Las estrellas en el Antiguo Egipto

 Por Gustavo Blettler

Las pirámides de Giza, Egipto
 

Egipto como toda cultura ancestral guardaba una estrecha relación con el cielo. Todo lo particular y exclusivo de su cultura también la proyectaban en la bóveda estrellada. 

Como siempre es conveniente comenzar por el principio, señalemos aquí que el año egipcio comenzaba con el orto helíaco de Sirio o el sepedeth como ellos lo definían. Es decir que el año se iniciaba cuando la brillante estrella Sirio aparecía por el este antes que el sol matinal. Los egipcios eligieron este momento ya que coincidía justamente con la crecida anual del Nilo.

 Por Gustavo Blettler

Las pirámides de Giza, Egipto
 

Egipto como toda cultura ancestral guardaba una estrecha relación con el cielo. Todo lo particular y exclusivo de su cultura también la proyectaban en la bóveda estrellada. 

Como siempre es conveniente comenzar por el principio, señalemos aquí que el año egipcio comenzaba con el orto helíaco de Sirio o el sepedeth como ellos lo definían. Es decir que el año se iniciaba cuando la brillante estrella Sirio aparecía por el este antes que el sol matinal. Los egipcios eligieron este momento ya que coincidía justamente con la crecida anual del Nilo.

 

Representación de Osiris (Orión) e Isis (Sirio)

Los egipcios eligieron este momento ya que coincidía justamente con la crecida anual del Nilo. Esta ocasión era esperada con enorme ansiedad por el pueblo, pues la magnitud de sus cosechas dependía del volumen de agua que desbordara del río. Por esta causa, la estrella Sirio se identificó con una de las diosas más importantes del panteón egipcio, la diosa Isis. Solo que en vez de representar un perro en el firmamento como nuestro Can Maioris, representaba una vaca.

Tampoco el gigante Orión era ajeno a los cielos del Nilo y con una figura más o menos parecida a la actual, recibía el nombre alternativo del dios Osiris, unas veces y Horus otras, según el “domo” o territorio desde donde se realizara la observación.

También la constelación de Bootes mantenía unos límites más o menos parecidos a los actuales, aunque los egipcios la bautizaron como Epet.

De este extraño mundo astronómico egipcio quedan hoy pocos rastros en el firmamento, ya que las constelaciones actuales tienen un origen fundamentalmente babilónico y griego. La única excepción que hoy podemos ver en el cielo de una constelación genuinamente egipcia es Ophiucus, que se ha mantenido fija en el espacio, como una ruina arqueológica o un dinosaurio celeste.  

Para esta milenaria cultura las estrellas eran dioses, en unos casos y almas de los difuntos, en otros. Y a tal extremo llegaba esta asociación que dentro de la Gran Pirámide, fueron especialmente ubicados unos ductos para conducir el alma del rey de la Cámara funeraria, donde descansaban sus restos, a la estrella Sirio, como medio directo de comunicación del alma inmortal del faraón con el cielo imperecedero.

Para este pueblo, los planetas en cambio – aparentemente –   no gozaron de una consideración especial; quizá su transito, continuo y errante por el firmamento despertaba suspicacias por su condición de móviles, cuando una de las características de lo inmortal e imperecedero es la inmovilidad.        

 

Zodíaco de Dendera

Los egipcios adornaron muchas tumbas con “techos astronómicos” como es el caso de la sepultura de Sethi I en el Valle de los Reyes. En este sepulcro se representaron constelaciones y dioses justo encima de la bóveda situada sobre el sarcófago real, lo que permitiría el ascenso mágico del alma del difunto rey y su liberación entre las estrellas.   

Muy cerca, en el Valle de las Reinas, en la tumba de Nefertari, también se representaron estrellas sobre el techo de la bóveda, solo que esta vez de manera uniforme y simbólica, sin formar constelaciones.

En Esna, una localidad donde se rendía culto a Cnum (el divino alfarero) se construyó un templo al dios donde fueron pintadas escenas astronómicas y un calendario que señalaba las principales festividades religiosas.

