Biografía de Carl Sagan, un humilde homenaje de la AEA

Por Mariano Andrés Peter

Carl Sagan

Carl Sagan

Carl Sagan fue sin dudas uno de los personajes más importantes del siglo XX. Nació en Nueva York, Estados Unidos el 11 de Noviembre de 1934 y desde muy chico mostró un especial interés por los temas relacionados con el espacio. Cursó su preparatoria en la Radway High School en Nueva Jersey. En 1954 se graduó en Física a los 20 años en la Universidad de Chicago donde posteriormente obtendría su doctorado en Astronomía y Astrofísica en 1960 con la presentación de la tesis a cerca de la infernal atmósfera de Venus. Fue consultor permanente de la NASA desde los años ‘50, donde tuvo un rol protagónico en la exploración lunar y en el reconocimiento preliminar del sistema solar llevado a cabo por las misiones Pioneer, Mariner, Vikig, Voyager, Magallanes, Galileo y Cassini. Pionero en el campo de la Exobiología y promotor del proyecto SETI, la búsqueda de civilizaciones extraterrestres a través de señales de radio. Se desempeño como profesor de Astronomía y Ciencias del Espacio en las Universidades de Berkeley, Hardvard y Cornell. Trabajo en el Observatorio Astrofísico Smithsoniano entre 1962 y 1968. Nombrado en 1970 Director del Laboratorio de Estudios Planetarios y miembro fundador y Director por 12 años de la Sociedad Planetaria. Fue además activista e incansable defensor del medioambiente y del desarme nuclear. Su perfil fue el de un del joven científico y audaz, dispuesto a desafiar lo establecido.

 

Por Mariano Andrés Peter

Carl Sagan

Carl Sagan

Carl Sagan fue sin dudas uno de los personajes más importantes del siglo XX. Nació en Nueva York, Estados Unidos el 11 de Noviembre de 1934 y desde muy chico mostró un especial interés por los temas relacionados con el espacio. Cursó su preparatoria en la Radway High School en Nueva Jersey. En 1954 se graduó en Física a los 20 años en la Universidad de Chicago donde posteriormente obtendría su doctorado en Astronomía y Astrofísica en 1960 con la presentación de la tesis a cerca de la infernal atmósfera de Venus. Fue consultor permanente de la NASA desde los años ‘50, donde tuvo un rol protagónico en la exploración lunar y en el reconocimiento preliminar del sistema solar llevado a cabo por las misiones Pioneer, Mariner, Vikig, Voyager, Magallanes, Galileo y Cassini. Pionero en el campo de la Exobiología y promotor del proyecto SETI, la búsqueda de civilizaciones extraterrestres a través de señales de radio. Se desempeño como profesor de Astronomía y Ciencias del Espacio en las Universidades de Berkeley, Hardvard y Cornell. Trabajo en el Observatorio Astrofísico Smithsoniano entre 1962 y 1968. Nombrado en 1970 Director del Laboratorio de Estudios Planetarios y miembro fundador y Director por 12 años de la Sociedad Planetaria. Fue además activista e incansable defensor del medioambiente y del desarme nuclear. Su perfil fue el de un del joven científico y audaz, dispuesto a desafiar lo establecido.

 

Entre los galardones que recibió figuran el Premio Joseph Priestley por Contribuciones al Bienestar de la Humanidad, el Premio Pullitzer de Literatura, la Medalla Oersten, el Premio John F. Kennedy de la Sociedad Astronáutica Americana, el Premio del 75º Aniversario del Explorers Club, la Medalla Konstantin Tsiolkovsky, el Premio Masursky de la Sociedad Astronómica Americana y 22 títulos honorarios de Universidades estadounidenses.
Un asteroide, el 2709 fue bautizado con su nombre. En 1994 la Academia Nacional de Ciencias le concedió el Premio más importante, la Medalla por el Bienestar Público.
Sus contribuciones abarcaron la ciencia, la literatura, la educación y conservación ambiental. Fue un gran crítico de las religiones y las pseudociencias. Impulso la cooperación científica con la Unión Soviética en la colonización del planeta Marte y en la búsqueda de vida extraterrestre. Fue también el más formidable divulgador científico.
En 1980 presenta la serie televisiva de 13 capítulos Cosmos, que fue vista por más de 500 millones de personas en más de 60 países y que le valieron la obtención de los Premios Emmy y Peabody. Al poco tiempo publica el libro Cosmos, basado en la serie, que estuvo 70 semanas como best seller en el New York Times y se convirtió en el libro de ciencia más leído de la historia.
Otras obras cumbres fueron: Los Dragones del Edén, El Cerebro de Broca, El Cometa, Un Punto Azul Pálido, El Mundo y sus Demonios y la novela de ciencia ficción Contacto que fue llevada al cine en 1997.
En 1982 se divorció de su primera esposa y el 1º de Junio de ese año se casó con Ann Druyan quien lo acompañó hasta sus últimos días. Cuando se le diagnóstico una enfermedad llamada mielodisplasia, un síndrome preleucémico, Sagan fue sometido a tres transplantes de médula ósea y quimioterapia. Finalmente falleció en Seattle, Estados Unidos, el 20 de Diciembre de 1996 a causa de neumonía. Tenía 62 años.

