Próxima Centauri aumentó su brillo 70 veces. El evento reduce las posibilidades de que ese mundo extrasolar sea habitable.
Próxima b, el planeta extrasolar potencialmente habitable más cercano a la Tierra, puede ser en realidad un lugar muy poco agradable. Este mundo rocoso, considerado posible primer objetivo de un futuro viaje interestelar, recibió en marzo de 2016 un buen zarandeo de su estrella, Próxima Centauri, que podría haberlo arrasado. Durante la enérgica explosión de radiación, la diminuta enana roja se volvió 70 veces más brillante y el evento pudo ser contemplado desde nuestro planeta.
Próxima b es un planeta de masa terrestre en la zona habitable de Próxima Centauri. Sin embargo, la alta actividad de su estrella, la más cercana al Sol, arroja cada vez más dudas sobre su habitabilidad. Llamaradas suficientemente potentes y frecuentes tienen la capacidad de destruir la capa de ozono del exoplaneta, permitiendo que niveles letales de radiación lleguen a su superficie.
En marzo de 2016, una red de telescopios llamada Evryscope observó una superllamarada diez veces más grande que cualquier otra detectada previamente en esa estrella. El evento pudo ser visible sin instrumento alguno en lugares oscuros y fácilmente con binoculares si uno miraba en la dirección correcta. El brillo de la estrella aumentó 70 veces.
Los investigadores creen que erupciones repetidas pueden reducir el ozono de una atmósfera similar a la Tierra en un 90% en tan solo cinco años. Y lo eliminaría en unos pocos cientos de miles de años. La luz ultravioleta del bombazo estelar alcanzó la superficie con cien veces la intensidad necesaria para matar incluso la vida microbiana más resistente. Una catástrofe.
Un mundo inhóspito
Esto significa que Próxima b podría ser un mundo mucho más inhóspito de lo que se creía. «Resultados recientes han sugerido que algunas vidas más complejas como los líquenes que evolucionaron en entornos extremos con adaptaciones como los pigmentos de detección de UV pueden sobrevivir a estos niveles de radiación», explican los astrónomos, algunos de ellos españoles, en un documento de preimpresión. «Esto sugiere que la vida en Proxima b tendrá que someterse a adaptaciones complejas para sobrevivir, incluso si la atmósfera planetaria sobrevive al impacto a largo plazo de la actividad estelar», añaden.
No es la primera vez que los investigadores detectan una gran superllamarada en Próxima Centauri. Otra erupción estelar masiva ocurrida en 2017 pudo arrasar el exoplaneta. En luminosidad máxima, la llamarada resultaba 10 veces más brillante que las más grandes enviadas por nuestro Sol cuando se observa a longitudes de onda similares.
Imagen del registro de la llamarada de Próxima Centauri-Evryscope
Fuente: ABC