El próximo ser humano que pise la Luna caminará sobre su superficie más rápido que Neil Armstrong en 1969, y de los cálculos preliminares de la NASA.
Esta mejora se debe, en parte, a la evolución de los trajes espaciales, menos pesados que los que lucían los estadounidense hace más de 40 años, que tenía que adaptar sus movimientos a las restricciones de su vestimenta.
Un trabajo, que ha sido publicado en ‘Journal of Experimental Biology’, recoge el experimento realizado a ocho personas –tres de ellas astronautas reales– a bordo de la aeronave de la NASA DC-9, un avión capaz de reducir su gravedad interna a la misma que la de la Luna. Allí, se les pidió que corrieran en una cinta estática durante 20 segundos durante los que se vieron inmersos en la gravedad lunar.
De acuerdo con los cálculos teóricos de la NASA, los sujetos de prueba deberían haber tenido una velocidad media de transición entre andar y correr de alrededor de 0,8 metros por hora. Pero en el contexto que ofrece el avión DC-9, las cosas ocurrieron de manera diferente: la velocidad de transición promedio de los participantes fue de 1,4 metros por hora.
John De Witt, del Johnson Space Center de la NASA, cree que el fallo en las teorías de la agencia espacial se debe a que la fuerza generadas por el movimiento de los brazos y las piernas de los corredores les impulsa. Esa fuerza, probablemente existe en la Tierra, pero el efecto es demasiado pequeño para darse cuenta y puede tener más importancia en la Luna.
Fuente: Europa Press