Mariano Andrés Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde – AEA

El origen de la vida

 

Por Mariano Andrés Peter

El origen del Universo y de la vida son, sin lugar a dudas, los mayores interrogantes que se ha planteado la humanidad desde que tomo conciencia de las cosas.
En épocas antiguas, e inclusive hasta nuestros días, ha habido personas que han intentado hallar las respuestas a estas preguntas por medio de la filosofía y la religión. Pero estos no son temas que le correspondan abordar a las religiones, no son cuestiones de fe si no hechos científicos  y por lo tanto es la ciencia con sus respectivas ramas (física, química, astronomía, biología, geología, etc.) la que debe dar las respuestas. La vida no es otra cosa que el nivel más complejo en la organización de la materia, todos los seres vivientes de la Tierra (vegetales, animales y ser humano) tienen una química orgánica y una herencia evolutiva común, en otras palabras, todos los seres vivientes de la Tierra estamos hechos de lo mismo, pero para entender  estas cuestiones de como se llego a producir la vida es indispensable remontarnos en el tiempo y ver como se formaron el Universo y las estrellas.

 

 

Por Mariano Andrés Peter

El origen del Universo y de la vida son, sin lugar a dudas, los mayores interrogantes que se ha planteado la humanidad desde que tomo conciencia de las cosas.
En épocas antiguas, e inclusive hasta nuestros días, ha habido personas que han intentado hallar las respuestas a estas preguntas por medio de la filosofía y la religión. Pero estos no son temas que le correspondan abordar a las religiones, no son cuestiones de fe si no hechos científicos  y por lo tanto es la ciencia con sus respectivas ramas (física, química, astronomía, biología, geología, etc.) la que debe dar las respuestas. La vida no es otra cosa que el nivel más complejo en la organización de la materia, todos los seres vivientes de la Tierra (vegetales, animales y ser humano) tienen una química orgánica y una herencia evolutiva común, en otras palabras, todos los seres vivientes de la Tierra estamos hechos de lo mismo, pero para entender  estas cuestiones de como se llego a producir la vida es indispensable remontarnos en el tiempo y ver como se formaron el Universo y las estrellas.

 

Hace aproximadamente 15.000 millones de años, el Universo comenzaba con la explosión más poderosa que ha existido, el Big Bang. Esa explosión no solo creo el espacio, también creo el tiempo.
El Universo comenzó a expandirse y a enfriarse. Lo que al principio era energía con el transcurrir del tiempo se fue condensando en materia, principalmente en átomos de hidrógeno. Debido a pequeñísimas variaciones de temperatura, en determinadas zonas del recién nacido Universo los átomos de hidrógeno se agruparon formando enormes nubes  que luego se convirtieron en las primeras galaxias.
Dentro de estas galaxias primitivas, los átomos de hidrógeno se siguieron uniendo formando condensaciones esféricas cada vez más grandes y calientes de materia, este fue el origen de las primeras estrellas.


En el interior de estas primeras estrellas, la fusión nuclear estaba creando átomos cada vez más pesados. El hidrógeno formo helio, el helio de convirtió en carbono, el carbono en oxígeno, el oxígeno en magnesio y así sucesivamente hasta llegar al hierro. La fusión de este elemento requiere más energía de la que puede proporcionarle la estrella. Se produce un colapso y una explosión colosal, las supernovas.
Estas explosiones supernovas liberan todos los elementos químicos que conocemos formando enormes nubes de gas y polvo interestelar. Las nebulosas resultantes no solo representan los restos de estrellas muertas, son también capullos de gestación de nuevas generaciones de estrellas que, a diferencia de las primeras que estaban constituidas básicamente de hidrógeno, son ricas en todo tipo de elementos pesados.
La formación de estas nuevas estrellas dejo mucho material sobrante al alrededor. De este material sobrante se formaron los planetas con sus respectivos satélites, los asteroides, cometas y meteoritos.
El Sol pertenece a la tercera generación de estrellas que se formaron en nuestra galaxia, la Vía Láctea.

