Rocoso y a 40 años luz de distancia, se encuentra en la zona habitable de su estrella y sería más prometedor que Próxima b o el sistema de siete mundos de Trappist-1.
La lista de planetas potencialmente aptos para la vida aumenta sin parar. Y el título de «mejor candidato hasta ahora» para ser un mundo habitable va pasando de uno a otro planeta a medida que los científicos consiguen afinar, cada vez un poco más, su búsqueda de un gemelo de la Tierra.
Ahora, un exoplaneta en órbita alrededor de una enana roja y a «solo» 40 años luz de distancia podría convertirse en el nuevo «mejor lugar para encontrar vida fuera del Sistema Solar». Utilizando el instrumento HARPS en el Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, junto a otros telescopios alrededor de todo el mundo, un equipo internacional de astrónomos acaba de descubrir, en efecto, una nueva y prometedora «supertierra» orbitando en la zona habitable (a la distancia adecuada para que pueda existir el agua líquida) de una debil y pequeña estrella llamada LHS 1140.
El nuevo mundo es algo mayor que el nuestro y mucho más masivo, y los investigadores creen que puede haber retenido una buena parte de su atmósfera original. Esa circunstancia, además del hecho de que pasa justo por delante de su estrella en cada órbita, de forma que podemos observar su tránsito con comodidad, lo ha convertido en uno de los objetivos más excitantes y prometedores para futuros estudios atmosféricos. Los resultados de la investigación se publican hoy en Nature.
El nuevo planeta, llamado LHS 1140b, se encuentra en Cetus, una constelación que es visible desde el hemisferio sur, muy cerca de otras constelaciones como Aquarius, Piscis o Eridanus. Su estrella, LHS 1140 es una enana roja, mucho más pequeña y fría que el Sol, de modo que aunque el planeta orbite a su alrededor a una distancia diez veces menor que la Tierra del Sol, apenas recibe la mitad de luz solar que nosotros. LHS 1140b se encuentra justo en el centro de la zona de habitabilidad, y lleva a cabo una órbita completa cada 25 días.
Un mundo excitante
«Es el exoplaneta más excitante que he visto en la última década -afirma el utor principal del estudio, Jason Dittmann, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian-. No podíamos esperar tener un candidato mejor para llevar a cabo una de las mayores búsquedas de la Ciencia, las pruebas de que hay vida más allá de la Tierra».
Además, y a diferencia de otros planetas rocosos alrededor de estrellas similares, esta enana roja en particular parece ser muy tranquila. En palabras de Nicola Astudillo-Derfu, del Observatorio de Ginebra y otro de los autores del estudio, «Las condiciones actuales de la enana roja son particularmente favorables. LHS 1140 gira muy lentamente y emite menos radiación de alta energía que otras estrellas similares de baja masa».
Para que exista la vida tal y como la conocemos, un planeta debe tener agua líquida en su superficie y ser capaz de retener una atmósfera. Y los astrónomos saben muy bien que cuando las enanas rojas son jóvenes, suelen emitir cantidades masivas de radiación, intensas oleadas de plasma (mucho mayores que las de nuestro Sol), capaces de dañar o destruir para siempre las atmósferas de los planetas en órbita.
En este caso, el tamaño del planeta implica que un océano de magma podría haber existido en su superficie durante millones de años. Y ese océano de lava hirviente podría haber estado suministrando grandes cantidades de vapor a la atmósfera incluso mucho tiempo después de que la estrella hubiera alcanzado su actual estado de calma, tras el furor inicial. Lo cual podría significar que allí puede haber grandes cantidades de agua.
Los investigadores estiman que la edad de LHS 1140 es, por lo menos, de 5.000 millones de años. Y que su diámetro es de 1,4 veces el de la Tierra, es decir, de unos 18.000 km. Sin embargo, su masa es siete veces superior a la de nuestro mundo, y una densidad tan alta implica que el planeta está, con toda probabilidad, hecho de roca y que cuenta con un denso núcleo de hierro.
Por eso, esta supertierra podría ser el mejor candidato posible para llevar a cabo futuros estudios atmosféricos que determinen si sobre la superficie puede o no haber formas de vida estables. Para los investigadores, «el sistema LHS 1140 podría ser mucho más adecuado e importaante que Próxima b o TRAPPIST-1 para la caracterización de mundos en zonas habitables».
Ahora, los autores del estudio esperan los resultados de las observaciones hechas con el telescopio espacial Hubble, que podrán determinar con exactitud la cantidad de radiación de alta energía que recibe LHS 1140b y, por lo tanto, su capacidad para sustentar vida.
Fuente: ABC