mencionados en el artículo anterior suponen que la densidad de la energía oscura sólo puede aumentar. Pero el hecho de que parece estar aumentando justo cuando los humanos la comienzan a observar hace sospechar a los científicos. Si la densidad cambió una vez, ¿por qué no podría cambiar nuevamente? Tomando esto en cuenta, Wei y sus colegas consideraron un caso donde la densidad aumentaba durante un tiempo, y luego volvía a disminuir.
La primera etapa de este escenario más bien se parece a los otros desgarramientos, con la mayoría de las estructuras cohesionadas, desde galaxias a átomos, finalmente separándose. Sin embargo, antes que se desgarre el espacio-tiempo, la densidad de la energía oscura comienza a disminuir.
Eso haría que la expansión del Universo se acelere en una medida cada vez menor, por lo tanto, el cosmos debería alcanzar un punto donde los fragmentos residuales de materia se encuentran entre ellos y se agrupan de nuevo debido a la gravedad. Cuanto más grandes estos grupos de materia, más fuerte es la gravedad y es más probable que se adhiera más materia. A diferencia de todos los otros modelos de desgarramiento, los átomos y eventualmente las galaxias tienen la posibilidad de volver a formarse. “La fuerza de gravedad ‘pega’ las cenizas en nuevas estructuras, y el Universo puede ser reconstruido”, dice Wei.
Caldwell duda que esto ocurra. “Te encuentras en un universo frío y desolado. Habría mucha energía oscura alrededor, pero el átomo más cercano estaría muy lejos. Pasaría un tiempo extremadamente largo para que las partículas se encuentren unas con otras”.
Wei reconoce que la energía oscura podría continuar acelerando la expansión del espacio-tiempo, por lo que podría tomar más tiempo para que la materia se vuelva a unir que lo que tardó en separarse. Pero si se volviera a formar, los resultados podrían ser muy extraños para nosotros. Si bien el universo existente, y su espacio-tiempo subyacente, nacieron en un gran estallido (el Big-Bang), el “quasi rip” no destruye el espacio-tiempo. Así que el cosmos fénix es, fundamentalmente, una tela vieja y reciclada con una nueva capa de pintura. Nadie sabe qué apariencia tendría. Wei cree que la energía oscura podría incluso fortalecerse y debilitarse cíclicamente, separando la materia y permitiendo que se vuelva a unir una y otra vez.
Si el o los “quasi rip” de Wei son más probables que el Gran Desgarramiento de Caldwell no se puede determinar aún, dado que todos los escenarios son congruentes con los datos existentes de la energía oscura. Las observaciones del fondo cósmico de microondas –la radiación remanente del Big Bang- que el equipo del satélite Planck debería publicar el próximo año ayudarán a precisar los detalles.
Además, hay otros destinos que pueden esperar a nuestro universo, incluyendo una muerte más repentina debido a la inestabilidad inherente del vacío o un ciclo de nacimientos y muertes desencadenadas por repetidas colisiones con otro universo que es parte de un multiverso mayor.
Caldwell aconseja no desvelarse ni preocuparse sobre el escenario que se desarrollará en esa etapa. “Un gran desgarramiento es sólo una de muchas cosas posibles que podrían, quizá, llegar a ocurrir”, dice.
Fuente: New Scientist