 

Hace 5.000 millones de años nacía nuestra estrella, el Sol. Luego, hace 4.600 millones de años se formaron planetas, entre ellos nuestra querida Tierra. Según el registro fósil, la vida se origino poco después, hace aproximadamente 4.000 millones de años. Los relámpagos y la luz ultravioleta del Sol descomponían las moléculas ricas en hidrógeno de la atmósfera, estas a su vez se reorganizaban espontáneamente produciendo moléculas más y más complejas convirtiendo a los mares primitivos en una verdadera sopa orgánica. Los cometas, asteroides y meteoritos aportaron mucha agua y muchos compuestos químicos orgánicos que fueron esenciales para el posterior desarrollo de la vida en la Tierra. Algunos científicos especulan inclusive que las primeras formas de vida en nuestro planeta, las bacterias, llegaron transportadas en el interior acuoso de los cometas. Otra posibilidad que no se puede ignorar es que esas primeras bacterias hallan llegado a bordo de meteoritos provenientes de Marte en épocas en las cuales el planeta rojo era muy parecido a la Tierra.


Una vez que se formaron moléculas orgánicas muy complejas con capacidad de autorréplica, comenzaron a unirse, hace 3.500 millones de años, dando origen a las primeras células, la selección natural estaba en marcha.

 

La vida unicelular domino los mares primitivos hasta hace unos 700 millones de años, en ese momento aparecen las primeras colonias multicelulares cuyas diferentes partes se convirtieron en órganos especializados.

 

Algunas de estas colonias, se adhirieron al lecho marino pero hubo otras que nadaban libremente. Así aparecieron los corales, las medusas y posteriormente los ancestros de los moluscos, de los crustáceos y de los peces.

 

Hace más de 350 millones de años, los descendientes de estas criaturas marinas colonizaron la tierra firme junto con las primeras plantas. Una rama, la de los anfibios, dio origen hace 300 millones de años a los primeros reptiles. Estos a su vez se diversificaron dando origen a los primeros mamíferos y a los dinosaurios, hace 250 millones de años. Hace 150 millones de años, una especie de dinosaurio desarrolló plumas y la capacidad de hacer vuelos cortos, fue el origen de las primeras aves.

 

El reinado de los dinosaurios llego a su fin hace 65 millones de años, cuando un asteroide o cometa gigante se estrelló contra la península de Yucatán desencadenando una extinción masiva que acabo con el 70 % de todas las formas de vida del planeta.

 

Fue este acontecimiento el que posibilito a los mamíferos ocupar todos los nichos ecológicos dejados por los dinosaurios. Se diversificaron en tierra y conquistaron el aire y los mares.

Debido a cambios en el clima y al reemplazo de la selva densa por el monte y los pastizales en zonas del este de Africa hace unos 5 millones de años, una clase de mamíferos, los primates, tuvieron que bajar de los árboles para hallar alimentos, algunos comenzaron a caminar erguidos liberando sus manos para otras actividades como por ejemplo hacer herramientas. Reemplazaron su dieta herbívora por la carne, lo que aporto los nutrientes necesarios para desarrollar un cerebro más grande e inteligente. Estos homínidos pudieron salir de Africa y llegar a zonas remotas de Europa y Asia hace 2 millones de años.

 

Mientras tanto en el sur de Africa, hace 150 mil años, aparece una criatura que cambiaría para siempre la historia de la evolución en la Tierra, se expandiría y reemplazaría a las otras poblaciones de homínidos que existían en Europa y Asia, y con el tiempo colonizaría otros continentes como Oceanía y América. El ser humano invento el lenguaje y herramientas cada vez más sofisticadas, dominó el fuego y la agricultura, fundió metales y construyó ciudades, creo la religión y la escritura, también desarrolló la ciencia que le permitió dar los primeros pasos fuera de la Tierra y soñar con llegar a las estrellas, de donde había venido, hace 15.000 millones de años.
Estas son algunas de las cosas que pueden hacer los átomos de hidrógeno, decía Carl Sagan, si se les da 15.000 millones de años de evolución cósmica para transformar la materia en vida y conciencia.
En esta perspectiva podemos decir entonces que todos somos extraterrestres.

Mariano Andrés Peter, coordinador del Observatorio de Oro Verde – AEA

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Arqueoastronomía: La Máquina de Antikythera

Por Gustavo Blettler 

 

Este extraño mecanismo de bronce fue hallado en el año 1900 en un pecio romano hundido en las inmediaciones de la isla griega de Antikythera. El buzo griego Elías Stadiatos, un pescador de esponjas, encontró los restos del barco y el enigmático artilugio a unos 60 metros de profundidad. El artefacto está provisto de cuadrantes, agujas, ruedas dentadas y manivelas de metal. Posiblemente estaba acondicionado en el interior de una caja de madera -que no se ha conservado- a modo de protección. Recién en la década de los 60 despertó el interés de los expertos. 