Finalmente en el templo de Dendera, se representó todo un zodíaco en una de las capillas del complejo. Actualmente esta bellísima obra de arte se encuentra en el Museo del Louvre en París, consecuencia de su descarada rapiña por parte de Napoleón. Actualmente solo una copia ocupa el lugar que corresponde al original robado por los franceses. Sobre un fondo azul pueden verse figuras de peces, cerdos, centauros, serpientes, cocodrilos y muchas figuras humanas, constituyendo el mejor ejemplo de cómo veían el cielo los antiguos egipcios.           

Gustavo Blettler, especialista en Arqueoastronomía – AEA

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Astronáutica: Historia de la Cohetería

Por Mariano Andrés Peter 

Los primeros pasos

Para conocer la génesis de la cohetería no alcanza con echar una corta mirada al período entre finales del siglo IXX y la década de los '50 en el siglo XX, que es cuando se produjo el gran desarrollo en esta materia. Hay que remontarse mucho más atrás en el tiempo, a épocas  realmente tan remotas que nos asombrarán.
El registro más antiguo de la construcción y prueba de un aparato volador impulsado a reacción data del año 360 a. C. en la antigua Grecia. Archytas de Tarentum (428 – 347 a. C.) fue un filósofo, matemático e inventor que construyó un aparato de madera con forma de paloma. Lo suspendió en el aire con un cable equilibrándolo con un contrapeso. Este aparato presentaba una serie de pequeños orificios en la parte de la cola por los que escapaba el aire comprimido permitiéndole de esta manera volar en círculos por estar unido al cable.
En el año 62 de nuestra era Herón de Alejandría invento el Aelopile, una esfera hueca y llena de agua que se calentaba y que debido a eso giraba alrededor de un eje por el vapor que salía despedido por dos conductos (toberas) opuestos e inclinados.

Por Mariano Andrés Peter 

Los primeros pasos

Para conocer la génesis de la cohetería no alcanza con echar una corta mirada al período entre finales del siglo IXX y la década de los '50 en el siglo XX, que es cuando se produjo el gran desarrollo en esta materia. Hay que remontarse mucho más atrás en el tiempo, a épocas  realmente tan remotas que nos asombrarán.
El registro más antiguo de la construcción y prueba de un aparato volador impulsado a reacción data del año 360 a. C. en la antigua Grecia. Archytas de Tarentum (428 – 347 a. C.) fue un filósofo, matemático e inventor que construyó un aparato de madera con forma de paloma. Lo suspendió en el aire con un cable equilibrándolo con un contrapeso. Este aparato presentaba una serie de pequeños orificios en la parte de la cola por los que escapaba el aire comprimido permitiéndole de esta manera volar en círculos por estar unido al cable.
En el año 62 de nuestra era Herón de Alejandría invento el Aelopile, una esfera hueca y llena de agua que se calentaba y que debido a eso giraba alrededor de un eje por el vapor que salía despedido por dos conductos (toberas) opuestos e inclinados.

