Un equipo de la NASA expertos en vuelos tripulados y miembros de la comunidad científica estadounidense, se han reunido esta semana para realizar una evaluación del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) que está desarrollando la agencia y que será el encargado de devolver a Estados Unidos la autonomía en los vuelos espaciales, después de haber 'jubilado' su programa de transbordadores en 2011.
En este encuentro, los científicos han valorado muy positivamente este programa y han apuntado que "mejorará la sinergia entre la exploración científica y la exploración humana". "SLS supondrá una transformación en la exploración del Sistema Solar y el cosmos", ha apuntado el exastronauta y administrador asociado para la ciencia de la NASA, John Grunsfeld.
Actualmente en construcción, el SLS será el vehículo de lanzamiento más potente del mundo. Ha sido diseñado para permitir misiones de exploración humana a destinos del espacio profundo, incluyendo un asteroide o un viaje tripulado a Marte, las dos futuras grandes misiones que prepara la agencia espacial estadounidense. La NASA ha apuntado que, si todo sale bien, SLS protagonizará su primer lanzamiento en 2017.
En esa primera prueba de vuelo, el cohete será capaz de lanzar 77 toneladas de carga útil a la órbita baja de la Tierra, casi tres veces lo que el transbordador espacial podía llevar. A partir de ahí, se pretende que SLS evolucione a una configuración que va a ser capaz de llevar 143 toneladas, más peso que cualquier cohete haya sido capaz de llevar nunca antes.
Un equipo de la NASA expertos en vuelos tripulados y miembros de la comunidad científica estadounidense, se han reunido esta semana para realizar una evaluación del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) que está desarrollando la agencia y que será el encargado de devolver a Estados Unidos la autonomía en los vuelos espaciales, después de haber 'jubilado' su programa de transbordadores en 2011.
En este encuentro, los científicos han valorado muy positivamente este programa y han apuntado que "mejorará la sinergia entre la exploración científica y la exploración humana". "SLS supondrá una transformación en la exploración del Sistema Solar y el cosmos", ha apuntado el exastronauta y administrador asociado para la ciencia de la NASA, John Grunsfeld.
Actualmente en construcción, el SLS será el vehículo de lanzamiento más potente del mundo. Ha sido diseñado para permitir misiones de exploración humana a destinos del espacio profundo, incluyendo un asteroide o un viaje tripulado a Marte, las dos futuras grandes misiones que prepara la agencia espacial estadounidense. La NASA ha apuntado que, si todo sale bien, SLS protagonizará su primer lanzamiento en 2017.
En esa primera prueba de vuelo, el cohete será capaz de lanzar 77 toneladas de carga útil a la órbita baja de la Tierra, casi tres veces lo que el transbordador espacial podía llevar. A partir de ahí, se pretende que SLS evolucione a una configuración que va a ser capaz de llevar 143 toneladas, más peso que cualquier cohete haya sido capaz de llevar nunca antes.
"Aunque muchas personas piensen sólo en la exploración humana, SLS también puede tener una amplia aplicación en muchas otras áreas, incluyendo la ciencia espacial", ha indicado uno de los directores de este programa, Steve Creech. A su juicio, "en misiones a planetas exteriores, SLS podría hacer posible cosas que son imposibles en la actualidad, tales como el envío de una nave espacial científica más grande, con más instrumentos o llegar a ciertos destinos con tiempos de tránsito reducido".
De hecho, gracias al buen desarrollo del nuevo transbordador, la NASA ha comenzado a evaluar los beneficios de misiones que, hasta ahora, estaban propuestas, pero algo abandonadas, como el envío de un rover a la luna Europa. "Con el nuevo lanzador, el tiempo de tránsito se reduciría a menos de la mitad de lo que se haría con otros vehículos de lanzamiento", han apuntado los expertos.
La NASA prepara este programa con la intención de volver al esplendor perdido en 2011, cuando puso fin al su programa de transbordadores espaciales, que duró 30 años, y comenzó a depender del Rusia y de los cohetes Soyuz para ciertas misiones.
Fuente: Europa Press