Por Gustavo Blettler 

 

Este extraño mecanismo de bronce fue hallado en el año 1900 en un pecio romano hundido en las inmediaciones de la isla griega de Antikythera. El buzo griego Elías Stadiatos, un pescador de esponjas, encontró los restos del barco y el enigmático artilugio a unos 60 metros de profundidad. El artefacto está provisto de cuadrantes, agujas, ruedas dentadas y manivelas de metal. Posiblemente estaba acondicionado en el interior de una caja de madera -que no se ha conservado- a modo de protección. Recién en la década de los 60 despertó el interés de los expertos. 

El primero en estudiarlo detenidamente fue el historiador ingles Derek Price y concluyó que se trataba de un ordenador astronómico capaz de calcular la posición del sol y la luna en el zodíaco y posiblemente otros eventos astronómicos. El interés en el artefacto de Antikythera no decayó con el paso del tiempo y hace solo unos meses (noviembre de 2006) se informó en un congreso internacional en Atenas que finalmente fue descifrado -con la ayuda de un poderoso escáner-  un 95 % del texto impreso en el enigmático mecanismo. Aparentemente se trataría de instrucciones en griego de uso del mismo.  El astrofísico griego Xenophon Mussas sostiene que reconstituido completamente el rompecabezas sin duda se replanteará el alcance de los conocimientos antiguos de astronomía y matemáticas, “Este mecanismo es una especie de sucesor de los menhires y los círculos de piedra”, sostiene. Algunos investigadores Anglo-griegos, financiados por la prestigiosa revista Cience, especulan también con la posibilidad de predecir eclipses que tendría el artefacto, e incluso la orbita de de los cinco planetas conocidos entonces. Otros en cambio, sostienen que se habría utilizado para calcular festividades religiosas y enseñar navegación.  
Por la antigüedad del artilugio (su construcción dataría del año 87 AC), su presencia en una nave romana y unos escritos del sabio latino Marco Tulio Cicerón que en su obra De natura deorum afirma "…el planetario recientemente construido por nuestro amigo Posseidonio, que a cada revolución reproduce los mismos movimientos que tienen lugar en los cielos a cada día y noche, el Sol, la Luna y los cinco planetas…", se especula con la posibilidad que hubiera pertenecido a la escuela astronómica de la isla de Rodas, construido tal vez por el filosofo griego Posseidonio y estuviese siendo transportado de Rodas a Roma después de las conquistas de Julio César. 
 
¿Que se sabe de su funcionamiento?
 
El artefacto aparentemente operaba como un calendario astronómico donde podía determinarse mediante agujas la posición del sol y la Luna en un anillo que tenía impreso un Zodiaco. La precisión del mecanismo es asombrosa. Los engranajes utilizaban reducciones tales que permitían determinar la posición del sol y la luna basándose en dos sistemas: el antiguo ciclo sinódico (o mes lunar, es decir el paso de la luna por sus cuatro fases, con una duración de 29 días, 12 horas y 44 minutos) o el mucho mas avanzado ciclo metódico, descubierto por los babilónicos (235 meses lunares = 19 años solares).              
 
 
Los babilónicos habían descubierto que diecinueve años solares equivalen a 235 meses lunares + 19 (hay que sumar una revolución más por año, pues la luna acompaña a la tierra en su giro alrededor del Sol) = 254 revoluciones de la Luna en relación con las estrellas. Es decir que cada 19 años al mirar la luna veremos la misma fase que contemplamos la misma fecha pero 19 años antes.  
Los griegos tomaron estos conocimientos de los babilónicos e incorporaron la razón astronómica de 254/19 en el artefacto de antikythera, lo que es una excelente aproximación al valor real, con un error aproximado de solo 1/86000. 

 

Sin dudas implicó un gran desafío técnico aplicar esta proporción de 254/19 con engranajes. Esta dificultad permitió a algunos investigadores afirmar que los griegos utilizaron un enorme avance tecnológico: el engranaje diferencial. Un engranaje diferencial es, básicamente, un engrane de eje móvil capaz de girar libremente entre otros dos. Oficialmente fue inventado por el inglés James Starley, en 1877 y es utilizado fundamentalmente en automóviles, permitiendo que las ruedas giren a distinta velocidad.
 
El mecanismo de Antikythera también puede predecir eclipses, analizando su periodicidad (se basa en el denominado ciclo de Saros, de 223 meses lunares) y los  movimientos de los cinco planetas conocidos en la época, siguiendo estrictamente las teorías del astrónomo Hiparco de Rodas.
 
Por todo lo que está saliendo a la luz, el mecanismo de Antikytera está más de mil años adelantado a su tiempo. Mecanismos conocidos con gran sofisticación similares solo se vieron surgir después del siglo XIII o más tarde.