China y los primeros cohetes como armas

Pero más allá de estos primeros experimentos en la antigua Grecia, fue en China donde comenzó el desarrollo de la cohetería con fines bélicos. En el año 228 se utilizó por primera vez la palabra "huo chien" que significa "flecha de fuego", una clara referencia a los primeros cohetes.
Estos cohetes primitivos fueron muy importantes como armas incendiarias y fueron usados tanto en batallas por tierra como navales.
En el año 850 encontramos el primer registro histórico de la utilización de la pólvora por parte de los chinos para sus magníficos fuegos artificiales. En el año 1000 un teniente de la guardia imperial de la dinastía Sung llamado Tang Fu construyo un huo chien más sofisticado y cuatro años más tarde, un tratado militar de Hsu Tung  hace referencia al "huo pao" que significa "proyectil de fuego". En 1044 por orden imperial apareció el libro Wu Ching Tsung  (colección de las más importantes técnicas militares). Fue escrito por Tseng Kung  Liang y en él se menciona reiteradamente la palabra huo pao. Más tarde se comenzó a utilizar la palabra "huo yao chien" que quiere decir "flecha de fuego rápida".
En 1232 encontramos el primer registro fidedigno de la utilización de estas flechas de fuego por parte de los chinos en la batalla de Khaifeng Fu. Las fuerzas de Ogodai, el tercer hijo de Gengis Khan, marcharon y sitiaron la ciudad capital de la provincia de Hunan. Los habitantes de esta ciudad comenzaron a lanzar flechas de fuego contra las tropas invasoras sembrando el pánico entre los mongoles y generando un gran número de bajas. Los registros históricos mencionan que no se utilizaron arcos para lanzar estas flechas de fuego, lo que sugiere que eran propulsadas por algún tipo de reacción química.
En 1240 los árabes comenzaron a utilizar la pólvora y los cohetes, probablemente mejorándolos como lo evidencia el asedio de Danietta en 1249.
En 1258 lo mongoles atacaron Bagdad, estas invasiones fueron las que permitieron la difusión de este invento. Así ocurrió en Corea, Japón, India y el Medio Oriente llegando luego a Europa.
Cuenta una leyenda que en el año 1500, un oficial chino llamado Wan Hoo habría intentado el primer vuelo tripulado a bordo de un cohete. El infortunado preparó una silla rodeada por una estructura de soporte de bambú. En la base dispuso dos grandes palos a los que unió 47 cohetes de pólvora. Un dispositivo especial los encendería simultáneamente. Llegado el momento, Wan Hoo se vaporizó junto al resto de su nave espacial, en medio de una gran explosión. Algunos historiadores creen que esta leyenda se popularizó entre los siglos XVII y XIX. 

 

Los cohetes en Occidente

La utilización de cohetes como armas en Occidente esta escasamente documentada pero hay algunos registros. Uno de ellos data del año 1395, es un manuscrito redactado por Konrad Keyser von Eichstädt donde las ilustraciones parecen representar cohetes.
En 1405 y siguiendo las enseñanzas de Konrad Keyser von Eichstädt, en Frankfurt se utilizará un cohete para elevar por el aire la forma de un gavilán.
En 1428 las tropas de Juana de Arco utilizaron cohetes en Órleans. En 1450, durante la liberación de Normandía, Dunois los usó en las batallas de Formigny y de Pont Audemar.  
No obstante ello, los cohetes caerán en desuso y serán reemplazados por la artillería. Durante el Renacimiento los cohetes vuelven a estar en las mentes de los genios de dicho período. En 1495 Leonardo Da Vinci proponía la utilización de cohetes disparados por cañones. Esta es la primera vez que se menciona la unión de estos dos elementos para lograr altitudes mayores a cinco km.
Intentando superar las limitaciones de los cohetes de pólvora convencionales, surgieron nuevas propuestas. Recientemente se descubrió un manuscrito en la ciudad rumana de Sibiu que fue escrito por Konrad Hass en 1529 y está redactado en alemán antiguo.
Konrad Hass era Jefe del Arsenal de Artillería de la ciudad y además trabajo mucho con cohetes.
Fue el inventor del cohete multi etapas, llegando a construir cohetes de hasta tres etapas en los que se implementó por vez primera un sistema de estabilización en vuelo que reemplazaba a las largas y tradicionales varas. También comenzó a soñar con la posibilidad de construir un gran cohete con ventanas en el que pudiera viajar un ser humano.
En 1668 el coronel Cristoph Friedrich von Geissler comenzó la construcción de poderosos cohetes experimentales de 22 y 54 kg con la intención de lanzar bombas a grandes distancias. Pero sería en 1687 cuando se establecieron las bases de la cohetería aplicada a la astronáutica, es decir el uso de cohetes para la conquista del espacio.
                            

