Los investigadores creen que en el planeta enano podría haberse desarrollado la química orgánica.
Imagen de la superficie de Ceres obtenida por la sonda Dawn, de la NASA. La cresta central, de 1891 metros de altura, está hecha de materiales ricos en carbono, surgidos del subsuelo debido a la interacción entre las rocas y el agua – NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA
Un equipo internacional de investigadores, dirigidos por científicos del Southwest Research Institute, ha llegado a la conclusión de que la superficie del planeta enano Ceres, el objeto más grande del cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, está repleto de materia orgánica. Los datos de la sonda Dawn de la NASA, en efecto, indican que Ceres podría contener varias veces la cantidad de carbono que está presente en los meteoritos más ricos en este material hallados en la Tierra. La investigación se acaba de publicar en Nature Astronomy.
» Ceres es como una gran fábrica química -asegura Simone Marchi, autora principal de la investigación-. Entre los cuerpos internos del sistema solar, en efecto, Ceres posee una mineralogía única, y hasta un 20 por ciento de la masa de su superficie parece contener altas concentraciones de carbono. Nuestro análisis muestra también que los compuestos ricos en carbono están íntimamente mezclados con productos de interacciones agua-roca, tales como como las arcillas». [¿Por qué Ceres tiene tanta materia orgánica?]
Se cree que Ceres se formó hace unos 4.600 millones de años, en los albores de nuestro Sistema Solar. Anteriormente, los datos de la sonda Dawn ya revelaron la presencia de agua y otros elementos volátiles en el planeta, como amonio, un derivado del amoniaco. Y ahora se une también el hallazgo de una alta concentración de carbono.
Esta clase de química sugiere que Ceres debió formarse en un ambiente frío, quizá más allá de la órbita de Júpiter. La reorganización posterior de las órbitas de los grandes planetas habría empujado después a Ceres hasta su ubicación actual en el cinturón de asteroides, en la región interna del Sistema Solar.
«Con estos hallazgos -continúa Marchi- Ceres adquiere un papel fundamental en la evaluación del origen, la evolución y la distribución de las especies orgánicas en todo el sistema solar interno. Ahora debemos preguntarnos de qué forma este mundo podría haber impulsado los caminos de la química orgánica, y cómo estos procesos podrían haber afectado a la composición de planetas más grandes, como la Tierra».
Los modelos geofísicos de composición y de colisión basados en los datos de la sonda Dawn revelan también que el interior parcialmente diferenciado de Ceres se ha visto afectado por una serie de procesos, algunos de ellos impulsados por fluidos. El espectrómetro de cartografía visible e infrarroja de Dawn, por ejemplo, revela que el bajo albedo de la superficie de Ceres se debe a una combinación de productos de interacción entre el agua y las rocas, como filosilicatos y carbonatos, y una cantidad significativa de agentes de oscurecimiento espectralmente neutros, como un tipo de óxido de hierro llamado magnetita.
Sin embargo, y debido a que el detector de rayos gamma y neutrones de Dawn limita la cantidad de magnetita a solo un pequeño porcentaje, los datos apuntan a la presencia de algún otro agente de oscurecimiento adicional, probablemente carbono amorfo, un material orgánico muy rico en carbono.
¿También en el subsuelo?
Curiosamente, también se detectaron compuestos orgánicos específicos cerca de un cráter de impacto de 49 km de diámetro llamado Emulet, lo que favorece la presencia generalizada de sustancias orgánicas también en el subsuelo superficial de Ceres.
El estudio también revela que entre el 50 y el 60 por ciento de la corteza superior de Ceres puede tener una composición muy similar a la de los meteoritos de condrita carbonácea primitivos. Ese material, por lo tanto, podría proceder del impacto de asteroides, una posibilidad respaldada por la superficie llena de cráteres de Ceres.
«Nuestros resultados -concluye Marchi- pueden implicar tanto que Ceres se formó a partir de materiales muy ricos en carbono como que ese carbono se concentró después en su corteza. Ambos escenarios potenciales son importantes, porque la composición mineral de Ceres indica un evento a escala global de interacción entre agua y rocas, y eso podría haber proporcionado condiciones favorables para el desarrollo de la química orgánica».
Fuente: ABC