Gustavo Blettler, especialista en Arqueoastronomía – AEA
 
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Eclipses, Cometas y otros Fenómenos Celestes

Por Mariano Andrés Peter 

 

 

 Imágen de un eclipse de Luna

Los eclipses de Sol y de Luna, los cometas, las conjunciones y otros fenómenos celestes, son verdaderos espectáculos que nunca dejarán de maravillar y asombrar a grandes y chicos.
A continuación caracterizaremos a cada uno de estos fenómenos astronómicos y  veremos cuales son las maneras más convenientes y seguras de poder observarlos y disfrutarlos.

Por Mariano Andrés Peter 

 

 

 Imágen de un eclipse de Luna

Los eclipses de Sol y de Luna, los cometas, las conjunciones y otros fenómenos celestes, son verdaderos espectáculos que nunca dejarán de maravillar y asombrar a grandes y chicos.
A continuación caracterizaremos a cada uno de estos fenómenos astronómicos y  veremos cuales son las maneras más convenientes y seguras de poder observarlos y disfrutarlos.

ECLIPSES: Por definición, eclipse significa ocultamiento de un astro por otro u otros.
Los dos tipos de eclipses más importantes que podemos observar desde nuestro planeta son los de Luna y los de Sol.

 

Secuencia fotográfica de un eclipse lunar

Los eclipses de Luna, se producen cada seis meses y pueden ser totales o parciales. Casi siempre la Luna, debido a la inclinación de su orbita, pasa al sur o al norte del cono de sombra de la Tierra, pero aproximadamente dos veces al año, nuestro satélite natural pasa por este cono de sombra y allí es cuando se producen los eclipses de Luna. Si la Luna llena se sumerge íntegramente en el cono de sombra, tenemos un eclipse total, si por el contrario solo una parte de la Luna se ubica en esta zona, se produce un eclipse parcial.
Para observar este tipo de eclipses no son necesarios los filtros como en el caso de los eclipses solares. No existe ningún tipo de peligro para la vista con los eclipses de Luna. Podemos disfrutarlos, si el cielo no se encuentra nublado, tanto con telescopios, binoculares o a simple vista. La sombra curva de la Tierra comienza a desplazarse sobre la cara iluminada de la Luna llena muy lentamente, hasta llegar a la totalidad, donde la Luna no desaparece en la oscuridad, sino que se tiñe de un sobrenatural color marrón o rojizo, producto del débil resplandor solar que se desvía hacia la Luna luego de atravesar la atmósfera de nuestro planeta. Las tonalidades de este resplandor pueden variar dependiendo del grado de polución o contaminación de la atmósfera.
En algunas ocasiones sin embargo, luego de grandes erupciones volcánicas, la atmósfera terrestre se ha saturado de partículas de cenizas y la Luna prácticamente a desaparecido inclusive viéndola a través de telescopios.
Existe una escala para determinar el tipo de eclipse lunar que es la siguiente:
L = 4  Eclipse con un fuerte color cobrizo anaranjado con un tinte azulado en la penumbra (unión de la sombra interior con la exterior).
L = 3  Eclipse de color ladrillo, la sombra tiene el borde claro, gris o amarillo.
L = 2  Eclipse de color rojo u óxido. La sombra suele tener el centro oscuro y el borde exterior bastante brillante.
L = 1  Eclipse oscuro, color gris amarronada, no se aprecian bien los rasgos de la superficie.
L = 0 Eclipse muy oscura, la Luna es casi invisible.

Los eclipses solares se producen cuando la Luna nueva se ubica entre el Sol y la Tierra. Por lo general, la Luna nueva pasa por debajo o por encima del Sol sin llegar a producir un eclipse, esto se debe a que la orbita lunar tiene una inclinación de cinco grados con respecto a la eclíptica. No obstante, en determinadas oportunidades, la Luna nueva sigue un recorrido que la lleva a colocarse justo entre nuestra estrella y nuestro mundo, proyectando su cono de sombra sobre pequeñas y selectas zonas de la superficie terrestre. Los eclipses solares pueden ser totales, parciales o anulares según la proporción del disco solar que quede tapado por la Luna.
En un eclipse total, el Sol queda completamente cubierto por la Luna, esto se debe a una rara coincidencia, la Luna es cuatrocientas veces más chica que el Sol, pero a la vez está cuatrocientas veces más cerca de la Tierra. Como la Luna se encuentra en orbita expansiva alrededor de nuestro planeta, dentro de cincuenta mil años nuestro satélite natural se habrá alejado lo suficiente como para que ya no vuelvan a producirse eclipses totales.
Este tipo de eclipse suele durar tan solo unos pocos minutos y se producen alrededor de uno o dos por año que pueden ser vistos desde algún lugar de la Tierra. En el momento de la totalidad se pueden ver, fotografiar y filmar la corona solar y las erupciones solares.
Se llama eclipse parcial, cuando solo una parte del disco solar queda oculto por la Luna. Son además mucho más frecuentes que los eclipses totales pero también son menos llamativos.
Por último tenemos los eclipses anulares, que en realidad son una variedad de eclipse parcial.
Debido a que la orbita de la Tierra alrededor del Sol y la orbita de la Luna alrededor de la Tierra no son circulares sino elípticas, el tamaño aparente del Sol y de la Luna en el cielo puede variar. A veces la Luna parece demasiado pequeña o el Sol demasiado grande para que se produzca un eclipse total, en cambio lo que se observa es un anillo luminoso (el Sol) con un circulo negro (la Luna) en el centro.