 

Los cohetes y la conquista del espacio

Cuando Sir Isaac Newton enumera sus tres famosas leyes del movimiento y revoluciona nuestro futuro, queda explicado el por qué cuando un cohete lanza masa a gran velocidad (los gases de combustión), se mueve en dirección opuesta. Gracias a este genio avanzado a su tiempo, por fin sería posible realizar cálculos precisos del empuje necesario para volar hacia el espacio, venciendo la gravedad. 
En 1806 el experto pirotécnico francés Claude Fortuné Ruggieri, que había experimentado con el lanzamiento de ratones a bordo de sus cohetes, lograba enviar a una oveja a 200 metros de altitud en Marsella, logrando recuperarla con éxito gracias a un paracaídas.
En 1813 un matemático inglés llamado William Moore realizaba un trabajo para la Royal Military Academy. Dicho trabajo incluía cálculos sobre las trayectorias de los cohetes en el vacío y a través de la atmósfera, siguiendo la tercera ley de Newton. Moore se entretuvo también en calcular cual debería ser la potencia de un cohete para que este pudiera abandonar la definitivamente la gravedad terrestre. El resultado fue que, si no fuese por la resistencia del aire, una pieza de 10 kg podría acelerar a una velocidad tal que ya no le permitiría caer a tierra.
En 1839, Saint Venant y Wantzel realizaron varios experimentos relacionados con el flujo de aire que hicieron pasar por una serie de orificios produciendo un descenso en la presión. Gracias a ello pudieron derivar una de las ecuaciones fundamentales en la teoría de los cohetes. También observaron el fenómeno del flujo crítico.   
Al año siguiente, William Hale, otro ingeniero británico, comenzó sus estudios sobre los cohetes estabilizados por rotación. En 1844 patentó su invento, donde el cohete es hecho girar rápidamente sobre su eje, obteniendo un vuelo mucho más estable.
A mediados del siglo XIX hacen su aparición los primeros pioneros de la astronáutica moderna. En 1853, Nikolai Ivanovich Kibalchich, un científico nacido en Ucrania, será uno de los primeros en sugerir la utilización de cohetes para vuelos espaciales. En 1857 llega al mundo Konstantin Tsiolkovsky, quien se convertirá en el primer gran teórico del vuelo espacial, desarrollando por sí solo las bases del cohete a propulsión líquida.    
Sus aportes junto con la inspiración de autores como Julio Verne, conformarán los sueños de las futuras generaciones.
Mientras, habiendo perdido terreno frente a la artillería convencional, el viejo cohete de pólvora efectúa sus últimos despliegues militares. Un renovado futuro permitirá su retorno en forma de misil y de vehículo para la conquista del Cosmos.
 

 

Mariano Andrés Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde – AEA

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Secretos del programa espacial soviético

Por Mariano Andrés Peter

Yuri Gagarin y Sergei Korolyov, padre de los vuelos espaciales

Ser la principal potencia espacial le costo muchas vidas a la ex Unión Soviética. Hoy, después de la caída del régimen comunista, recién estamos empezando a conocer algunas historias de muertes, accidentes y ocultamiento.
El programa espacial soviético fue un programa espacial militarizado, donde el secretismo era absoluto por razones de seguridad nacional. Los cosmódromos eran también bases militares supersecretas y los cosmonautas eran todos pilotos de combate o pilotos de prueba de naves militares.

Por Mariano Andrés Peter

Yuri Gagarin y Sergei Korolyov, padre de los vuelos espaciales

Ser la principal potencia espacial le costo muchas vidas a la ex Unión Soviética. Hoy, después de la caída del régimen comunista, recién estamos empezando a conocer algunas historias de muertes, accidentes y ocultamiento.
El programa espacial soviético fue un programa espacial militarizado, donde el secretismo era absoluto por razones de seguridad nacional. Los cosmódromos eran también bases militares supersecretas y los cosmonautas eran todos pilotos de combate o pilotos de prueba de naves militares.

