Se trata de un potente «blazar», con una masa de mil millones de soles y a casi 13.000 millones de años luz de distancia.
Un equipo internacional de astrónomos acaba de revelar la existencia del agujero negro supermasivo más antiguo y distante encontrado hasta ahora, y resulta que apunta su brillante y energético chorro de partículas directamente hacia la Tierra. Es decir, que es un «blazar».
Denominado PSO J030947.49+271757.31, se trata del blazar más distante jamás observado. Los blazares son el tipo de agujeros negros supermasivos más brillantes que existen. Se encuentran en los centros de galaxias activas, con altos niveles de luminosidad y emisiones electromagnéticas, causadas por el intenso calor generado por las partículas de polvo y gas que se arremolinan en los discos de acreción alrededor del agujero negro. Los blazares, además, constituyen una clase única de nucleos galácticos activos, que escupen desde sus polos y en direcciones opuestas dos estrechos chorros de materia «relativista», es decir, que viaja a velocidades cercanas a la de la luz.
Pero el término «blazar» no se aplica a todos los agujeron negros supermasivos por igual. De hecho, está reservado solo para aquellos cuyo chorro de radiación apunta hacia la Tierra, lo que hace posible que los astrónomos puedan identificarlos y analizarlos con más detalle.
«El espectro luminoso que apareció ante nosotros -afirma Silvia Belladitta, astrofísica de la universidad de Insubria, en Italia, y primera firmante de un estudio recién publicado en Astronomy & Astrophysics- confirmó primero que PSO J030947.49+271757.31 es realmente un núcleo galáctico activo, o una galaxia cuyo núcleo central es extremadamente brillante debido a la presencia en su centro de un agujero negro supermasivo alimentado por el gas y las estrellas que engulle. Además, los datos obtenidos también confirmaron que se encuentra muy lejos de nosotros, con un valor récord de desplazamiento hacia el rojo de 6.1, algo nunca antes medido para un objeto similar». (La longitud de onda de la luz de un objeto que se mueve en el espacio se desplaza hacia el rojo cuando el objeto se está alejando de nosotros, y hacia el azul cuando se está acercando. Así es como los científicos logran medir la distancia de fuentes emisoras de luz en el Universo).
Basandose en esos datos, los investigadores determinaron que la luz que podemos detectar en la actualidad fue emitida por el blazar en cuestión hace casi 13.000 millones de años, lo que significa que ese gigantesco agujero negro, cuya masa equivale a la de mil millones de soles, ya existía en una etapa muy temprana del Universo, cuando éste aún tenía menos de mil millones de años de edad. Miles de blazares se han encontrado ya hasta ahora, pero las excepcionales distancia y antigüedad de PSO J030947.49+271757.31 lo convierten en un objeto casi único.
Por supuesto, es muy posible que haya muchos más «monstruos» parecidos que sean incluso más antiguos (y lejanos) que éste. Pero, como se ha dicho, podrían ser invisibles para nosotros por el mero hecho de que sus haces de partículas no apuntan hacia la Tierra.
«Observar un blazar es algo extremadamente importante -explica Belladitta-. Por cada fuente de este tipo que descubrimos, sabemos que debe haber otras cien similares, pero la mayoría están orientadas de forma diferente y, por lo tanto, son demasiado débiles para ser vistas por nosotros».
El hecho mismo de haber encontrado a PSO J030947.49+271757.31, por lo tanto, nos está diciendo que estos poderosos y enormes objetos ya existían en las primeras etapas del Universo, y probablemente en grandes cantidades. Los investigadores admiten que se necesitan más observaciones para tratar de averiguar cómo de numerosa podría ser esta hipotética población de grandes agujeros negros. En todo caso, ahora será necesario explicar cómo es posible que esos enormes objetos oscuros pudieron llegar a formarse en una etapa tan temprana.
«Gracias a nuestro hallazgo -concluye la investigadora- ahora podemos decir que en los primeros mil millones de años de vida del Universo ya había una gran cantidad de agujeros negros muy masivos que emitían poderosos chorros relativistas. Y este resultado impone fuertes restricciones a los modelos teóricos que tratan de explicar el origen de estos enormes agujeros».
Fuente: ABC