IMPORTANTE!!!!
Para realizar observaciones de eclipses solares (totales, parciales o anulares) es muy importante tener en cuenta lo siguiente:
JAMÁS SE DEBE OBSERVAR AL SOL CON TELESCOPIOS O BINOCULARES SIN LOS FILTROS SOLARES CORRESPONDIENTES.
Si se utilizan placas de radiografías para hacer las observaciones a simple vista del eclipse, se debe observar durante cinco segundos y dejar descansar la vista por diez minutos.
Si no se tiene cuidado, se pueden sufrir graves consecuencias en la vista, en algunos casos de carácter irreversible.

COMETAS: Las observaciones de cometas son, probablemente, los espectáculos celestes de mayor belleza que se puedan observar. Todos los años hay cometas visibles pero en su gran mayoría son apenas observables con telescopios o binoculares. Esto puede decepcionar a los observadores ya que a través de estos instrumentos solo se consigue divisar una pequeña mancha borrosa sin muchos rasgos distintivos. Pero cada cuatro o cinco años aproximadamente podemos deleitarnos con un cometa importante que, por su gran tamaño o por su ubicación cercana a la Tierra, puede ser observado a simple vista y ocupando un sector bastante amplio en el firmamento. Las últimas observaciones importantes desde nuestra latitud fueron las de los cometas West en 1976, Halley en 1986, Hyakutake en 1996, Hale – Bopp en 1997, Neat en 2004, Linear en 2004 y Mc Naught en 2007.

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Los cometas provienen de los confines helados del sistema solar 

Los cometas son restos, reliquias de la formación del sistema solar hace cuatro mil seiscientos millones de años. Están constituidos básicamente de hielo, contienen hielo de agua, de metano, de amoníaco, de dióxido de carbono, etc. Hay billones de cometas confinados en su mayoría en dos zonas del sistema solar llamadas Cinturón de Kuiper, ubicado desde la órbita de Urano hasta más allá de la órbita de Eris, y la Nube de Oort que es la principal reserva cometaria y que se ubica mucho más lejos, a casi medio camino de la estrella más cercana, unos dos años luz de distancia aproximadamente. Recientemente se han descubierto algunos cometas en el Cinturón Principal de Asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, lo que convierte a esta zona del sistema solar en la tercera reserva cometaria.
Algunos cometas abandonan su lugar de origen debido a un tirón gravitatorio (probablemente provocado por el paso de algún cuerpo masivo como ser una estrella cercana) y emprenden un largo viaje, de tal vez un millón de años, hacia el sistema solar interior. A partir de ese momento el cometa puede hacer cualquiera de estas tres cosas. Puede chocar contra en Sol o algún otro cuerpo del sistema solar que se encuentre en su camino, como ocurrió en 1994 cuando el cometa Shoemaker – Levy 9 que colisionó con Júpiter, puede quedar atrapado por efecto de la gravedad en una órbita periódica alrededor de Sol como el cometa Halley o puede hacer un único recorrido por el interior del sistema solar y luego regresar a su reino de frío y oscuridad perpetua de donde vino. A los primeros se los llama cometas suicidas, a los segundos cometas periódicos.
En cualquier caso, cuando el cometa al acerca al Sol, experimenta una transformación, algo parecido a la efervescencia. El calor solar produce una sublimación de los hielos cometarios y de esta manera se forma una especie de atmósfera gaseosa alrededor de núcleo del cometa que llamamos coma.
Posteriormente, al ir en aumento el calor solar, el cometa comienza a expeler grandes cantidades de gas y polvo hacia en espacio, que al ser proyectados hacia atrás del cometa por el viento solar, generan lo que se conoce como la cola o cauda del cometa.
Este es el rasgo más hermoso que se puede observar de un cometa. La cauda puede adquirir diferentes formas, tamaños y tonalidades en el cielo.
Para observar un cometa, es aconsejable alejarse la mayor distancia posible de las luces de la ciudad. Los grandes cometas se pueden apreciar a simple vista, sin necesidad de ningún instrumento óptico. Otros en cambio, requieren de la utilización de instrumentos de observación para ver mejor sus detalles y características. Sin lugar a dudas, los binoculares de 7 x 50, 8 x 60, 10 x 50, 12 x 50, 16 x 50 o 20 x 60, son los mejores instrumentos de observación cometaria. Al tener pocos aumentos, si los comparamos con los telescopios, pero un campo visual mucho más amplio que estos, los cometas se pueden apreciar con toda su magnificencia. Nada se compara a la observación de un buen cometa con binoculares. Si se utiliza un telescopio en la observación, se debe colocar el ocular que menos aumento y más campo visual tenga. También se pueden utilizar los buscadores del telescopio para las observaciones ya que al igual que los binoculares, poseen pocos aumentos y un amplio campo de visión.
Si no hay problemas meteorológicos, algunos comentas pueden ser avistados durante varios días o semanas, generalmente después del atardecer o antes del amanecer.

