Anuncian el lanzamiento de un satélite ocho veces más brillante que el natural para iluminar de noche la gran ciudad de Chengdu.
La famosa obra de Haruki Murakami titulada «1Q84» transportaba al lector hasta un mundo muy parecido al que la humanidad vivió en los años ochenta, si bien con algún elemento diferente, como el hecho de que en el cielo brillaran dos lunas. Siempre se ha comprado esta novela con la de George Orwell, «1984», pero Murakami la escribió en 2009, por lo que no tuvo que inventar una realidad que ya había existido. Sin embargo, parece que el carácter premonitorio que acompañaba al creador de «Rebelión en la granja» puede que también siga al escritor japonés, ya que científicos chinos han anunciado que en 2020 lanzarán una «segunda Luna» al espacio. Y no se trata de ciencia ficción.
El Instituto de Investigación en Sistemas Microelectrónicos de Ciencia y Tecnología Aeroespacial (CASC), ubicado en la ciudad china de Chengdu (con más de 10 millones de habitantes y la quinta población más grande del país), ha hecho público que dentro de dos años pondrá en órbita un satélite con la intención de servir de apoyo a sus farolas y luces urbanas. Con una capacidad de iluminación ocho veces superior a la de la propia Luna, este equipo es capaz de regular la luz que emite -lo que sería muy útil en momentos en los que se corta el suministro eléctrico, como en catástrofes naturales- o apagarse completamente, según adelantó en una rueda de prensa en las instalaciones del CASC su presidente, Wu Chunfeng.
El resplandor de un atardecer
«El brillo que se espera que emita, a los ojos de los humanos, será de alrededor de una quinta parte de lo que emiten las farolas en las calles», continúa el responsable del proyecto, que se desarrolla en esta populosa ciudad, si bien no se conoce aún si cuenta con el respaldo del Estado. La tecnología lleva años madurándose, sin embargo, este primer lanzamiento medirá los resultados para, dos años más tarde, en 2022, lanzar otros dos. «El primer lanzamiento será básicamente experimental, pero los otros tres tendrán un gran potencial en el terreno civil y comercial», apunta Chunfeng.
Estos artefactos estarían situados a unos 500 kilómetros de la Tierra, mucho más cerca de los 384.400 que separan la Luna natural y nuestro planeta. El satélite estaría cubierto por un revestimiento reflectante que, al igual que la propia Luna, devolvería la luz del Sol a la Tierra. Pero esta tecnología no supondrá que, de repente, se ilumine todo el cielo, sino que complementará al alumbrado ya existente o prestará ayuda en momentos puntuales, como en tareas de búsqueda nocturna, por ejemplo. También aseguran que supondrá un ahorro de energía de unos 150 millones de euros para la ciudad de Chengdu si finalmente es capaz de abarcar los 50 kilómetros de extensión.
Detractores de la «segunda» Luna
Aunque tiene algunos inconvenientes: si el cielo se nubla, al igual que con el satélite natural, la luz recibida disminuirá. Y la estampa de «1Q84» no se hará realidad, ya que «la gente verá solamente una estrella brillante, no una luna gigante como muchos imaginan», explica Chunfeng.
Además, esta tecnología ya ha recibido algunas críticas de detractores que opinan que esta luz podría causar trastornos en la rutina diaria de algunos animales, incluso en la observación astronómica. Sus defensores aseguran que solo será como un resplandor del atardecer que no afectaría a la vida de estos seres vivos.
Fuente: ABC