 

Lanzamiento de la cápsula Vostok 1

Los logros de este programa espacial son sorprendentes a saber: Puso en órbita al primer satélite artificial, el Spútnik 1, fue la primera Nación en lanzar un ser viviente al espacio, la perra Laika, construyó el primer laboratorio de estudios cósmicos, el Spútnik 3, las primeras naves que orbitaron, se posaron y fotografiaron la cara oculta de la Luna fueron las Lunik 1, 3 y 9, las primeras sondas espaciales en orbitar y descender en Marte y Venus fueron las Marsik y las Venera. El primer hombre y la primera mujer en el espacio fueron también rusos, la primera caminata espacial y el primer acoplamiento, la primera estación espacial, la Salyut 1, el récord de permanencia en el espacio a cargo del Dr. Valery Poliakov en la estación orbital Mir y la fabricación del transbordador Burán y del cohete Energya son solo algunos de los logros soviéticos en materia espacial.
Pero más allá de estos logros, el programa espacial soviético guarda muchos secretos, propios del hermético régimen comunista que gobernó Rusia con mano de hierro desde la revolución de 1917 hasta finales de 1991. A continuación los conoceremos:

 

Yuri Gagarin

Yuri Gagarin ¿el primer hombre en el espacio?

El día 12 de Abril de 1961, la Unión Soviética conmocionó al mundo al anunciar que había colocado al primer ser humano es el espacio. Se trataba del piloto y cosmonauta Yuri Gagarin quien logró esta hazaña a bordo de la nave Vostok 1. A su regreso, fue recibido y condecorado como héroe nacional por el Premier Nikita Kruchov, se realizó un desfile en su honor por las calles de Moscú y se lo envió en una gira mundial como representante de un comunismo vigoroso y ganador.
La razón de su elección residía en el atractivo de su imagen, era un hombre joven, atlético, de buena presencia y de origen humilde, a diferencia de Germán Titov (el otro candidato) que provenía de una familia acomodada. Gagarin era el hombre perfecto, sin embargo en años posteriores, el otrora héroe se volcó a la bebida y se dice que inclusive llego a arrojarle una copa con bebida en la cara del sucesor de Kruchov, Leonid Brezhnev tras una discusión durante una reunión.

 

Cápsula Vostok 1

Gagarin se estaba convirtiendo en un problema para las autoridades soviéticas y por esta razón los teóricos de conspiraciones afirman que no fue un accidente de aviación lo que acabo con su vida, que en realidad fue un atentado perpetrado por la KGB y fue identificado únicamente por un dedo, lo cual alimenta todavía más la idea de una conspiración para asesinarlo.
Fue el piloto y cosmonauta Anatoli Grushenko, quien luego de desertar a occidente en los años 80, reveló al mundo la verdad oculta tras décadas de encubrimiento. Yuri Gagarin no había sido el primer hombre en el espacio. La historia que contó y que conoceremos a continuación ha sido respaldada por documentación oficial que se ha podido obtener luego de la disolución del régimen comunista. Aún así, cuando los investigadores han tratado de entrevistar a los protagonistas para obtener más detalles, un velo de secreto ha vuelto a descender en la Rusia post soviética que al parecer todavía está decidida a conservar muchos de los secretos de su programa espacial.

Vladimir Ilyushin listo para despegar

AEA: Historia y objetivos

El primer logo de la AEA

La Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA), es una institución civil que se dedica a la investigación y difusión de las ciencias del espacio.
Fue creada el 10 de abril de 1976 por un grupo de aficionados a la Astronomía y a la Cohetería.

El primer logo de la AEA

La Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA), es una institución civil que se dedica a la investigación y difusión de las ciencias del espacio.
Fue creada el 10 de abril de 1976 por un grupo de aficionados a la Astronomía y a la Cohetería.

 

El Dr. Desio, ex Presidente de la AEA y el Dr. Montiel, ex Gobernador de la Provincia durante la inauguración del Observatorio de Oro Verde en Septiembre de 1986

Casi inmediatamente, la AEA comenzó a realizar distintas actividades de difusión: charlas, congresos, viajes, muestras, cursos y proyecciones.
El 25 de Septiembre de 1986 y gracias al aporte del Gobierno de Entre Ríos, la AEA vio concretado su más grande anhelo, la inauguración de su Observatorio Astronómico ubicado en las afueras de la localidad de Oro Verde, a 11 km al sur de Paraná.