CONJUNCIONES: Son alineamientos de astros, generalmente de planetas o de planetas con estrellas brillantes, que desde nuestra perspectiva se ubican en un mismo sector del cielo, multiplicando así sus brillos aparentes. Las conjunciones han jugado un papel importante en las creencias astrológicas a lo largo de la historia. Fue justamente uno de estos fenómenos celestes el que presagio el nacimiento de Cristo hace más de dos mil años. Estos fenómenos pueden ser observados sin la necesidad de binoculares o telescopios ya que tanto los planetas como las estrellas resultan claramente visibles a simple vista inclusive desde el centro de una gran ciudad.

Mundos de Extremos

Por Mariano Andrés Peter 

Saturno, un mundo de extremos

La Tierra presenta una diversidad interesante de características en su superficie y en su clima. Existe una enorme variación en la temperatura, dependiendo de sí nos encontramos en la zona ecuatorial o en los polos. Así mismo, la corteza terrestre presenta enormes variaciones en cuanto a su profundidad y altitud. Tenemos fosas marinas muy profundas y picos montañosos de gran altura.
Estas, entre muchas otras, son características extremas que despiertan nuestro asombro y admiración. Pero esas cualidades extremas en nuestro mundo, no se comparan con los rasgos que se han descubierto en el resto de los miembros que componen nuestro sistema solar.
Hagamos un recorrido por los planetas y satélites de nuestro vecindario cósmico y descubriremos así, a los verdaderos mundos extremos.

Por Mariano Andrés Peter 

Saturno, un mundo de extremos

La Tierra presenta una diversidad interesante de características en su superficie y en su clima. Existe una enorme variación en la temperatura, dependiendo de sí nos encontramos en la zona ecuatorial o en los polos. Así mismo, la corteza terrestre presenta enormes variaciones en cuanto a su profundidad y altitud. Tenemos fosas marinas muy profundas y picos montañosos de gran altura.
Estas, entre muchas otras, son características extremas que despiertan nuestro asombro y admiración. Pero esas cualidades extremas en nuestro mundo, no se comparan con los rasgos que se han descubierto en el resto de los miembros que componen nuestro sistema solar.
Hagamos un recorrido por los planetas y satélites de nuestro vecindario cósmico y descubriremos así, a los verdaderos mundos extremos.

Como decíamos al principio, la temperatura terrestre varía enormemente si nos desplazamos del ecuador a los polos.
La temperatura más tórrida registrada fue de 59 grados C°. Esta medición se hizo en el desierto del Sahara, Libia.
Por otro lado, la temperatura mas baja jamás registrada fue de –90 C° grados en la Antártida.
No está mal, hasta que comparamos esas temperaturas con las de Venus, Plutón y Eris.

 

Venus posee una temperatura superficial de 480° C

Venus, debido al efecto de invernadero, presenta una temperatura superficial de 480 grados C°, más caliente que un horno doméstico. Esta temperatura es uniforme en todo el planeta ya sea que nos encontremos en los polos o en el ecuador, de día o de noche, siempre se mantendrá estable.
Por otra parte, Plutón fue hasta hace poco, el mundo más frío que se conocía. Debido a la enorme distancia que lo separa del Sol y a su atmósfera super delgada, la temperatura superficial de Plutón es de -233 C° grados. Sin embargo, el mundo que posee la temperatura más baja que se ha registrado hasta ahora es Eris, el más grande de los planetas enanos. Su temperatura superficial se ha calculado en –250 C°.

