Este mundo gigantesco a 1.400 años luz es tres veces más grande que el Sol y gira alrededor de su estrella cada 3,85 días.
Eso es tener ojo y acertar a la primera. El primer candidato a planeta extrasolar descubierto por la nave espacial Kepler de la NASA hace diez años acaba de ser confirmado por un equipo internacional de astrónomos. Ese mundo es real. Y además es gigantesco, tres veces más grande que el Sol. Se trata de un Júpiter caliente que gira alrededor de su estrella cada 3,85 días a 1.400 años luz de nuestro sistema solar.
Lanzada hace casi exactamente diez años, la misión Kepler ha localizado miles de exoplanetas utilizando el método del tránsito: pequeñas caídas en el brillo de una estrella a medida que los planetas se pasean «por delante» del astro. Debido a que otros fenómenos pueden imitar esos tránsitos, los datos de Kepler revelan candidatos a planetas, pero se requieren análisis adicionales para confirmarlos como planetas genuinos.
El objeto conocido como Kepler-1658 b fue el primero de esos candidatos, pero ha sido muy difícil confirmar su verdadera naturaleza. La estimación inicial del tamaño de la estrella anfitriona del planeta era incorrecta, por lo que los tamaños tanto de la estrella como del posible planeta estaban muy subestimados. Más tarde se dejó de lado como un falso positivo cuando los números no tenían sentido por los efectos vistos en su estrella para un cuerpo de ese tamaño. Afortunadamente, Ashley Chontos, estudiante graduada de la Universidad de Hawái, se decidió a profundizar en el estudio de las estrellas anfitrionas de Kepler y lo que fue descubriendo le permitió atar cabos.
« Nuestro nuevo análisis, que utiliza ondas de sonido estelar observadas en los datos de Kepler para caracterizar a la estrella anfitriona, demostró que la estrella es en realidad tres veces más grande de lo que se pensaba anteriormente. Esto a su vez significa que el planeta es tres veces más grande, revelando que Kepler-1658 b es en realidad un planeta caliente parecido a Júpiter», explica Chontos. Con el nuevo análisis, todo apuntaba a que el objeto era verdaderamente un planeta, pero aún se necesitaba la confirmación de nuevas observaciones.
Un mundo raro
El equipo de Dave Latham, astrónomo del Observatorio Astrofísico Smithsoniano, recopiló los datos espectroscópicos necesarios para mostrar sin ambigüedades que Kepler-1658 b es un planeta. Y uno gigantesco. Kepler-1658 es un 50% más masivo y tres veces más grande que el Sol. El planeta recién confirmado orbita a una distancia de solo el doble del diámetro de la estrella, lo que lo convierte en uno de los planetas más cercanos alrededor de una estrella más evolucionada, una que se asemeja a una versión futura de nuestro Sol. De pie sobre el planeta, la estrella parecería 60 veces más grande en diámetro que el Sol visto desde la Tierra.
Los planetas que orbitan estrellas evolucionadas similares a Kepler-1658 son raros, y la razón de esta ausencia es poco conocida. La naturaleza extrema del sistema Kepler-1658 permite a los astrónomos establecer nuevas restricciones en las complejas interacciones físicas que pueden hacer que los planetas formen una espiral hacia sus estrellas anfitrionas. Según señalan los autores, la información obtenida de Kepler-1658b sugiere que este proceso ocurre de forma más lenta de lo que se pensaba anteriormente, y por lo tanto, puede que no sea la razón principal de la falta de planetas alrededor de estrellas más evolucionadas.
«Kepler-1658 es un ejemplo perfecto de por qué es tan importante una mejor comprensión de las estrellas anfitrionas de exoplanetas», dice Chontos, quien ha dado a conocer sus resultados en la quinta Conferencia de Ciencia Kepler / K2 celebrada en Glendale, California. «También nos dice que hay muchos tesoros por encontrar en los datos de Kepler».
Fuente: ABC