 

Imágen de la nubulosa Trífida captada desde el Observatorio de Oro Verde

Desde entonces se han llevado a cabo desde allí,  distintos trabajos de investigación y de astrofotografía.
El Observatorio recibe también a gran cantidad de público los días sábados a la noche siempre y cuando el cielo no se encuentre nublado. Las escuelas también visitan el Observatorio durante la semana en días y horarios a convenir. Se realizan observaciones con el moderno telescopio de distintos objetos celestes: planetas, la Luna, nebulosas, cúmulos estelares, etc.

 

El Observatorio de Oro Verde, sede de la AEA

El Observatorio cuenta además con un Museo del espacio, en donde se exhiben en forma permanente los restos de la estación espacial soviética Salyut 7, que cayó en el norte de Entre Ríos en febrero de 1991, meteoritos, entre los que se encuentran fragmentos del meteorito caído en abril de 2008 en Colonia Berduc (Dto. Colón, Entre Ríos) e imágenes astronómicas.
Para ser integrante de la AEA, no hace falta tener conocimientos previos, lo único que se requiere es tener continuidad, responsabilidad, voluntad y compromiso. También pedimos que quienes se acerquen, no sean practicantes de pseudociencias como la Astrología o el Ocultismo, como así también que tengan creencias religiosas de carácter fundamentalista. La invitación va dirigida a todas las personas interesadas en el espacio sin distinción de edad o sexo.

 

Algunos integrantes actuales de la AEA

Las vías de comunicación de la AEA son:

Teléfonos: 0343-4340229 o 4247119
Celulares: 0343-154693864 o 154173869
E-Mail:
observatorioaea@hotmail.com
Sitio Web: www.astroentrerios.com.ar
 

La AEA cuenta además con un programa de televisión, Ecos de un Mundo Estrellado, que se emite los jueves 23:30 hs. por Canal 11 de Paraná y a todo el mundo a través de www.cielosur.com/ecos

Atte.

Mariano Andrés Peter, coordinador general del Observatorio de Oro Verde – AEA

Meteorito Berduc: Reportaje de la AEA para un diario español

 

La investigación de la AEA sobre el meteorito Berduc, cubierta por los medios nacionales

Este es el reportaje completo realizado a Mariano Andrés Peter el día Martes 8 de Abril de 2008 para un diario español con motivo de la caída del meteorito en Colonia Berduc, Entre Ríos.

 

La investigación de la AEA sobre el meteorito Berduc, cubierta por los medios nacionales

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La AEA en plena búsqueda del meteorito Berduc

Confirmado el hallazgo de un meteorito del tamaño de un puño en Argentina
El cuerpo celeste se fragmentó en varios pedazos y continúa la búsqueda

FEDERICO PEÑA – Corresponsal en Buenos Aires – 08/04/2008 20:07
El objeto celeste que volvió día la noche argentina el pasado domingo ya tiene nombre: meteorito. "Hallamos un meteorito del tamaño de un puño, de 700 gramos, en un pozo en un vivero en Colonia Berduc, en el departamento de Colón, acompañado de otras cinco piedras pequeñas de tres centímetros que estaban en el techo y en una media sombra". La confirmación, bajo enunciado plenamente informativo, es acompañada por la voz emocionada de Mariano Andrés Peter al otro lado del teléfono.