Sabemos que en los desiertos de nuestro planeta se produce una amplia variación de temperatura entre el día y la noche. Esto se debe, entre otros factores, a que no existe en la suficiente vegetación y tampoco hay fuentes de agua que regulen la temperatura haciéndola mas pareja entre el día y la noche.

 

Mercurio tiene la mayor variación térmica de todo el sistema solar

Pero sin dudas que la mayor variación térmica de todo el sistema solar la tiene Mercurio. Durante el día, el primer planeta recibe de lleno el calor abrazador del Sol, alcanzando los 425 grados C°. Pero de noche, la temperatura baja hasta los –185 grados C°. Esta enorme variación de 610 grados C° se debe a que Mercurio no posee atmósfera, y por los tanto es incapaz de retener el calor del día durante la noche. Así como se calienta muy rápido, también se enfría con la misma facilidad.

En la Tierra se han detectado varios cráteres de impacto. Muchos están bastante erosionados pero aún así son visibles. El mayor de todos hasta hora es el cráter Chixulub en la península de Yucatán, Méjico. Data de hace 65 millones de años, tiene un diámetro de 200 km y es atribuido al asteroide o cometa de 20 km que mato a los dinosaurios.
Sin embargo, el cráter de mayor diámetro del sistema solar se encuentra en Mercurio y se lo denomina, la Cuenca Caloris. La sonda estadounidense Mariner 10 lo fotografió a medias, ya que por su trayectoria orbital, pudo observar al planeta con un hemisferio iluminado y el otro en absoluta oscuridad.

 

La cuenca Caloris en Mercurio, el mayor cráter de impacto del sistema solar

Tiene un diámetro de 1.300 km, comparable al tamaño de Francia y fue excavado en una colisión con un objeto de 150 km de diámetro. Por otra parte Vesta, el segundo asteroide más grande que se conoce, tiene un diámetro de 530 km y un cráter de impacto de 456 km. En proporción sería este el cráter de mayor tamaño de todo el sistema solar.

 

Fobos posee uno de los cráteres más gandes que se conocen

Otros cráteres monstruosos pueden ser hallados en Mimas, uno de los satélites de Saturno que posee un cráter de aproximadamente 130 km de diámetro. Parece poco, pero si consideramos que el diámetro de Mimas es de 387 km, en proporción también es uno de los cráteres de mayor diámetro que existen seguido por el cráter Stickney de casi 10 km de diámetro en relación con los 27 km que posee el mayor satélite de Marte, Fobos.

La mayor profundidad oceánica en nuestro planeta alcanza los 11 km y se ubica en la fosa de Las Marianas, cerca de Filipinas y en el océano Pacífico, el más extenso del mundo. En Europa, una de las cuatro lunas galileanas de Júpiter, se han hallado indicios que indican que debajo de su corteza de hielo, existe un océano de agua líquida de profundidad desconocida, pero que podría superar los 11 km. También Urano posee un océano de agua, tan grande que podría cubrir más de dos veces y media la superficie total de la Tierra y cuya profundidad, aunque desconocida, seguramente supera con amplitud los 11 km.

La Tierra tiene un único satélite, la Luna. Con 3.300 km de diámetro, es sin dudas un satélite de gran tamaño. Pero Júpiter posee más de setenta satélites, incluyendo al de mayor tamaño de todo el sistema solar.

 

Júpiter y sus cuatro satélites principales

Ganimedes tiene un diámetro de 5.300 km, casi igual que Marte. Le sigue Saturno con más de sesenta satélites entre los que se destaca Titán con sus 5.250 km de diámetro. 

Las tormentas terrestres pueden ser terribles. Hay tormentas de arena que se producen en el desierto de mayor tamaño de la Tierra, el Sahara. Estas tormentas son tan grandes que depositan arena no solo en Europa, al otro lado del mar Mediterráneo, sino que también en América, al otro lado del océano Atlántico. Así mismo las arenas provenientes del desierto de Gobi suelen oscurecer el cielo de Pekín, Seúl y Tokio.
En Marte, los desiertos cubren toda su superficie. Esto genera que cuando soplan fuertes vientos, aparezcan tormentas de arena tan grandes que cubren casi todo el planeta por varios días y que son claramente visibles con telescopios desde la Tierra.
Por otra parte, nadie puede ignorar la fuerza y el poder devastador de los grandes huracanes, tifones y ciclones. Estas tormentas tropicales son las más grandes y las más destructivas que se puedan encontrar en nuestro planeta. Los vientos en algunos casos alcanzan una velocidad de entre 250 a 300 km / h.

 

La Gran Mancha Roja en Júpiter, la tormenta más grande del sistema solar

Saturno y Neptuno tienen tormentas increíblemente descomunales que reducen a su mínima expresión al más peligroso huracán terrestre. Neptuno posee una tormenta llamada la Gran Mancha Oscura.