 

Los primeros fragmentos del meteorito Berduc, hallados por la AEA

Peter es el coordinador de la Asociación Entrerriana de Astronomía, la entidad responsable del rastreo y el hallazgo de un cuerpo celeste que cayó el domingo por la noche en la provincia argentina de Entre Ríos. Se trata de una "piedra negra quemada y bastante pulverizada", una roca con componentes "muy frágiles" y hierro, que lo delata como meteorito "por su alto nivel de imantación", explica Peter. Igualmente, la AEA estudiará los fragmentos en el laboratorio para dar una confirmación final.
La descripción, según este especialista de 29 años, explica por qué el objeto incandescente del tamaño de un coche que vieron los lugareños en el cielo se despedazó antes de llegar a la tierra. "Se trata de un material muy frágil que puede haberse fragmentado en cientos de pedazos por diferentes provincias argentinas", sugiere. 
 

 

Confirmación del hallazgo de los meteoritos ante los medios nacionales

"La fragmentación del cuerpo celeste en varios pedazos, el enorme terreno, su topografía de bañados, esteros y bosques sobre el que cayó denotan un enorme golpe de suerte. Podría haber demorado días, semanas, meses o años", reconoce Peter. Por eso, considera que el hallazgo, en menos de 24 horas, es un golpe de suerte.
Muñidos de un imán, unas linternas, frascos de muestra, un localizador GPS, un ordenador, un portátil con datos sobre la topografía del terreno y de los cuerpos celestes, cuatro miembros de la AEA salieron sin mucha esperanza a rastrear el terreno. "Es una versión mucho menos hollywoodense que la del agente Mulder (de los Expedientes X", ríe.

 

Fragmento principal del meteorito Berduc

La primera tarea fue entrevistar a los lugareños. El primer destino fueron las gasolineras. Allí obtuvieron el testimonio de un conductor que vio muy cerca de su ubicación como el objeto incandescente explotó, dispersando bolas de fuego.
Esa información fue vital para dar con los aerolitos. A diferencia de las piedras terrestres, éstas son de composición metálica (hierro, níquel) y se encienden al cruzar la atmósfera. Muchos se desintegran en ese paso; otros, empequeñecidos, logran llegar al suelo y se denominan aerolitos. Así los encontraron. La pieza más grande había formado un pequeño cráter en el suelo, como si se tratara de un pozo "menor al largo de un brazo".

 

Mariano Peter observando con el telescopio del Observatorio de Oro Verde

El niño que miraba las estrellas.
Con tres años, Mariano solía aprender sobre el cielo y sus constelaciones con una tía que lo llevaba a la terraza de su casa. Fue la llama. Los años hicieron el resto. Películas, documentales, revistas científicas y recortes de diario alimentaron su voracidad por el cielo desde niño.
Hasta que con 15 años, este estudiante de abogacía ingresó en el observatorio "para mirar el cielo por mi cuenta" y encontró su lugar en el mundo. Allí es donde prefiere pasar las noches de los sábados "comiendo pizza con los amigos y mirando el cielo". "Sé que puede sonar un poco raro- subraya raro-, pero mientras a otros les gusta ir a bailar, a mi me apasiona pasar todo el tiempo que puedo aquí".
Su memoria, detallada en cuestiones de las noticias extraterrestres, no registra un hecho de semejante magnitud. La última de gran magnitud fue en 1991, cuando una estación espacial soviética, la Salyuk 7- precursora de la estación MIR-, cayó en su provincia.

 

Los meteoritos aportan valiosa información sobre el origen del sistema solar

Secretos escondidos.
Lo más importante, ahora, es continuar con la búsqueda de otras piezas caídas desde el cielo y estudiar los fragmentos hallados. "Estos meteoritos están plagados de secretos, de información sobre otros planetas. En 1984 la NASA encontró un meteorito que años más tarde, aunque algunos científicos lo discuten, demostró provenir de Marte y contener bacterias. Eso implica que hay vida. Sería un descubrimiento fenomenal", se frota las manos.
Un juez entrerriano ya determinó que los meteoritos- de poco valor en el mercado nacional- solo podrán ser usados para investigación y divulgación científica. Entretanto, los helicópteros, los medios de comunicación y un grupo de astrónomos ya irrumpieron en la vida de los habitantes rurales de Villa Domínguez, Colón y San Salvador, atónitos con las noticias ultramundanas.

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